Para empezar, hablemos de política. Y por extensión, hablemos de Primero Justicia. De nuevo, Platanoverde se contenta con ser el brazo cultural de Primero Justicia en Chacao, donde paradójicamente la política destruye la memoria cultural urbana, mientras se sirve de manera instrumental de la cultura para hacer propaganda y publicidad institucional de la gestión del municipio, tal como lo hace el Ministerio de Cultura de Héctor Soto al producir el largometraje “Zamora” con dineros públicos, a efecto de amplificar la ideología revolucionaria del gobierno.
En el mismo sentido, Por el Medio de la Calle sigue siendo un evento de profunda raigambre populista, cuya organización recupera, de manera voluntaria e involuntaria, el viejo discurso adeco y socialcristiano sobre la materia en cuestión. Es decir, el hecho de endosarle una misión restauradora, civilizadora, redentora y humanizadora a la cultura de cara al desarrollo del tejido urbano. Todo un mito demagógico profundamente falso, anticuado y hasta deconstrudio por sus propios defensores en el presente. Ni hablar de la incapacidad de sostener la impostura, por cinco horas, durante la verbena muy bien estudiada y analizada por mis colegas, La China y J.M. Silva. Sirvan sus interesantes artículos como testimonio , como contexto y como correlato de mi exposición, de mi tesis o de mi punto de vista.
A propósito, llevo cerca de tres años investigando en el tema, alrededor de la refundación urbano-cultural de la ciudad de Barcelona. El interés por comprender la falsedad del mito, me condujo a viajar dos años seguidos a la sede de las Olimpíadas 1992, para reunir y recabar información de primera mano con el propósito de salir de la caverna y aproximarme a la verdad incómoda escondida detrás del biombo de la publicidad turística.
Para ello, tuve ocasión de comprar y de leer la mayoría de los títulos publicados en contra de la leyenda de “La Ciudad de los Arquitectos”, como la denomina el cronista gallego Llatzer Moix, una suerte de Juan Villoro con el sentido del humor negro de Monsivais. Un intelectual explosivo y explosivista al margen de clasificaciones y estereotipos al uso.
De igual modo, llegó a mis manos la obra maestra de la serie, el increíble desmontaje escrito por el demoledor Manuel Delgado: La Ciudad Mentirosa, Fraude y Miseria del Modelo Barcelona. Allí, el autor deconstruye nuestro teatro de las apariencias, al dejar por el piso el sustento de base para justificar la impronta de proyectos como Por el Medio de la Calle:
“Barcelona es una top model, una mujer que ha sido entrenada para permanecer atractiva y seductora, que se maquilla para después exhibirse y ser exhibida en la pasarela de las ciudades fashion, lo más in en materia urbana. Ésa es la Barcelona éxito, la que está de moda, como lo demuestra la fascinación que despierta en los turistas de todo el planeta que la visitan. Pero Barcelona es también modelo de otras cosas. Todos los procesos de transformación que ha experimentado la ciudad la han convertido ciertamente en modelo, pero en modelo de cómo una ciudad se concibe sólo como poder y como dinero, de espaldas a los problemas más acuciantes de sus habitantes y frente a la perspectiva de elevar los niveles de justicia y libertad. El fracaso de una ciudad que se levanta ciega ante las miserias que cobija, sordomuda ante las exclusiones que genera sin parar. Así, en lugar de la amable arcadia de civilidad y civismo en que debía haberse convertido Barcelona según lo planeado, lo que se mantiene a flote, en la superficie, a la vista de todos, son las pruebas de que la desigualdad, la exclusión, la anomia e incluso la violencia continúan siendo ingredientes consustanciales a la existencia de una gran ciudad capitalista.”
Verbigracia, la Caracas “posible” y “posibilista” del Municipio Chacao al servicio de Por el Medio de la Calle, las dos caras de una misma moneda.
Por un lado, la Alcaldía de Graterón promueve el agresivo desalojo del viejo mercado de Chacao en nombre de la modernidad y de la construcción de un supuesto “centro cívico”. Un Centro Cívico, valga la redundancia, destinado a consolidar el poder de Primero Justicia en la zona. Un Centro Cívico funcional a la red de control burocrático de Primero Justicia. Y finalmente, un Centro Cívico concebido para beneficiar a la red de constructores asociados al Municipio Chacao.
En paralelo, Por el Medio de la Calle también fomenta la exclusión silenciosa. De hecho, conozco varios casos de perfomancistas y artistas discriminados de la muestra, por razones arbitrarias, a pocas de horas comenzar el evento.
A una banda la sacaron de la selección sin previo aviso, y sus integrantes se enteraron al ver publicado el folleto con el circuito del aquelarre platanero. Por supuesto, no hubo pedido de disculpa por delante y todo se manejó desde las sombras.
