10 años de amor y odio

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No me gustan los cumpleaños. Ni el autobombo, ni el fashoneo ególatra. No de ahora, desde siempre, de chamito. Tengo serios problemas para llevármela bien con la idea de hacerme una fiesta en el ombligo y después publicarlo a los cuatro vientos en Facebook. Eso no va conmigo. Llámenlo como quieran. Pero no me lo banco. Es una cuestión de principios: yo me siento como una partícula en el mundo, como parte de un engranaje, y no voy aprovechar la excusa de mi aniversario para evadirme de la realidad, para creerme el protagonista de la telenovela o el centro de las miradas. ¿Rey por un día?¿Una excusa para venderme, para explotarme?Naranjas chinas.

Hoy todo va por allí, por el famoseo, por el chiquiluqueo, por el pirañeo, por el fanfarroneo. Qué lacrateo, qué becerreo, qué chiguireo. Para mí, junto con Cindy, eso es más feo que un tiroteo.

Así que en lugar de echarme flores o echarle flores a los colegas por los 10 de panfletonegro, voy a aprovechar la excusa y el pretexto para ajustar cuentas con la página, con quienes la construyeron y hasta conmigo mismo, aunque sin ánimos de rozar el límite de la autoindulgencia.

Pues bien, ya Daniel hizo el resumen de las etapas y de los períodos de la página. Además de ello, volvió a amanecernos de golpe con otro rediseño. Sin embargo, el cambio de facto siempre le queda lindo y no hay necesidad de reunirse con Insulza o con la OEA para restablecer el viejo hilo constitucional. Únicamente le criticaríamos el hecho de no convocarnos para la gestación del nuevo formato. Quizás allí radican algunas de las debilidades de panfleto, y posiblemente de todo internet. Somos una comunidad virtual, aparentemente unida y comunicada, pero en realidad vivimos profundamente desconectados, segregados y atomizados. Cada uno en su burbuja de cristal. Cada uno en su proyecto. Cada uno por su lado. Y tan sólo nos reencontramos en la red, muy de vez en cuando.

Para los próximos diez años, deberíamos pensar en la forma de mantenernos integrados y al corriente de los demás, al margen de los fugaces intercambios de la web. Vamos a vernos las caras, vamos a discutir, vamos a sacar a la revista fuera del reducto de la pantalla. Vamos a debatirla en público más allá de lo privado.

De mis colegas, tengo poco para cuestionar y no me toca. A lo largo de diez años, muchos de ellos saltaron del anonimato al estrellato de la fama local. Otros alcanzaron un pico y luego se desinflaron, se desanimaron, y abandonaron el barco, para dedicarse a mejores empeños. Otros se fueron y regresaron por la puerta grande. Otros regresaron a la calladita. Y a otros les da pena regresar, tras haber fracasado en sus delirios de publicación y edición de lujo.

Algunos, todavía, no se toman en serio la revista, la subestiman, la juzgan y la condenan. Algunos sienten complejo de culpa cuando la leen y la producen. Algunos la hicieron grande en el pasado y en el presente. Algunos buscan rebajarla y reducirla con su desdén y con su tedio al escribir. Algunos lectores nos detestan a rabiar. Algunos pocos nos respetan por nuestra honestidad.

En el medio, la mayoría nos denigra y nos reniega. Jamás nos consideran y nos invitan a nada. Ni siquiera a tomarnos un café para hablar de poesía y de estética. La minoría nos soporta y nos consume como un placer culposo.

Ayer fueron Orlando Verde, Yadelcy, Tatiana, Pablito Antillano, Pedro, Vicente, Sergio, Daniel, Enio, Rosana, Jesús, Beatriz, Plácido y pare usted de contar.

