Esta crítica tiene bastantes spoilers, se los advierto, por si acaso no la han visto.
Christine Collins (Angelina Jolie) es coordinadora de un centro de conexiones telefónicas en Wineville, Los Ángeles, durante el año 1928. Un día recibe la visita de los oficiales de la policía que le informan que su hijo Walter (Gattlin Griffith), que fue secuestrado hace cinco meses, ha aparecido. Pero cuando llega a la estación de trenes a recoger al niño descubre que el niño que han “encontrado” no es el suyo. En realidad se trata de Arthur Hutchins (Devon Conti), un chico convencido por la policía para fingir que es el hijo de Collins.
La policía, acosada por la prensa y más específicamente por el reverendo Gustav Briegleb (John Malkovich), que denuncia en su programa de radio los abusos y atropellos que suele cometer la policía angelina, convence a Christine de que se lleve a Arthur, así los policías pueden vender la imagen de eficiencia que han perdido. Luego intentarán convencerla de que ese niño es su hijo, incluso le mandan a un doctor que le explica que la pérdida de estatura, el cambio de piel y hasta la circuncisión que posee el niño desconocido son efectos normales productos de un gran trauma. Luego acusarán a Christine de ser una mala madre, de querer rehuirle a sus responsabilidades. Finalmente, cuando el reverendo Briegleb le brinde ayuda a Christine y la invite a luchar, no solo para recuperar a su hijo, sino para que situaciones como estas no sigan ocurriendo, todos se confabularán para hacer parecer que Christine está loca, la enviarán al hospital psiquiátrico donde se encontrará con mujeres en similar situación que la suya. En paralelo veremos al Detective Lester Ibarra (Michael Kelly) encontrarse con Stanford Clark (Eddie Alderson), un adolescente a punto de ser deportado a Canadá luego de ser detenido en una granja. El chico le contará al detective que el niño que buscan fue asesinado por su tío Gordon Northcott (Jason Butler Harner), que tiene una granja donde asesina a niños que previamente secuestra.
Creo que lo peor que le puede pasar al feminismo, y no me refiero al movimiento político y social llamado “feminismo”, sino al feminismo como corriente de opinión, es banalizarse. En los últimos años hemos visto como el discurso de reivindicación de la mujer se ha convertido en un chiste de muy mal gusto: Comedias ligeras y tontas que predican la liberación femenina y terminan coincidiendo con las visiones más reaccionarias y conservadoras de mujercitas reventadas emocionalmente porque no tiene al hombre de sus vidas a su lado.
En Venezuela hemos visto mucho de eso. Desde la cantidad infinita de monólogos teatrales, pasando por la tétrica pluma de Mónica Montañés, y terminando con tipos como Luís Fernández y Leonardo Padrón (no es que la tenga agarrada con él por estos días) que proponen el amor sincero y comprensivo como forma de hacer a la mujer “plena” y “feliz”. Basta ver la proliferación de novelas pseudos-progre como “voltea pa’ que te enamores”, y “¿vieja yo?”, que, en el fondo, son absolutamente conservadoras.
Por eso no deja de ser extraño, gratamente extraño, que haya sido el señor Clint Eastwood el que nos de uno de los más honestos homenajes a la mujer que hayamos visto en el cine desde hace un buen rato. Creo que desde que vi la brillante The Hours de Stephen Daldry no veía algo parecido.
El Sustituto es una cinta con múltiples lecturas. La más obvia es que se trata de una cinta sobre la corrupción del estado, sobre la putrefacción del aparato gubernamental. Es la historia de una ciudadana indefensa ante los mecanismos de represión estatal. Igualmente es la historia de una hipocresía ya que como bien nos lo recuerdan al final de la película, la comunidad donde se desarrolla la cinta “Wineville” ha cambiado su nombre a “Mira Loma” para limpiar su imagen.