Plátano se abroga el derecho de escoger a su grupo de invitados, al peor estilo de la curaduría de la “Nueva Semana de la Narrativa Urbana”. Naturalmente, los amigos de la casa tienen un puesto reservado en la celebración del show al aire libre. A los desconocidos, les sale casting y concurso darwinista.
No en balde, repitió el egocéntrico Nelson Garrido, quitándole un lugar valioso a cualquiera de los descartados. Para rematar, volvieron los raperitos y los diyeis de costumbre, en un auténtico deja vu cogollérico. Una macollita gozosa de exhibirse permanentemente en público, aunque no tenga nada nuevo para presentar entre manos.
Otra vez regresaron los grafiteros, los patineteros, los maromeros y los especuladores del diseño reencauchado, dedicados a sobrevivir a la crisis a costa de la ingenuidad y la complacencia de sus clientela. Ahora viene la enésima edición de su mercado, para continuar por la senda de la reproducción mecánica de la obra de arte en la era del neoliberalismo bolivariano.
Hablando de tecnocracia, Por el Medio de la Calle reanuda su faena de incentivo desatado al consumo compulsivo. Consumismo reñido con la idea primigenia de humanismo, civilidad, responsabilidad social y uso conciente de los recursos. Como dijo la China y J.M. Silva, la propuesta de reciclaje enarbolada por la organización no es sólo hipócrita sino desmentida por las circunstancias del suceso.
Así pues, el consumismo hizo de las suyas, hizo su agosto, a lo largo y ancho del “pan y circo”. El consumismo plantó su huella corporativa en la impúdica e invasiva ostentación de marcas, logopotipos y campañas de mercadeo, desde la pista de patineta hasta la consabida atracción de pelotas Nevada, sin olvidar los tarantines de la Mega y de Primero Justicia aludidos por la China.Imágenes contradictorias e incongruentes con el perfil ecológico de la velada, según Rafael Osío Cabrices.
El consumismo fue además estimulado por la sobreoferta de espectáculos efímeros en vivo, cual parque temático de atracciones juveniles. Por tanto, el espacio incentiva un consumo alienado y derrochador en desmedro del tejido urbano.
El impacto urbano de Por el Medio de la Calle es francamente desolador. La ciudad se tranca por cinco horas, la basura se desborda por el medio de la calle, los recorridos se ralentizan, la muchedumbre degenera en caos, y el comercio se colapsa, como en un Caracazo a pequeña escala.
Personalmente, quedé estupefacto y asombrado ante el saqueo consumista de las licorerías aledañas a la Plaza la Castellana. Ríos de gente entraban de manera desesperada en los abastos y bodeguitas, a escasos minutos del cierre de sus puertas a las nueve de la noche. Y del botellón pasamos hoy al botellazo de Globovisión.
De nuevo, el rebaño manso marcha tranquilo y desconectado de la realidad, en círculos viciosos. Sus ojos y sus sentidos son consentidos por música y arte de usar y tirar, por música y arte de consumo. Música prefabricada e inofensiva lista para promocionar por radio, prensa y televisión. Música, arte y actitud en sincronía indirecta con las necesidades del status quo.
La corrección política del entorno favorece el apaciguamiento y el adormecimiento de los espíritus críticos y alternativos. Por eso, Chacao garantiza la seguridad del evento. Por eso, Chacao lo fomenta, porque le brinda la oportunidad de consolidar su voto duro y la ocasión de conquistar el corazón del electorado de la generación de relevo. Nada diferente a lo estipulado por Barreto al momento de apoyar la iniciativa de Tiuna el Fuerte y demás charadas en concierto.
A mi no me engañan el arte y el cuentico de la regeneración urbana.
La cultura fomentada por el poder para legitimarse, es una trampa, es una vulgar farsa. La verdadera cultural alternativa no se puede decretar ni controlar por escaso margen de tiempo. La verdadera cultura alternativa no pasa ni por el medio de la calle, ni por los filtros municipales, ni por los canales regulares del pantalleo mediático. Es una absoluta arbitrariedad pontificar en su nombre y quererse erigir en su representante en la tierra. De ahí el absurdo encarnado por Héctor Barbosa al dar declaraciones a la prensa.
A continuación, traemos a colación uno de sus discursos de laboratorio a la usanza de la marioneta robotizada y estereotipada de Emilio Graterón:
«Se trata de una actividad que pretende tomar los espacios públicos e incentivar a la gente a salir a la calle sobre todo en una ciudad en la que no estamos acostumbrados a caminar», dijo.
Acoto y corrijo, será Héctor el que no está acostumbrado a caminar por la ciudad.