Hoy somos Krisis, La Ch, Malobra,Pratt, JJ, JM, C, y el Señor Cobranza. Es decir, puros avatares. Por alguna razón, pasamos de la reafirmación de la identidad al refugio en el búnker del anonimato. Posiblemente, la política, la polarización y el miedo a la represión ideológica, hayan influido en la decisión soberana de no escribir con nombre propio. De seguro, es un síntoma de los tiempos. Por lo pronto y en lo personal, cumplo con la promesa de salir del closet. Es mi única concesión demagógica y mi única ofrenda populista para el décimo aniversario. De resto, seguiré siendo el mismo.

Lo hago porque ya la máscara del vengador anónimo, del antihéroe de la Marvel, me pesa demasiado en la conciencia, perdió vigencia y ya no me queda. Estoy un poquito viejo para la gracia del Subcomandante Marcos. De cualquier modo, con o sin capucha, seguimos en la lucha.

Para justificar la crítica hacia panfletonegro, se utilizan calificativos como: sectarios, tirapiedras( y esconde la mano), arrogantes, prepotentes, malcriados, resentidos, envidiosos, frustrados, sifrinitos, anarcoconservadoes y renegados de cartón. De todo ello y mucho más, hay escondido detrás de las páginas de panfletonegro. Pero también hay compromiso, guaramo, profundidad, sensibilidad  y hasta liderazgo en la opinión. De hecho, más de una vez hemos dado un tubazo y más de una vez nos hemos situado a la vanguardia de la discusión nacional, cuando nadie apuesta por ella y cuando todos se resignan a interpretar el papel de «aplaudidores de iniciativas».

Aquí hemos roto con la censura, y al mismo tiempo, hemos convivido con la autocensura. No somos perfectos, no pretendemos serlo. Tan sólo queremos y buscamos, como dijo alguien por ahí, ventilar.

Ventilar lo que no nos dejan decir en los medios tradicionales. Ventilar lo que nos vetan en las revistas y los periódicos convencionales. Ventilar descontento y libertad de expresión. Ventilar para equivocarnos y corregir sobre la marcha. Ventilar para no quedarnos de brazos cruzados, mientras avanzamos hacia el desfiladero, hacia el vacío, hacia el abismo, hacia la nada.

Anoche vi, por tercera vez, «Factotum», la biografía no oficial sobre Charles Bukowsky. Frente a él y a su imagen, tuve una pequeña revelación. A Bukowsky nadie lo quería publicar y siempre lo rechazaban en todos lados. Pero siempre volvía, empecinadamente, a empezar de cero, a escribir en cualquier barra de cualquier taberna mugrienta, a la espera de ser escuchado algún día. Hoy de estar vivo, no me queda la menor duda, Bukowsky escribiría en internet ante la negativa y ante el rechazo de sus editores. Internet sería el desahogo de su bilis y de su aliento melancólico.

Por ello, salvando las distancias, considero a panfleto como mi pequeña barra de despecho, de soledad y de amor por la escritura. Yo ,por supuesto, no me creo Bukowsky, ni voy a llegar tan lejos como él. Ya quisiera yo para un día de fiesta. Sin embargo, puedo confesar que lo tengo como un referente y como un modelo para seguir adelante en panfletonegro por los próximos diez años. Salud y bienvenidos al barranco! Cervezas y cigarrillos para todos!El último que apague la luz y que pague la cuenta!Prohibido echar carro!

17 Comentarios

  1. fear and loathing in the black pamphlet.

    En lo que a mi respecta, creo que tienes razón en la crítica, este diseño salió de la nada y sin consulta. Pero como siempre, esto es una beta permanente, así que por ahí vendrán más cambios producto de las sugerencias.

    Con respecto a cómo nos ven, yo creo que el daño es irreparable. Es más fácil –admisible– negar este espacio que afrontar la idea fastidiosa de que si llevas una vida pública indizada por google, tienes que vigilar y refutar con argumentos lo que se habla sobre ti en línea.

    Qué bueno tenerte de regreso luego de tantos años, Sergio. Feliz cumpleaños para ti también.

