¿El “Ciudadano Kane” de las historietas gráficas adaptadas al cine?El tiempo dirá. ¿ Otro título mayor subestimado por la crítica? Sí, por desgracia, tanto fuera como dentro de Venezuela. Afortunadamente, el empeño de la habitual inquisición de la prensa especializada resulta completamente estéril al lado del impacto y la trascendencia conceptual de “Watchmen”, una genial y curiosa mutación audiovisual a cargo del creador de “El Amanecer de los Muertos” y “300”,Zack Snyder, basado en la obra homónima de Alan Moore, a quien, por cierto y valga la redundancia, no le gustó la traslación de su poética oscura al celuloide por parte de la industria. Nada extraño porque también abjuro hasta de la digna “V Vendetta” recreada por los Hermanos de “Matrix”.
De cualquier modo y a pesar de las voces inconformes de costumbre, “Los Vigilantes” merece destacarse por encima del promedio de las franquicias y secuelas de superhéroes al uso, por varias razones en concreto.
Para comenzar, el film demuele y deconstruye a conciencia la mitología invocada por arquetipos como El Hombre Araña y compañía, en un esfuerzo de revisión y desmitificación a la altura de “Caballero de la Noche” y de la incomprendida “The Spirit”, cachetada burlona al rostro de los fundadores del comic noir.
“Wachtmen” hace lo propio con un ligero cambio de tono: el humor negro no se reduce al plano de un chiste ombliguista, sino alcanza el status de una oportuna reflexión política, al calor de la guerra fría. De ahí el evidente homenaje a la sátira antinuclear de Stanley Kubrick, “Teléfono Rojo”, al plasmar la pesadilla distópica de un país gobernado, de manera vitalicia, por la red conspirativa y paranoica de Richard Nixon. En dicho contexto, “Los Vigilantes” son desechados por el sistema, luego de ser utilizados para ganar la guerra de Vietnam y conseguir el armisticio con el bloque soviético en la época de la carrera atómica.
La ironía de la película consiste en descubrir y desvelar las contradicciones internas de haber logrado semejante ideal de paz en el seno del sueño americano, según la perspectiva desesperada y desesperanzada de un grupo de justicieros enmascarados al borde del retiro. Al respecto, cada uno encarna una forma de perversión y fracaso.
Por ejemplo,el Comediante es el emblema del abuso del poder represivo y militar; Dr. Manhattan incorpora la frialdad deshumanizada de la investigación científica con fines destructivos; y Adrian Veidt interpreta el pragmatismo de la cultura corporativa. Del extraño “dream team” apenas se salva el personaje de Rorschach, el único capaz de mantener su integridad al margen de las tentanciones del entorno, en un mundo al filo de la degradación y la corrupción. Por ello, su huella se irá apagando progresivamente al punto de extiguirse hacia la irrupción del trágico desenlace.
En resumen, el agridulce happy ending llegará para comprimir la inquietante desazón del resto del metraje, iniciado con una magistral sección de créditos en plan de mofa a la estética kistch de Estados Unidos, y concluido con un guiño sarcástico a la reconstrucción empresarial de la zona cero de Nueva York, a consecuencia de la caída de las dos torres.Interesantes reflejos y repercusiones de la onda expansiva del 11 de septiembre.
no he visto el comic, pero parece q la peli le debe todos esos puntos a favor q reseñas al comic, ninguno a la adaptacion.
de hecho, el tema del encubrimiento y la mentira como base para la pacificacion y la estabilidad social, sombrio acierto del storyboard, ya nos lo vacilamos en dark knight.
saludos.
Ahora paso a comprender otros elementos que antes no miré en el peli, claro, amplía y fortalece mi anterior opinión de la misma.
Buena cronica, sistematica y precisa en temas y subtemas que permitir apreciar mejor el trabajo sobre el tema de los comics y su valor ideologico,
Mas apoyo y material para fortalecer las idesa belicistas.