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La Ciudad de Cristal

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Capítulo 8

Caída al vacío

Salí corriendo de la habitación pero con el apuro tropecé y caí por las escaleras, en medio del dolor empecé a arrastrarme por el piso mientras mi cabeza empezaba a emitir sangre; sentí un dolor tan punzante que creí que mi cráneo explotaría, pero no iba a permitirme morir en ese momento y desesperada intentaba levantarme a buscar mis llaves para salir de la casa, en ves de eso me encontré con un par de pies pequeños y descalzos y al alzar mi cabeza me encuentro a S.

– Luces…tan…asustada…

– S ayudame… por favor ayudame… -le decia entre sollozos.

– Te dije que te deshicieras de la caja, pero no me escuchaste…

En eso me pare como pude y trate de correr con las pocas fuerzas que tenia hacia la caja musical, pero S me detuvo y me susurro al oido: «ya es demasiado tarde para ti».

Contemplé con horror como S se volvia de espaldas para revelar a su hermana M.

Estas condenada y los sabes- fueron las palabras de las siniestras siamesas. Todo se oscureció y cai al vacio mientras a mi alrededor todo desaparecia y empezaban a llover gotas rojas. Entonces vi una escena que me dejo pasmada: era yo vestida cambiandome de ropa, poniendome una máscara y guantes de latex para luego salir de mi habitación y dirigirme a la casa de mi ya fallecida hermana,  alli… en su habitación… mientras dormia me acerque gateando a su cuerpo de manera que no sintiera mi presencia y ya… con la aguja llena de aquel liquido mortal me dispuse a terminar con la vida de aquella infeliz, al instante ella abrio los ojos de golpe y yo tapé su boca con mi mano mientras terminaba hacer efecto la inyección otorgada.

Al terminar de ver esa escena (y superar el momentaneo shock), supuse que debia sentirme mal pero… al contemplar mi macabra hazaña, tanto en mi corazón como en mi rostro se formó una sonrisa, y senti como mi cuerpo caia en un mar de gotas rojas, tan dulces… tan adictivas… tan sanguinarias…

Desperté en el sofa a la mañana siguiente, Max me estaba lamiendo la cara y tenía un dolor de cabeza que no era normal ni tolerable, empecé a pensar si lo que vi la noche anterior era verdad o no, recordé lo bien que me senti al ver como asesinaba a mi propia hermana, había hecho justicia a mi manera y el saber que mis padres habian negado la petición de hacer un examen de toxicidad al cadaver me sentia a salvo del ojo público y libre de cualquier sospecha por el momento. Si en verdad estoy condenada, no pienso morir hasta acabar con todos los miserables que hicieron mi vida un infierno en su momento determinado.

Continua Capítulo 9

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