Lo hice hace 11 años, como agradecimiento a la nobleza del pueblo venezolano que recibió a mis abuelos cuando eran perseguidos. Luego de los acontecimientos de los días recientes lo desempolvé y lo volví a ver por primera vez desde hace una década. Me sorprendió su vigencia y la urgencia de su mensaje. Es fácil deprimirse y despotricar de nuestra patria. Pero Venezuela tiene en su origen la tolerancia como identidad. Y es esa nobleza natural, que nuestras divisiones políticas han ido reduciendo, la que me hace sentir que vale la pena seguir luchando por nuestro futuro en esta tierra.
Les pido que no enfoquen la discusión hacia Israel y la situación de Gaza. Este documental no se trata del Holocausto sino de Venezuela.