Eso es verdad, pero el subtexto es un hermoso homenaje a la mujer. Como luchadora social, como madre, como trabajadora, Angelina Jolie interpreta a una madre soltera y trabajadora, si eso es impactante para algunos idiotas hoy, como habrá sido en 1928. Además la cinta se atreve a mostrar la clásica discriminación sexual a las mujeres: dentro del psiquiátrico está recluida una prostituta Caroll Dexter (Amy Ryan) que hirió a un policía cuando este la golpeaba durante el acto sexual. El como las mujeres ocupaban, y siguen ocupando, un segundo plano en la sociedad y como es fácil descalificarlas en público es el verdadero tema de la película. Bastará con que el despreciable Capitán J.J. Jones (Jeffrey Donovan) diga que Christine es una mujer libertina que “mientras su hijo estaba desaparecido podía meter a quien quisiera a su casa”, para que un psiquiatra acceda a declararla loca.
Adicionalmente hay escenas rudísimas relacionadas con el tema, como la llegada de Christine al psiquiátrico y la forma en que le toman una muestra de sangre vaginal, para saber si tiene sífilis, o la escena en que Caroll Dexter es sometida a electroshock.
En fin, una gran cinta en ese aspecto y una justa reivindicación femenina, algo escaso en el cine de hoy. Incluso en el cine que se pretende feminista de entrada; recordemos que Changeling no pretende ser feminista, lo es, casi involuntariamente. Otro detalle, el único personaje que apoya a Christine es un reverendo Presbiteriano, lo cual también es paradójico pues se supone que la iglesia es una de las principales fuentes de discriminación femenina. Aunque Eastwood deja entrever que el interés del reverendo es más por su lucha personal contra el ayuntamiento que por ayudar a Christine. Pero eso solo se sugiere levemente, nunca de manera explícita.
Ahora bien, refiriéndome al plano estrictamente cinematográfico, El Sustituto, es una cinta que te deja como un vacío. Tú sabes que estás ante una gran película, pero que tiene sus fallas. En primer lugar el guión tiene una historia muy bien hilada, pero también tiene demasiados cambios de último minuto que se pueden hacer insufribles. Sobre todo la última media hora cuando vemos que la historia va de un lado al otro. Yo puedo aceptar que eso lo hizo el libretista Joseph Michael Straczynski de manera deliberada para tratar de hacernos entender la incertidumbre que rodeo el caso y como todo pareció nunca resolverse del todo. De la misma forma los diálogos, en especial los de Christine, son débiles y sosos lo que le quita fuerza a la cinta.
Esto me lleva al punto más difícil de juzgar del film: la actuación de Angelina Jolie. Jolie está genial en muchas escenas y artificiosas en muchas otras. Jolie parece que realiza la mejor actuación de su vida y a veces parece que se le desborda el personaje. No sabría decir si el problema es del personaje en si, de la dirección de actores de Eastwood, o de la actriz. Es raro que una actuación me genere sentimientos tan dispares como los de la Jolie en esta cinta.
El resto del elenco está correcto. Es una lástima que Malkovich pierda fuerza, sobre todo al final del metraje. Mención especial a Eddie Alderson, el mejor de todos los niños de la película.
De resto, este film tiene lo que más me gusta de Eastwood, como director. Un inicio sobrio, con un ritmo parsimonioso, mostrándonos la cotidiana vida de Christine y su hijo, hasta que (lo sabemos), todo explota y salen a la superficie los sentimientos de la madre y la insensibilidad de los policías. Es eso lo que adoro del Eastwood director, convertir una escena simple: unos niños jugando en una calle (Mystic River), una chica persiguiendo a un entrenador de boxeo (Million Dollar Baby), unos hijos llegando a la casa de su madre fallecida (Los Puentes de Madison), en un preludio del vendaval de emociones que vendrá luego.
Los otros aspectos son incuestionables: la fotografía, la soberbia dirección artística y una preciosa banda sonora a cargo del propio Eastwood.
9/10 (no le doy los 10 por lo que dije de la actuación de Jolie y del guión)