Hay una tristeza azul llamada blues
que es como una miel amarga y dulce
que baja lentamente por la garganta
y se hace como delgado papel de lija que redondea
las aristas del corazón hasta dejarlo romo,
bonito pero en carne viva, abierto al dolor,
una fresa sin piel
con el jugo cayendo en gotas
Y es un azul tan grande como el cielo
y el mar juntos,
fusionados,
sin horizonte,
que se hace canción desgarrada
que brota de las almas heridas,
de profundas cicatrices,
profundas como el océano
Azul profundo y pesado
que hace llorar hasta las cuerdas
de las guitarras eléctricas
y deja su estela de náufragos
en las orillas de esta barra del ba
William Guaregua