Toda causa política se enfrenta a dos enemigos: el tiempo, y la cotidianidad (Y podría agregar una tercera: la mediocridad colectiva). Si el conflicto político (marcha, huelga, etc) no genera resultados inmediatos, la tendencia natural es al desinfle, el cansancio y el regreso de los participantes del conflicto a su vida cotidiana.
De ahí que la posibilidad de hacer una resistencia a largo plazo contra el estado sea una labor bizantina. Más aún si el estado en cuestión es un petroestado poseedor de incontables recursos financieros, el apoyo de las Fuerzas Armadas, la complicidad de los Poderes Públicos carentes de autonomía, el control de la mayoría de los medios de comunicación radioeléctricos e impresos, el control de todos los cuerpos de seguridad, el reconocimiento de toda la comunidad internacional, y además, si ese estado es el principal empleador, o sea, el mayor pagador de las nóminas de los potenciales participantes de un hipotético conflicto.
Es lo que pasó en Venezuela entre diciembre de 2002 y febrero de 2003. Luego de meses en los que se creía que la paralización de la empresa petrolera nacional, protestas de calle diarias, mensajes en medios de comunicación, artículos de prensa, comunicados públicos dados por una plataforma unitaria de partidos y movimientos políticos de diversas tendencias, y una petición permanente de renuncia al Presidente de la República, iban a generar como resultados la caída del gobierno.
Obviamente eso no fue así: el estado maniobró, se alió con empresarios como Wilmer Ruperti, sancionó a los huelguistas, reprimió las manifestaciones públicas, y al final, pudo victimizarse ante la comunidad internacional, y salir fortalecido de cara al referéndum revocatorio que enfrentó un año después.
Desde esos días hasta ahora, suele repetirse un ciclo en Venezuela: el estado anuncia una medida arbitraria, dicha medida indigna a los opositores al régimen, se desatan protestas que pronto son reprimidas, y al poco tiempo, todo vuelve a la normalidad. En la gente queda la sensación de que las protestas no sirvieron, que los venezolanos son frívolos, que el gobierno volvió a ganar, y que los movimientos políticos y sociales que enfrentan al estado no tienen sustancia, o son colaboracionistas.
Muchos esperan que el gobierno caiga de un día a otro, que una marcha o protesta provoque la desestabilización del régimen y se produzca un cambio de gobierno, al esto no ocurrir, el desánimo y la inacción le dan una victoria al Presidente.
Así que es bueno decir esto ahora: Chávez no caerá hoy, ni mañana, ni pasado. Aquí no hay posibilidad alguna de que las Fuerzas Armadas se insubordinen como lo hicieron en Honduras, y el cierre de 34 emisoras y un canal de televisión, no generarán ningún movimiento popular que acabe con el gobierno. Incluso, si cerraran las más de 200 radioestaciones que están bajo amenaza, tampoco ocurrirá nada extraordinario,más allá de algunas protestas de calle.
De hecho, y sin ánimos de hacer un análisis seudo-histórico, bien podría decirse que “el pueblo salió a la calle y tumbó al gobierno” es un mito. Una leyenda promovida por grupos políticos necesitados de mitificar sus luchas sociales, con el cuento de hadas de que miles de personas en la calle acaban con un gobierno poderoso.
La realidad es que todo movimiento de esa naturaleza, siempre ha contado con el apoyo de un sector mayoritario de la Fuerza Armada (23 de enero de 1958 en Venezuela, 28 de Junio de 2009 en Honduras, Caída del Presidente Fernando de la Rúa a finales de 2001 en Argentina), apoyo extranjero de personalidades o países importantes (Movimiento Solidaridad en Polonia, La Revolución de los Claveles en Portugal, Derrocamiento de Jean Bertrand Aristide en Haití) o la disidencia interna de sectores políticos del propio gobierno (Caída de Lucio Gutiérrez en Ecuador en 2004, o la declaración de insanía mental del también Presidente ecuatoriano Abdalá Bucarán en 1997).
Lo que pasa es que la historia debe mitificarse, exagerarse y convertirse en leyenda para elevar el espíritu político de los países.