  2. A tí, hermanazo, por tu respuesta , por tu esfuerzo, por tu dedicación y comprensión para con nuestras salidas y metidas de pata.
    Gracias de verdad, pana. Sin esta página y sin tu apoyo, yo no sería el que soy ahora(para bien o para mal).
    Un fuerte abrazo.

  3. Pues tal parece que tus cuentas han salido en números negros. Al final de cuentas, eso que cuentas, no es mas que parte del mismo desarrollo de cualquier proyecto que se emprende. Es la estela que deja todo objeto en movimiento y todo formando una historia.

    Me parece interesante la propuesta que haces a tus compatriotas de hacer útil las ganancias obtenidas, el reunirse y llevar los dichos a los hechos, ojalá que también hagan historia en ella.
    Saludo

    Atentamente
    Una simple advenediza
    Rebeca Valenzuela Soto
    Hermosillo Sonora México

  4. «A Bukowsky nadie lo quería publicar y siempre lo rechazaban en todos lados. Pero siempre volvía, empecinadamente, a empezar de cero, a escribir en cualquier barra de cualquier taberna mugrienta, a la espera de ser escuchado algún día. Hoy de estar vivo, no me queda la menor duda, Bukowsky escribiría en internet ante la negativa y ante el rechazo de sus editores. Internet sería el desahogo de su bilis y de su aliento melancólico.»

    Ja. Somos los Bukowsky de la posmodernidad. Que arrecho. Un abrazo. Ha sido un placer compartir este espacio contigo (que jalabolas soy) y seguimos echando vaina por aquí.

  5. Gracias, estimado, el placer es mío.
    Un fuerte abrazo y felicitaciones a ti también por el aniversario.

  6. Sergio M. ¿O Cobra? Tenerte de regreso luego de tantos años… Bueno. ¿Quién contesta? Atención, avatares programados. No confundan, que iluminan.

    Remitirme a las estadísticas del Pratt sobre esta página, Pratt, ex editor y un poco editor cuando menos del formato y el estilo, la composición y diagramación, da para un comentario tan largo que me avergüenza. Por distintos canales y artículos, en algún momento de su segundo lustro, escudados en la crítica anónima o, peor, en la frágil excusa del miedo a la represión ideológica, se ventilaron descontentos que apuntaban más a ataques personales que a libertad de expresión. Se cae constantemente en el juego de copiar lo que tanto se señala como errado. Propongo, porque soy más lector que opinador en esta página, mantener el carácter y la rabia, el juicio y la reflexión, pero al menos desde esa fascinante posibilidad de publicar y ser visto, atenuar la mala leche que a veces violenta nuestra ética.

    Bien sabe Pratt que admiro su trabajo, el impulso y el tiempo que ha dedicado a crear espacios como este, aunque no compartamos criterios en todo lo que pensamos o hacemos. Bien sabrás, Cobra, aka Sergio M. o viceversa, que entro y leo lo que tú y otros escriben porque me interesa revisar las opiniones de aquellos que, en líneas generales, no piensan como yo pero ofrecen argumentos (José Roberto Duque, Matías Lennie, Raúl Argemí, Reinaldo Iturriza, Daniel Link, Hector Bujanda…). Pero creo que aparte de un par de reseñas de cine, te vienes repitiendo en la formulación de tus críticas. No es que seas coherente, sino que utilizas de forma sistemática los mismos argumentos para aprobar o desaprobar algo, sin menores variaciones. Y ya comienzas a hacerte predecible.

    Así que, como me has pedido antes que me pronuncie sobre una que otra cosa, ahora soy yo quien sale con una solicitud, algo simple, pero adecuada al texto que escribiste: en lugar de opinar, juégate la del experimental, la del artista y editor, la del creador de la nada, suéltanos acá las bases de esa publicación y de esa discusión que, en términos formales, teóricos y prácticos, públicos o privados, harían de panfletonegro un mejor lugar.

    Sin ánimos de joder.

    Saude pra tudos.

