panfletonegro

Ni siquiera se me ocurrió un título. Pero, esto podría llamarse: La insoportable levedad del ser.

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1) Hace unos cinco meses recibí en mi buzón de correos un mail en cadena, proveniente de un grupo en Facebook, en el que se informaba la apertura de la convocatoria a La IV Semana de la Nueva Narrativa Urbana (LSdlNNU), que comienza hoy. La convocatoria era pública (este dato es importante qué lo tengan en cuenta cuando lean el punto 8), y me interesó, ya que desde hacía rato había querido participar de esa iniciativa. Acudí al link que el mensaje ofrecía y revisé las bases para participar. Al examinarlas, noté una diferencia entre las bases de este año y las de años anteriores: en años pasados los organizadores abrían una convocatoria para que se presentaran cuentos —con la condición de que los mismos fueran originales e inéditos— y, una vez evaluada la calidad de los mismos, se hacía una selección de los mejores, o mejor dicho, de aquellos que los organizadores consideraran los mejores, y se invitaba a sus autores a leer dichos relatos en el evento en cuestión. Eran unas normas muy similares a las del Concurso de Cuentos de El Nacional. Este año, las bases rezaban así:

“1. Fecha y lugar de nacimiento (es necesario tener la nacionalidad venezolana y haber nacido a partir de 1973, ya que el perfil del evento es dar a conocer la narrativa venezolana emergente). 2. Formación académica (No indispensable) 3. Publicaciones impresas o digitales indicando las referencias. 4. Talleres literarios realizados o en proceso. 5. Premios o menciones. 6. Otras actividades relacionadas con la escritura. Una vez finalizada la fecha de recepción de currícula los organizadores cursarán invitación a lo/as seleccionado/as para que envíen un cuento original, inédito, con una extensión entre 8 y 12 cuartillas tamaño carta. Se ruega, por tanto, no enviar textos antes de haber recibido la invitación para ello. Los currícula deberán enviarse a la comisión organizadora, a los correos: ZZZ@YY y TTT@JJ”

2) Desde el momento en que leí las nuevas bases para la convocatoria estuve en desacuerdo, ya que me parecía, y me sigue pareciendo, que el nuevo método de selección, si no es discriminador es, al menos, demasiado restrictivo. En una comunicación, privada, a uno de los organizadores del evento le expuse mi malestar. Ese organizador me envió una respetuosa respuesta, dándome sus razones para el cambio. Yo, decidí no enviar ninguna “currícula”, porque, de antemano, no tengo ninguna currícula literaria que me respalde, y, además, si había querido participar era bajo el esquema anterior que me parecía, al menos, más justo. Como dije: la respuesta fue respetuosa, no fue que el organizador en cuestión me dijo que me fuera a la mierda, o algo parecido, simplemente me expuso su parecer.

3) Luego de ese intercambio, tenía ganas de escribir algo al respecto. Hubiera querido expresar mi oposición a las nuevas normas de selección y, sin duda, hubiera hecho una respetuosa invitación a los organizadores de LSdlNNU a discutir algunos puntos. Pero decidí no hacerlo.

Fueron varias las razones para no hacerlo, pero hubo una que privó por encima de las demás: si hubiera escrito un post, habría tenido que hacer mención a mis intenciones de participar y, automáticamente —habrían dicho los comentaristas— que tales palabras venían dadas por mi resentimiento y reconcomio. Lamentablemente, en Venezuela se va haciendo norma que si criticas algo lo haces por resentido o porque te cobijan oscuros intereses. Ante esto, simplemente, decidí dejarlo hasta ahí. No envié currícula, no escribí nada, y seguí en mi casa escribiendo, qué es, a la larga, lo único que realmente me interesa.

4) Pasaron los meses y se realizó la selección, se fijó fecha, lugar y demás para la realización del evento. Al revisar la lista de seleccionados, me alegró mucho encontrar entre los convocados para leer a Vicente Ulive y a Kaury Ramos. En el caso del primero me une un respeto enorme como escritor y, también, afecto personal. A la segunda no la conozco ni de vista ni de trato, pero la he leído bastante y, adicionalmente, la respeto como periodista. Además, desde que dejó de escribir en su blog no había leído más nada de ella, así que me alegró saber que seguía ejercitando su pluma.