En el caso del estado venezolano, está claro que la élite política que gobierna al país entendió que puede maniobrar a un país en protesta, que basta con joder a unos cuantos para que los demás se dispersen. El gobierno comprendió que la capacidad de reacción de los ciudadanos es limitada, y puede ser vencida sin que eso implique arriesgar la credibilidad democrática internacional, todavía sostenible, no solo por la legitimidad de origen del gobierno, sino por la chequera sin límites de Venezuela, amén de los intereses que se mueven en las instancias transnacionales.
Sin embargo, todavía persiste la creencia popular de que el gobierno se cae hoy, se cae mañana, se cae la próxima semana, solo le falta un empujoncito, la comunidad internacional no va a aceptar esto, y demás ingenuidades que se escuchan de boca de los ciudadanos indignados por los abusos oficiales.
Toda esta reflexión viene a cuento por lo ocurrido ayer, cuando, en un hecho que desde ya puede entrar a la historia del cyberactivismo internacional, Venezuela registro miles de visitas al Twitter, y colocó en el primer lugar de tópicos de discusión de esa página de micriblogging, la etiqueta #Freemediave. A pesar de que dicha etiqueta desapaareció «mágicamente» horas después.
De inmediato, empezaron a circular tres reacciones:
1) La del gobierno, que en un patético anacronismo, calificó de ‘campaña de ultraderecha’ la insólita cantidad de Twits (más de 100.000) que ayer inundaron la página Twitter. Y que, además, en un desconocimiento bárbaro de las herramientas de periodismo ciudadano, despacharon la iniciativa, con el remoquete de que se trataba de sifrinos escribiendo desde computadoras caras.
2) La de los optimistas de siempre, quienes, de inmediato y sin detenerse a reflexionar un minuto, empezaron a sobrestimar la capacidad de Twitter y la penetración de Internet en Venezuela, y aseguraban la ridiculez de que el Presidente estaba “aterrado” por lo que estaba ocurriendo. Incluso, llegué a recibir mensajes que decían que Twitter iba a tumbar al gobierno en las próximas horas.
3) Los escépticos, que llamaban a no banalizar la protesta, a despegarse la computadora y ‘salir a la calle’, a no convertir aquello en una competencia por “ver quién retwittea más rápido”, y alguna por ahí se preguntaba si hacer circular mensajes como ““@TigresaOriente Mis Fans de Venezuela me uno a su protesta del cierre de algunas Radios Venezolanas.Chávez recapacita #FreeMediaVe” no era, sencillamente ridículo.
Una amiga, de facebook :), me preguntaba si toda esa paja de Twitter no era nada más que el ánimo de algunos de sentir que se involucraban en la lucha, desde la comodidad burguesa de sus casas y sus laptops.
Uno más, me dijo que Twittear en inglés algo como “@johnmanuelsilva The ultraright goverment of Hugo Chávez, has propose a law that punís the opinions and informations in Venezuela.” Era estúpido.
Así que es bueno aclarar tres cosas:
1) Twitter, no es ninguna página de ultraderecha. Los Twit son post de 140 caracteres, a través de los cuales se puede transmitir y reciclar información. Paradójicamente, casi siempre es información que circula por los medios ‘serios’ de comunicación, como bien pudimos comprobar ayer, cuando las noticias de El Nacional, El Universal, Unión Radio, CNN, BBC, Tal Cual, Reuters, EFE, France Press, e incluso, ABN y Radio Nacional, eran Retwitteadas por los usuarios, con más fruición que las noticias que, según ABN, pecan por «inexactitud o inexistencia de la fuente o lo que implica la propia confirmación del hecho» (SIC,¡Que bolas!, ¿la principal agencia de noticias del gobierno no puede redactar algo con coherencia?). Twitter no tiene línea editorial, sus usuarios no se conocen entre sí, y lo que se publica o deja de publicar no es controlado por ninguna mente maestra.
