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Vicky Cristina Barcelona : una postalita irónica

Los americanos la adoran. Por su parte, los españoles de a pie la disfrutan como un logrado pasatiempo del genio neurótico de Nueva York obligado a mudarse a la hermosa capital de Gaudí, para rodar un film de encargo, con el objetivo de promocionar el indiscreto encanto de la ciudad sede del camp Nou. Para los críticos menos complacientes, se trata de una evidente operación mercadotécnica similar al esfuerzo ibérico por celebrar las Olimpiadas de 1992 en Catalunya.

Por ello,los periódistas escépticos de la madre patria reseñan con desdén el lanzamiento de “Vicky Cristina Barcelona”,al extremo de considerarla demasiado turística para su exquisito gusto.

Según dicho punto de vista, la pieza del creador de “Match Point” pecaría de superficial al momento de recrear su aventura romántica en el lado más benigno y esnobista de la pujante metrópoli engalanada por el diseño de los mejores arquitectos y urbanistas del siglo XX.

Sin embargo y al parecer de nosotros, la obra de Woody Allen admite mayor cantidad de lecturas y merece reivindicarse a pesar de lucir como un cliché derivado de la imaginación de Almodóvar, a la gloria de su musa, Penélope Cruz.

De hecho, la gracia deconstructiva del autor consiste aquí en pasar revista, de manera consciente, por los inevitables tópicos y estereotipos de la comedia de enredo a la sazón mediterránea, desde el enfoque de un par de chicas provenientes de la nación de Obama, dispuestas a dejarse llevar por el laberinto de pasiones encarnado por el Latin Lover Javier Bardem. En definitiva, un ameno e irónico tributo a la gallegada sentimental cargada de humor.  

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