  7. El debate ético, como tu lo entiendes, no se me da, no me interesa.

    Un par de reseñas críticas, Leo?
    Me dedico a eso, men, desde hace añales. Y lo hago con seriedad y con base. No con la irresponsabilidad y la superficialidad con que lo hacen mis colegas. Ahí tienes mi análisis de Standard Operating Procedure, para comprobarlo.

    Publico críticas a cada rato y si tienes algo contra alguna especial, deberías responderla y listo.

    Dices que utilizo los mismos argumentos en todos mis artículos. Me gustaría que fueras más específico. Hace poco escribí un artículo de investigación sobre Facebook, y lo que allí se sostiene no tiene nada que ver con lo que expongo en mi reseña del caso Honduras, menos con mi reseña de tu evento de plátano. Supongo que allí radica parte de tu menosprecio y de tu insatisfacción hacia mí. De repente, por eso es que te parezco tan predecible.

    Yo no tengo la fórmula, ni la varita mágica de internet. Sólo me interesa discutir, confrontar y dialogar.

    Por ejemplo, a pesar de haber salido del closet, sigo defendiendo el derecho de publicar en internet bajo seudónimo.Lo que no hace ni mejor ni peor al periodismo, ni a la escritura. Es un tema bastante largo y complejo, Leo, como para despacharlo así: «Por distintos canales y artículos, en algún momento de su segundo lustro, escudados en la crítica anónima o, peor, en la frágil excusa del miedo a la represión ideológica, se ventilaron descontentos que apuntaban más a ataques personales que a libertad de expresión. Se cae constantemente en el juego de copiar lo que tanto se señala como errado. Propongo, porque soy más lector que opinador en esta página, mantener el carácter y la rabia, el juicio y la reflexión, pero al menos desde esa fascinante posibilidad de publicar y ser visto, atenuar la mala leche que a veces violenta nuestra ética.»
    Leo, esto es un completo reduccionismo. El anonimato es un fenómeno histórico, ya admitido por internet, y si no lo defendemos, con todos sus bemoles, podemos caer en un terreno aun más peligroso, el de la censura y la delación. Gracias al recurso del anonimato de las fuentes, se han descubierto muchas ollas podridas en Occidente. Entiendo que no es perfecto y que se presta a perversiones, como todo, pero no me lo limites al corsé de lo ético y de lo políticamente correcto.

  8. Reduccionismo es creer que te critico porque tú criticaste «mi» evento. Siento decepcionarte, a ti, a JM, a la Ch y al resto que esperaba un guanteo conmigo, pero abandoné plátanoverde hace más de un año y medio, así que no estuve ni en este ni en el anterior, Quijote. Si me preguntas, «Por el medio de la Calle» es un evento que rescato con todos sus bemoles, como apuntas, para no caer en el terreno de la abulia. Aclarado esto, no me gustan los anónimos que atacan, me parecen débiles, cobardes y tramposos. Y aunque entiendo lo que dices sobre Internet, sobre el anonimato y sobre tus posturas críticas, creo que a muchos acá les interesaría leer una crítica de esas que publicas desde hace añales, sobre panfletonegro. Dale, yo sé que tienes ganas.

    Pd. La democracia también es un fenómeno histórico, y eso no te limita a tomar partido frente a determinado error del sistema, incluso para atacarlo con argumentos políticamente correctos. No me hagas señalarte uno sólo de ellos, tú sabes a lo que me refiero.

  9. No, qué va, Leo, ya dije lo que tenía decir sobre panfleto, y no voy a caer en tu provocación, ni en tu «guanteo», y menos con amenazas del tipo:»tú sabes a lo que me refiero.»

    De verdad que no sé a lo que te refieres, pero supongo que ya estás por sacarme algo de mi familia o de mi lugar de trabajo o de qué sé yo para descalificarme. En realidad, me importa un bledo. Si quieres caer en esa, échale pichón,me da lo mismo.