2) Me parece hasta estúpido decir que Twitter no va a tumbar al gobierno de Chávez, ni a ningún otro, pero como algunos no lo tienen claro habrá que decirlo: Internet tiene un nivel de penetración en Venezuela, aproximadamente, del 30% de la población. Es decir, 7 de cada 10 venezolanos no tienen Internet y no saben que existe una página con un pajarito azul claro que tiene atiborrados mensajes contra el gobierno.
3) Esta ‘lucha’ no es a corto plazo. Llamar a la gente a que se enfrente al superestado venezolano a pedradas es idiota, y es un llamado al suicidio colectivo. La medida tomada contra las 34 emisoras y un canal de televisión no generará una reacción popular a nivel nacional con la fuerza suficiente de paralizar al país o desencadenar un pronunciamiento militar.
Venezuela vive una guerra todos los días, cientos de ciudadanos mueren semanalmente en nuestras calles. Muere más gente en Venezuela que en un conflicto bélico, y si eso no provoca ninguna reacción, menos lo hará un honesto señor venido en llanto por el cierre de su emisora.
La gente no va a dejar de vivir sus vidas solo por eso. Esa es la razón por la cual las dictaduras duran tanto, las personas, a la larga, encuentran una forma de convivir con el horror y abrazar la indiferencia. Los movimientos antidictatoriales fracasan, porque la gente debe salir a hacer la compra, debe llevar los niños a la escuela y debe trabajar a diario, la protesta altera esta rutina, por eso, si no da resultados a corto plazo, las personas suelen cansarse y transigen. Inclusive, la madre a la que le matan un hijo en algún barrio de Caracas, sigue viviendo su vida, a pesar de su hijo muerto y de que los órganos de justicia no le resarzan la pérdida. (OJO: Antes de que sigan leyendo, aclaro, no es que esto me guste mucho, yo solo digo que así es, a mí me gustaría que fuera de otra forma)
Así que entendamos, hoy no se pelea por tumbar al gobierno, las Fuerzas Armadas no harán nada, la comunidad internacional se hará de la vista larga, el maricón de José Miguel Insulza dirá que no puede hacer nada y nos mandará a dialogar con el gobierno, y “el pueblo” no va a salir a las calles, ni va a tumbar Miraflores a pedradas.
¿Entonces, para qué hacer esto? Yo creo, que la labor de escribir en blogs, Twittear, circular textos en Facebook y Myspace, colgar videos en Youtube, y hacer uso de las herramientas Web para hacer patente la situación de Venezuela, no tiene ningún otro fin que no sea informar e interrumpir la cotidianidad de la gente para recordarles, mientras hacen la compra y llevan a sus hijos al colegio, lo que está ocurriendo en Venezuela. También estoy convencido de que este debate, ayuda a poner en relieve, fuera de nuestras fronteras, la situación venezolana. De resto, ni creo que vaya a tumbar al gobierno Twitteando o blogueando, ni creo que Chávez le tenga miedo al pajarito azul.
En La Revista, un notable esfuerzo de divulgación política, llevado adelante por el escritor venezolano Vicente Ulive, hay dos artículos que tocan el tema, desde el escepticismo Xavier B. Fernández habla de «la dictadura de la realidad», y Daniel Pratt cuenta la historia del cyberactivismo, desde Seattle hasta Obama. Ambos texto son totalmente recomendables para entender lo ocurrido ayer.
Dicho esto, si quieres, únete a la campaña.
Technorati Tags: #Freemediave
Con un poco de miedo veo como algunos piensan que alcanzar #1 en trending topics pone en riesgo, o afecta de alguna forma, a cualquier gobierno.
En realidad, como bien apuntas de varias maneras, el ciberactivismo cumple una labor de difusión y coordinación, con el beneficio agregado de la inmediatez. Y por supuesto, si un gobierno y sus allegados son tan narcisos como para controlar todo lo que se dice de ellos, sin duda una campaña de ciberactivismo los obliga a reclutar a más esclavos para cuidar su imagen.
Pero mientras la política, la coacción y la represión se sigan desarrollando en el mundo físico, es necesario que lo dicho en las redes sociales trascienda lo virtual. La gente que genera los trending topics son líderes sociales que bien podrían operar en el plano físico y arrastrar, con sus ideas, a las masas.
