Yes Man.
Cada extremo es nocivo para la salud, según la última película de Jim Carrey, “Yes Man”, una suerte de referéndum audiovisual debatido entre dos opciones antagónicas,igual de conflictivas. El chiste de la película consiste en equiparar el problema de la negatividad absoluta con el esquema del optimismo ante la vida promulgado por la filosofía de autoayuda, desde la perspectiva bipolar de la estrella de “Truman Show”, quien acostumbra a pasar de la risa al llanto y del triunfo al fracaso en un santiamén. Ejemplo de ello es la desigual suerte corrida por sus títulos recientes,tanto en el plano conceptual como en el económico. Verbigracia, el derrumbe financiero de “23” en contraste con la aprobación crítica de “Eterno Resplandor”.Así pues, el actor busca ahora hacer una síntesis de sus obsesiones en la comedia de maleficio,“Sí Señor”, donde vuelve a padecer un hechizo aleccionador, por el estilo de “Liar Liar”, capaz de darle un giro de 180 grados a su manía de decirle “no” a todo. Una respuesta parcial sin garantía de éxito en la elección constitucional del personaje.
Estimable tragedia de suspenso encarnada por el rey midas del star system,Will Smith, en alianza con su director fetiche, Gabriele Muccino,discutible realizador de origen italiano pero de vocación Hollywoodense. Para algunos, es el equivalente audiovisual de la comida rápida de Pizza Hut. De hecho, su cine sabe combinar lo mejor y lo peor de las recetas americanas, bajo el natural influjo de la tradición del melodrama romano. Al respecto, cabe destacar el impacto de su entrañable “Ricordati di me”, seguida por su primera incursión en la tierra lacrimógena del príncipe del Rap, “The Pursuit of Happyness”.En el mismo sentido, llega a la cartelera “Seven Pounds”,logrado ensayo sobre la culpa y la posibilidad de redención.El protagonista pretende deslastrarse de un pasado traumático, al ayudar a siete almas en pena a descubrir el camino de la felicidad,a costa de su sacrificio.Claro alegato a favor de la solidaridad humana en el contexto de la era Obama. Brillante remedio para sanar las heridas recientes infligidas por el dolor de la guerra y la caída de Wall Street.