“Esto es una clara demostración de cómo, a través de la cultura, es posible el rescate de los espacios públicos. Si la política no ha logrado resolver nuestros problemas reales, la cultura tendrá que comenzar a dar la cara.”
¡Héctor Concejal!
¡Héctor Concejal!
Lamento informarle a Héctor varias cosas. Primero, la cultura no redime a nada ni a nadie. Gustavo Bueno escribió el libro “El Mito de la Cultura” para comprobarlo y para confirmar el carácter fraudulento de semejante sofisma, también derruido por Regis Debray. Según ellos, la de Héctor Barbosa es una visión totalmente puritana y moralista de la cultura. Una mirada ñoña, maniquea y binaria despojada de la parte diablo. Es una cultura buena enfrentada a la maldad de la política. Es una cultura utilitaria dispuesta para resolver problemas reales, no para crearlos. Por desgracia, Héctor, las cosas en la cultura no son tan simples ni tan sencillas. Ojala fuese así.
Por ejemplo, existe hoy en día, tu lo sabes bien, una cultura y un arte del horror, la crueldad y el pánico. Un arte hecho precisamente para generar confusión política, caos y autodestrucción.
Aparte, la cultura, el arte y la ilustración son proyectos modernos históricamente superados y derrotados por los acontecimientos del siglo XX. La ilustración fracasó en Alemania, al conducirnos a la destrucción de la segunda guerra mundial. Por cierto, la alta cultura y el arte no pudieron hacer nada para evitarlo, y más bien contribuyeron a justificar estéticamente el holocausto.
Luego, el arte fue domesticado y neutralizado por el mercado. El capitalismo lo vacío de contenido y le robó el ángel, el aura, para convertirlo en un bien de consumo determinado por la lógica industrial. En adelante, la cultura y el arte pueden hacer bien poco en la solución de los problemas de la política.
De hecho, cada vez más se utiliza a la cultura desde el poder para justificar y para disimular los problemas de la política. Es el caso de Por Medio de la Calle, una celebración de la banalidad del arte amparada y protegida por el poder económico y político. Una cultura exhibicionista y farandulera con pretensiones de trascendencia y con aires de importancia. Una cultura decididamente efectista y sábadosensacionelera con más forma que fondo. Una bailanta cool pero sin regetón( ¡no se nos vaya a llenar la calle de gente fea, de gente bárbara ,por dios!). Irónicamente, Chino y Nacho no son bienvenidos.Un pote de humo cursi y kitsch para desviar nuestra atención de los problemas políticos reales. Nada más, nada menos.
Insisto, una operación para la paz de la pequeña burguesía acomodada, universitaria, ilustrada y platanera. Para los hijitos de papá y mamá. Para los niños bien de Chacao, el San Ignacio y zonas circunvecinas. Para la comparsa de Leopoldo López y la mega Estación. Para los chicos lindos de la Católica y la Metro. Para los ravers pijos, modernos, cosmopolitas y snobistas con pintas de 3 palos y medio por lo bajito. Para las niñas y los niños de Simpl3, eternamente refugiados en su burbujita de cristal por el medio de la calle, como los protagonistas de los “Amantes Habituales” y “El Ángel Exterminador”. Aunque usted no lo crea y aunque no tenga sentido, ellos todavía tienen ánimo para seguir celebrando noche tras noche, en un ritual endógeno. Es como diría Donald Kuspit: la paradoja del arte moderno o la entropía seminal.
A todos ellos, les dedico la siguiente cita para culminar y para concluir:
“Como escribe Fredic Jameson, nos enfrentamos a una especie de mutación del espacio urbano como tal. Esto lo podemos comprobar cuando, cada día más, nos encontramos con dos elementos esenciales en torno a los cuales se polariza el tejido urbano: uno, el consumo, con sus centros comerciales y de ocio; y dos, la circulación humana, estrechamente ligada a la industria del turismo. Para ello se favorece la creación de un hábitat espectacular en el que todo es una escenografía construida para el ocio y el consumo, una escenografía que (unos como actores y otros como espectadores)llevamos a un teatro al que viajamos para olvidar, mediante la simulación, las experiencias de la vida cotidiana.Al mismo tiempo, intentamos ser capaces de crear un doble mundo, una ficción en la que gracias a la trivialización, vivimos en la felicidad permanente del espectáculo.
Todo esto no deja de resultar paradójico, pues después de tantos años de defensa de prácticas distintas, parece que el final de la historia es la integración de todos aquellos que querían ser diferentes. Es la inclusión en una situación de normalidad que viene a reforzar las estructuras más clásicas y acomodaticias de la sociedad bienpensante.”
José Miguel Cortés: Políticas del Espacio.