5) El pasado 5 de abril aparece en Panfleto Negro un duro artículo firmado por Sr. Cobranza, en el que fustiga a LSdlNNU por, precisamente, el cambio en las reglas de selección y también por dejarme por fuera. Esta semana, aparece la segunda parte del mismo texto. En respuesta a las críticas que el primer post recibió. En este momento no quiero juzgar el contenido de los artículos en cuestión, sigan leyendo, por favor, ya llegaremos a eso.

6) Yo coloqué dicho artículo como estatus en Facebook, y hasta allí llegó uno de los organizadores del evento, quién respondió con un comentario que yo coloqué en la sección de comentarios del primer post.

7) El post, en poco tiempo, dejó de ser una discusión literaria y se convirtió en una saga de comentarios bastante bajos que fueron, desde insultos personales a los organizadores, hasta terminar en la desagradable participación de José Sant Roz, un señor que quién sabe como diablos habrá llegado a esta página, cuya apertura y libertad para publicar lo que sea, debe resultarle, de entrada, profundamente ofensiva a su estalinista carácter. El señor Sant Roz es, para quien no lo sepa, un intelectual oficialista que suele publicar sus artículos en la página web del gobierno aporrea. En dicha página, se dedica a flagelar con su moral a toda prueba a cualquiera que disienta de las políticas oficiales; esto, de hecho, no es negativo en si mismo, ya que el señor Sant Roz tiene todo el derecho del mundo a decir lo que le provoque; el punto, es que los artículos de Sant Roz siempre comienzan con una larga y aburrida descalificación personal que incluye los descargos de antecedentes de las personas con las que quiere polemizar. Por lo general, las palabras de Sant Roz van precedidas de una acusación de drogadicto, prostituta u homosexual, cosas éstas que para Sant Roz constituyen algo así como que los crímenes más graves contra la humanidad, de acuerdo a su retrógrada, moralista y represiva visión del mundo.

La presencia de Sant Roz en el grupo de comentaristas terminó de desviar el ¿debate? hacia términos personales, lo que se ha discutido en esta página en severas ocasiones y que se conoce como argumentos ad-hominem. Dicho en criollo, uno argumenta, 2 + 2 son 4, y el otro argumenta, es que tú eres un cabeza e’ güevo.

No voy a repetir las cosas que Sant Roz dijo, ni tampoco las que dijeron otros comentaristas; solo diré qué, ahora que las reviso con calma, entiendo por qué los organizadores no quisieron discutir nada. ¿Qué esperaban?, ¿qué Ana Teresa Torres viniera a decir: “yo no me he robado ningún oro”?, ¿o qué Héctor Torres hiciera acto de presencia para afirmar: “yo no me parezco a Jon Secada”?

8] A nivel personal, yo cometí un craso error al ponerme a comentar cosas que se dijeron a nivel privado, mails que había intercambiado con uno de los organizadores y con Daniel Pratt, ex-editor de Panfleto Negro.

Yo hice eso porque pensé que la forma en que Sr. Cobranza (vamos a respetar los pseudónimos aquí) se había enterado de mis intenciones de participar, y de la imposibilidad de hacerlo, era a través de Daniel Pratt. Porque era la única persona a la que le había comentado el hecho, ya qué, como dije en el punto 3 yo había decidido olvidarme del asunto y no comentarlo con nadie.

Pero no fue así, resulta, y supongo que ya no importa que este post se haya convertido en un recuento chismográfico de lo ocurrido, que el comentario que le había realizado a Pratt fue en un mensaje cadena en Facebook y dicho mensaje llegó también a Sr. Cobranza. He allí la médula del asunto.

Reconociendo ese error (el de publicar mails privados), lo que no termino de entender es la forma en que los organizadores del evento han respondido a los reclamos de Sr. Cobranza. ¿Qué estaban escritos en un tono ácido y duro, como es habitual en la pluma de Sr. Cobranza?, ¿qué Cobranza no es el tipo más simpático del mundo?, ¿qué Cobranza no escribe como un teletubbie? Ok, eso lo puedo entender, pero suscribo casi todas sus palabras, al menos en este caso específico.