<br>Excelente reflexión, pana. Tenemos que recordar la «democratización de los espacios» que señala Daniel Pratt, haciendo un llamado a utilizar la razón y la lógica para demostrar, en medios de internet abiertos y sin censura, por qué nos oponemos al cierre de esas emisoras y qué implica la libertad de expresión.<br>Sí, es una tarea pequeña. Sí, puede ser insignificante. Pero podemos mostrar el ejemplo, podemos señalar líneas y argumentos alternativos, podemos hacer críticas y mostrar las incoherencias.<br>Podemos reclamar estos espacios para lo que queremos que sean, una palestra de comunicación de opiniones.<br>Hasta que nos dejen, claro está, como señalas con el ejemplo de la etiqueta twitter.Saludos, el camino es largo y tampoco se acaba con la caída del gobierno: después sólo vendrá otro Estado que combatir, otra Asamblea que criticar, otras leyes a las cuales oponerse. Esta lucha va más allá de Chávez o el gobierno.<br>Saludos…
Creo que el verdadero valor de lo que ocurrió ayer no lo podemos entender ahora, lo entenderemos cuando todos los medios tradicionales que adversen al Gobierno estén cerrados, y la única vía de acceso a información crítica, y el único medio para organizarse en masa, sea internet. Ese valor lo acabamos de ver en Irán, donde un bloqueo informativo total no ha impedido al mundo seguir de cerca las protestas, y de hecho ha organizado las propias protestas a pesar de todo el aparato de represión de la Revolución Islámica. Y lo vemos en Cuba, donde Yoani Sanchez, con sus limitaciones ha logrado cosas significativas, entre otras sacar de la cárcel al cantante de Porno para Ricardo. La URSS no hubiese podido reprimir a su población durante tantos años si Twitter existiese entonces. El Holocausto Nazi se hubiese evitado si uno que otro de los que llevaban a las cámaras de Gas lo hubiese puesto en internet de alguna manera. No creo que debamos subestimar los nuevos medios, pues puede que pronto sean los únicos que tengamos, y son desde ya los que nos convierten a todos en periodistas potenciales. Que Chávez se quedará en el poder hasta que muera de viejo, es muy probable. Pero la intensidad de la represión en esas décadas de Gobierno chavista que nos quedan, es algo que sí depende de nuestra capacidad de organización y resistencia. Que sólo una minoría tiene acceso a internet, es cierto. Pero es una minoría que hace mucha bulla, y mueve mucha gente. Es la minoría responsable de que 10 años después de la Revolución chavista, todavía tenemos muchísimos más derechos que en Cuba. Eso es mérito de todos los que de alguna u otra manera hemos impedido que el atropello sea más lento que lo que Chávez hubiese deseado.
vean esto:»En cualquier Estado de derecho, en caso de que se tuviese sospechas de
que un medio de comunicación utilizase una frecuencia de manera
irregular, se le habría avisado previamente del procedimiento abierto
contra él. Sus representantes habrían tenido la posibilidad de defender
su causa o bien de presentar un recurso. ¿Aún es posible emitir la
menor crítica hacia el gobierno bolivariano ? Este cierre masivo de
medios de comunicación considerados como opositores, peligroso para el
futuro del debate democrático, sólo responde a la voluntad
gubernamental de acallar las voces discordantes, y sólo empeorará las
divisiones en el seno de la sociedad venezolana», declara Reporteros
sin Fronteras.http://www.rsf.org/spip.php?page=article&id_article=34057
JJ, con la suerte de que –por ahora– los representantes y acólitos de los gobiernos totalitarios son minorías no-significativas en Internet.
En cuestión de meses, o días, veremos como la propaganda retrógrada inundará nuevos espacios de Internet. La derecha cristiana, fundamentalistas islámicos, cubanos y chinos están trabajando a toda máquina para lograrlo.
¿Has visto Blogs de Periodistas Cubanos? (http://blogcip.cu/). De calle, la mejor diseñada y profesional colección de basuras humanas en la Internet.
