Cuentos de Barrio (Canción)
William Guaregua
Jesús Ernesto fue un muchacho muy tranquilo
mataba tigres pintando casas y por las noches estudiaba
Salio esa tarde pa’ una fiesta y le dijo a su Ernestina
mamá yo vuelvo temprano, no te preocupes por favor
Bailó como si nunca fuera hacerlo mas – y tenía mucha razón-
con Manuelita que desde hace tiempo le arrugaba el corazón
Después de varias birritas el tiempo se le voló
y al percatarse ya era tarde faltaban cinco pa’ las dos
Tomó el camino más corto, subió por las escaleras
pero al final en la sombra un menor lo encañonó
Trató de salir corriendo pero la pierna le dolió
después de aquel fogonazo que entre las calles resonó
luego fue el segundo trueno que en el silencio se diluyó
Antes de escuchar la puerta sonar ya Ernestina lo intuía
un dolor dentro del pecho el sueño se lo espantó
Corrió con su dormilona entre las calles del barrio
y allá lo encontró tirado envuelto en un trapo blanco
Lo descubrió y le miró las dos flores de roja sangre
una en la pierna pa’ que no escapara del sitio
la otra en la frente pa’ que dejara los gritos
Ernestina lo abrazó como la primera vez que lo vio
y lo besó en aquel rostro que ya había perdido el color
y cuando se lo quitaron un gran dolor la recorrió
y se le quedó en el vientre como el día en que lo parió
Le quitaron a Jesús por tres billetes y un par de calzados
y se desmayó diciendo que a ella también la vida se la quitaron
No somos nada caballero en este mundo de ilusión
cuando un malandro grita en el barrio: aquí se hace lo que digo yo
y sólo el que esté de acuerdo conmigo logrará su salvación
Esa misma noche no muy lejos Pedro el mecánico también caía
por levantarse a una tipa que fue jeva de un policía
En la mano le amarraron un revolver de seriales limados
y en el parte de la noche decía: respondió al alto con disparos
No somos nada caballero en este mundo de ilusión
cuando un paco grita en el barrio: aquí se hace lo que digo yo
y sólo el que esté de acuerdo conmigo logrará su salvación.
