Sublimación: Enaltecimiento de un deseo. Paso directo de un cuerpo del estado sólido al gaseoso. Sinónimos: Engrandecimiento, exaltación, enaltecimiento, glorificación.
Por lo general siempre que leemos a un escritor muy violento o sexual nunca tenemos la oportunidad de corroborar si dicho autor ha sublimado sus deseos o si lo que escribió fue producto de su imaginación.
Pero Venezuela puede ratificar que la sublimación, a veces, es real. Creo que los investigadores literarios y algunos psiquiatras deberían mirar la figura de Jorge Rodríguez. Ante el cerco militar que fue desplegado en varias universidades y frente a la represión contra estudiantes que manifestaban a favor del NO –represión venida no solo de los cuerpos de seguridad sino del impune “Colectivo La Piedrita”, que se ha dedicado a poner bombas lacrimógenas en sedes de medios y casa particulares de periodistas y dirigentes identificados con la oposición–; Rodríguez dijo: “Me parece sospechoso que las bombas lacrimógenas aparezcan siempre que hay una cámara de Globovisión cerca. Yo creo que esas bombas las tiraron los propios estudiantes”. Sí, como escucharon: LOS ESTUDIANTES SE REPRIMIERON A SI MISMOS.
Anoche mientras lo oía no podía evitar recordar el cuento con el que Jorge Rodríguez ganó el Concurso de Cuentos de El Nacional. Dime cuantos ríos son hechos de tus lágrimas, se llama el relato en cuestión. La trama nos muestra a Euclides Smith, un PTJ negro y atractivo que gusta de pasear por la UCV antes de llegar a su oficina. Este agente deberá investigar la muerte de una chica cuyo cadáver amaneció en las riveras del Guaire. La chica, además, es hija de un fabricante de implementos militares. Luego de encontrarse con Stayfree (sí, el mismo de “Noche de Perros”), Euclides, interroga a Leonidas Rangel un Coronel del ejército que es gay de closet y lleva doble vida: de día es Coronel machito y de noche se va al Flames, un club gay, donde le gusta darse “emociones fuertes”. Durante el interrogatorio, el Coronel, le confirma a Smith sus sospechas: la chica fue asesinada por su esposa Laura a quien también le gustan las “emociones fuertes”.
La primera vez que leí el relato pensé –y por qué quitárselo, sigo pensando– que era bueno. De verdad que sí. Pero el cuento merece una relectura: el alterego de Rodríguez es un policía corrupto, violento, y de DERECHAS. Es el alterego del autor, de eso no hay dudas, incluso Jorge se hace un guiño a si mismo: “También a él [Euclides] le gustaba dar consejos, ser escuchado por la gente, decir frases ingeniosas en los bares: un psiquiatra, un curador de almas.”
Pues bien, ese alterego expresa sus deseos: “Al negro Smith le encantaba atravesar la universidad en las mañanas camino del trabajo. Sentía, al contacto de la 357 en la espalda, que violaba la autonomía universitaria, las consignas que envejecían en las paredes.”
Y más adelante, cuando Euclides llega a su oficina, el narrador describe lo siguiente: “una ventana amplia: ringside para ver a los encapuchados de la universidad quemando camiones y tirando piedras “Desde aquí no los pelo con un dosventidós”, pensó guiñando un ojo cuando repicó el teléfono”.
Nota: Esta imagen es propiedad de S. López.
Quien sabe. A lo mejor todo lo de la sublimación es verdad y Jorge Rodríguez con este escrito no expresaba, como ingenuamente creyeron Israel Centeno, Oscar Marcano y Federico Vegas, un talento literario naciente, ducho en ironías y sarcasmos que escondían críticas severas a los cuerpos represivos del estado. Más aún, sabiendo que el autor es hijo de un dirigente estudiantil que fue asesinado por esos mismos cuerpos represivos. Pero parece ser que lo expresado por Rodríguez en ese relato eran los oscuros deseos de su autor de transmutarse un día en un buen Euclides Smith que escucha Zitarrosa pero milita en la derecha. Quien quita que el que dirige a la Guardia Nacional hoy en día sea igual al Coronel Rangel, por cierto, ese apellido, ¿habrá sido casual o el entonces joven autor le tiró un golpe bajo al entonces periodista JVR?
Recientemente el escritor Fedosy Santaella citaba una entrevista radial en la que comparaba a Rodríguez con Mr. Hyde. Quien quita que el Rodríguez del cuento sea el Doctor Jekyll traicionado por el subconsciente del Señor Hyde.