Por eso digo que si la gente cacarea en Twitter, pero calla en el mundo físico, toda esa brillante, hermosa, democrática discusión, se pierde.
Llegará el momento, sin duda, en el que toda la política se hará digitalmente. Pero hasta el día en el que dejemos de usar la televisión para hacer política, será necesario transformar el contenido de la Internet en hechos físicos.
Totalmente de acuerdo, y sobre todo lo que dice Daniel Pratt, creer que desde la comodidad de mi laptop voy siquiera a rasguñar al gobierno es casi de psiquiatrico, no le echemos bolas en la calle dispuestos a que nos maten, para ver si esto va a cambiar. Sobre todo me gustaría ver a los twitteadores votar y cuidar los votso en las elcciones y no hacerse los locos cada vez que tenemos uno de esos eventos.
Pues si se fijan, la etiqueta twitter de #freemediave ya ha sido invadida por Luigino y demás fanáticos para tratar de contaminar el thread con reflexiones tipo «20 escuálidos marchan hacia Conatel, 300 escuálidos marchan hacia las discotecas de Las Mercedes, jajaja».
Vaya inteligencia.
Parece haber una incomprensión en ciertos comentaristas, no he leído ningún artículo acá tan psicótico como para afirmar que lo único y exclusivo que va a tumbar el gobierno es Twitter. Si lo que quieren son recetas efectistas e inmediatistas, ni Twitter ni las marchas lo van a ser. Sin embargo, ignorar el decurso histórico, como bien señala JJ, y las pequeñas relaciones de poder que pueden cambiarse gracias al ciber-activismo sería miope, sería hacer el análisis que hace el gobierno. Pero son pequeños pasos, pequeñas cosas que cambian la política y que pueden contribuir, siempre y cuando tengamos en claro sus aportes y limitaciones.
The paranoia is in bloom, the PR
The transmissions will resume
They’ll try to push drugs
Keep us all dumbed down and hope that
We will never see the truth around
(So come on!)
Another promise, another scene, another
A package not to keep us trapped in greed
With all the green belts wrapped around our minds
And endless red tape to keep the truth confined
(So come on!)
[Chorus]
They will not force us
They will stop degrading us
They will not control us
We will be victorious
Interchanging mind control
Come let the revolution take its toll if you could
Flick the switch and open your third eye, you’d see that
We should never be afraid to die
(So come on!)
Rise up and take the power back, it’s time that
The fat cats had a heart attack, you know that
Their time is coming to an end
We have to unify and watch our flag ascend
[Chorus]
They will not force us
They will stop degrading us
They will not control us
We will be victorious
Hey .. hey … hey .. hey!
(repeat)<a href=»http://www.zshare.net/download/635504309d6b22eb/»>Muse, Uprising</a>
Muy bueno el artículo, muy sensato.Deprime un poco. Es una reflexión que uno tiene en la cabeza pero se hace el loco…o le dá fastidio ordenar para anclar en la realidad!
ojo yo sigo con mi imágen en el facebook puesta…. :(
muy buen articulo, la forma en que lo interprete me hace pensar que lo que quieres reclamar o mostrar tu inconformidad es que hay mucha gente que escribe mucho detras de un monitor con teclado en mano, pero a la hora de tomar acciones, de ir a la calle, de ir a las urnas electorales nadie se mueve. claro es que la internet es un medio de comunicacion, quisas hasta el mas importante y menos regulado o dificil de regular en la actualidad es un medio que se debe y tiene que utilizar para hacer frente a todas las situaciones que ocurran en nuestro pais, pero lo que entendi con el articulo a mi manera de interpretar y con la q estoy totalmente de acuerdo es que hay mucho cyberactivismo, muchos insurrectos de teclado, cyberebeldes, no deberia ser asi pues entonces las palabras que tecleamos no cobran valor y se convierten en una nulidad absoluta para solo hacer bulto en la internet. la solucion para salir de esta y de otras y muchas mas esta en otros frentes obviamente se puede usar la internet como medio de coordinacion y organizacion pero la salida es otra, no solo ser rebeldes de teclado.