    Sigo pensando igual del anonimato, a pesar de tu reduccionismo. Argumentos como los tuyos sirven, precisamente, para justificar la censura, la delación, la persecución y hasta el ajuste de cuentas. Prefiero un avatar enrollado en libertad y en su rollo, a una ley de criminalización del anonimato,bajo el chantaje y la excusa de acabar con los tramposos, los débiles y los cobardes. Si fuera por eso, miles de libros, ensayos y denuncias permanecerían en el limbo de la imprenta, sin publicar. A veces, Sancho, el ataque es necesario y va más allá de un nombre y apellido. Por ello, al poder le conviene la personalización del discurso y del debate, para destruir al mensaje, dando cuenta del mensajero. Es una estrategia clásica de la propaganda oficial, de la propaganda de estado.
    Siento decepcionarte aquí también.

  10. A mi no me parece tan descabellada la propuesta: una crítica panfletaria al panfleto, desde el panfleto. Sin duda un evento singular entre las singularidades de este sitio.

    Por supuesto, no podría comenzarla yo ¿o sí? ¿Acuchillar al muchacho aprovechando que está de aniversario? Más que por el panfleto, podría empezar por el Pratt, MC de esta mascarada, y su jueguito hipócrita de libertades censuradas con la manito roja de la irrelevancia.

  11. Viva el panfleto. Una larga fila de maricones denigran de él en público; mais en privado, in secret, en la oscuridad del closet, se hacen pajas leyendo nuestros tubazos. ¡Les gusta lo duro en el fondo o en el fundillo a todas esas locas! Palo para los tartufos.

  12. Sergio, nunca he hablado bien o mal de tu familia, ni de lo que haces. Te lo dije una vez y te lo repito ahora, no sé cómo luces ni sé quién eres. Supe que eras Cobra y que desde las páginas de la revista Zero hasta el espacio de panfleto me has dedicado, directa o indirectamente, epítetos como «bobo», «tarifado», «burgués», «genuflexo», «autoindulgente» y sigue por ahí. Como dicen las «sugerencias» de este espacio, no digas cosas que no dirías cara a cara, y no confundas la gimnasia con la magnesia. Al poder también le convienen los grupos que se aferran a la idea del perseguido, y esos grupos, si no lo sabes te lo descubro, se soportan en los mismos postulados de justicia y ética que tildas de políticamente correcto. Te propuse un ejercicio sencillo. Si no vas pendiente, chévere, pero no me acuses de ataques ajenos. No es necesario.

    Pratt, tampoco le dirijas la crítica a Sergio, él es un muchacho inteligente, y tiene añales en esto.

  13. Estoy de acuerdo, Leo, sin ironías de ningún tipo. Al final, creo que el tema del anonimato pueda abarcar tanto tu visión como la mía. Vaya.

  14. Ese tal Leo Felipe no se sobrepone a los epítetos que dice. Al final, la opinión de Cobra le importa demasiado. ¡Así son los pendejos, pendientes siempre de lo que piensan los demás! Tranquilo, pana, lo mío no es personal, puesto que no conozco tu trabajo, ni me interesa, pues creo que era o es (no sé si sigue existiendo) una revista para bobos, para más señas presentada en discotecas, esos templos de cultura y filosofía tan de tu gusto…

  15. Ciertamente el problema del cobra es su ignorancia y su empeño por minimizar a todos los que no son sus panas….. hahahah, pero a mi me resulta bien divertido….. sigan así echandole mierda a todo, aunque leo tiene razon….. y al tal errrr, mira mariquito, anda pa una discoteca, pa que veas lo que es bueno, moraliiinooooo……

  16. Será que lo bueno es el estruendo de la discoteca, todo un espacio para el pensamiento y las ideas a la altura de semejante intervención: «mira/ mariquito/ anda pa una discoteca/ pa que veas lo que es bueno/ moraliiinooooo……» Toda una proeza de ese redactor que en pocas palabras deja bien claras sus capacidades mentales.
     
    Saludos

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