Como todo buen “Artista” digno, digno del precipicio de Sábado Sensacional, Mario, requirió de un animador pavoso que le hiciera una pavosa presentación. El encargado fue Walter Martínez quién luego de haber dicho que le había entregado una carpeta con documentos y pruebas al Presidente de la República –pruebas que comprometerían a Mario Silva con corrupción–, terminó su dossier diciendo: ahora los dejo con el programa La Hojilla, que se desarrolla en otro estudio, no es aquí. Programa conducido por el compañero de Venezolana de Televisión que ya todos ustedes conocen. Que bueno que vuelva esa trinchera, tan necesaria en tiempos como éste.
Acto seguido apareció la nueva presentación de La Hojilla donde figuraban en estricto orden decreciente: Bolívar, Marx, El Che, Fidel y Chávez, como para corroborar que Fidel va de primero. Luego apareció Mario y honestamente esperaba mucho más.
Pero que decepción me he llevado. El nuevo Mario Silva es el mismo de antes, lo único que se renovó fue la escenografía, ahora hay unos ladrillos amarillos y una cinta de 35 milímetros cuyos fotogramas a todo color son de ya saben quien en sus múltiples facetas: humano, militar, líder, etc.
Es una lástima, yo esperaba que Mario se inventara algunos insultos nuevos, no sé, que renovara su escatología, que resurgiera en una nueva faceta, más cómico, más irónico. Pero que va. El Mario Silva de ayer ya no tenía chispa ni brillo (si es que alguna vez lo tuvo), era un desabrido, aburrido y mediocre personaje. Incluso se notaba que “el equipo de La Hojilla” ya no tenía ganas de acompañarlo en sus bobadas.
Lo peor fue el caliche de programa, como no tenía nada que decir al tipo no le quedó otra que repetir el video de Alberto Federico Ravell, solo que lo colocó sin el pitico. Lo demás es barajita repetida: que si el departamento de estado está conspirando, que si van a tumbar a Chávez, que si los medios son golpistas, que si Teodoro y Miquilena se la tienen jurada a Mi Comandante, que si en Globovisión no hay periodismo sino palangrismo (la tuya, por si acaso), le soltó a Roland Carreño que era “maricón”. El tipo repitió sin gracias sus desgastados scketchs: dividir la pantalla de VTV para poner la señal de Globovisión, leer mensajitos de texto al aire y reírse como si a través del celular le estuvieran contando una vaina muy buena, amenazar con publicar llamadas telefónicas de Teodoro, hacer diminutivos de los medios de transmisión electrónica. Oigan, esto es interesante, ¿por qué Mario Silva dice tantos diminutivos cuando se refiere a los adminículos tecnológicos?, ¿no se han dado cuenta? Mario dice: “Mensajitos” “Correitos” “Llamaditas”…
En un gesto de insólita cursilería se refirió a la enmienda como un “ejercicio hermoso” de democracia que le permitiría “al pueblo” elegir de acuerdo a la tesis del buen gobierno. Soltó el embuste de que el Presidente SIEMPRE quiso la reelección a todos los cargos. http://www.youtube.com/watch?v=8WOLMQzY_Ac
En fin… Mario, estás en decadencia, chamo. Esperaba más de ti.