Cobranza acierta al señalar cosas como esta: “Por ello, los criterios de la semana deben ser modificados y corregidos, si quieren deslastrarse de las comparaciones incómodas con la revolución bonita y con las macollas adecas del pasado y del presente de Conatel. De lo contrario, seguirán moviendo a la sospecha por la falta de transparencia , de equilibrio y de ponderación al momento de concebir su semana de la nueva narrativa urbana. ¿Cuál es el miedo? ¿ A qué le temen? ¿ Por qué no lo hacen como El Nacional y san se acabo? ¿Es que acaso quieren remedar el esquema del premio Rómulo Gallegos?

[…]

Si es urbana tiene que ser abierta, y si es nueva tiene que rechazar cualquier modelo desfasado, incongruente y reñido con la historia de las letras. No en balde, si el proceso de selección de ustedes tuviese algún sentido y validez, miles de escritores famosos permanecerían inéditos y en el anonimato.”

A mí me parecen términos válidos. No veo ningún insulto personal, ni agresión. Solo argumentos, bastante contundentes…

9) Muchos han aprovechado esta incidencia para volver a una discusión añeja que se retrotrae a los inicios mismos de la Internet, y algunos dirán que dicha discusión se remonta a los inicios del periodismo y la expresión pública. Los que me leen, bien sea en mi blog o en Panfleto Negro, saben que mi postura es de apoyo a la libertad absoluta. Siempre, he preferido a los trolles y pajizos diciendo lo que les da la gana, antes qué cualquier regulación o censura.

Siempre he creído que uno tiene el derecho a ser lo que quiera. El derecho a la estupidez es tan legítimo como el derecho a la inteligencia. Desde el día en que decidí ejercer mi derecho a la libertad absoluta en Internet, decidí también dos cosas: a) Escribir en la Web usando mi nombre y apellido para firmar cada artículo escrito por mí y b) Ejercer mi derecho a la inteligencia, por tanto, siempre he tratado de escribir cosas que puedan resultar interesantes para quienes las lean. En Panfleto Negro he escrito unos 130 post, los cuales sigue allí colgados, en mi blog, que ha pasado por varias versiones distintas antes de llegar a la actual, debo haber posteado, hasta ahora, unos 200 artículos, buena parte de ellos recientemente borrados. ¿Malos?, ¿buenos?, ¿regulares? No sé. Creo, eso sí, que jamás he usado la herramienta de los blogs para atacar a nadie con bajezas.

En mi blog no publiqué las fotos de la hija de Patricia Poleo, que llegaron a mi buzón de correos, ni videos sexuales de nadie, ni chismes de nadie, ni nada parecido. Al menos eso creo. Decidí convertir mi blog en un espacio para la crítica de cine, la crítica literaria, la opinión política, la exposición de algunos (pésimos) intentos literarios, y algunos artículos personales que deseo compartir con mis escasos lectores. En fin, nunca me ha interesado tener un blog para destruir a ninguna persona, ni para darle rienda suelta a mis dosis de estupidez.

Precisamente, en ese sentido, discutía con Andreina, una habitual colaboradora de Panfleto Negro, sobre la calificación de “basura” que le di a mis post. Me refería a que lo genial de Internet es que no debo pasar por el juicio de nadie antes de ver publicada cualquier cosa mía en la Web. Por tanto, si alguien considera “basura” lo que escribo y decide que no es digno de ser publicado en una revista, puedo postearlo por acá. Pero, el poder publicarlo aquí, sin restricciones, me hace querer quitarle la razón al que califica de “basura” cualquier cosa que escribo, así que cuando escribo, ejerzo mi derecho a la inteligencia y procuro (no sé si lo logro) escribir algo que valga la pena leer.

Sobre este tema se ha escrito mucho, y muchos han reflexionado sobre estos asuntos con mucho más tino que yo, así que no voy a agregar nada más.

Si quieren, consulten:

El Oficio Editorial de la Web Social.

O la respuesta 049 de Hernán Casciari.

10) Hoy, creo que lo mejor hubiera sido escribir aquel artículo que había pensado escribir hace cinco meses. Quizás la discusión se hubiera dado, y habría sido una discusión de altura y con respeto. Quizás José Sant Roz no se hubiera hecho presente. Quizás no se hubieran publicado mails privados. Quizás, quizás, quizás…

Sirva este post, pues, para expresarle mis sinceras disculpas a quienes se hayan podido sentir ofendidos. Aunque, repito, no sé que coño les ofendió. Lamento mucho que esto haya terminado así. Iré el miércoles y el viernes, así que espero nos veamos por allá y discutamos sobre esto.

John Manuel Silva.

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