Dedicado a todos los diputados que no saben ni hablar, ¿saben? Esos que ayer decían: “en cuanto a que lo que estamos diciendo, digamos no, porque hay que decirlo para que nadien lo rechace”. “Un juguete en lo que tiene que ver con la salud, que los niños pueden accesar a la violencia tecnológica”. “Moderar un comportamiento, que digamos que sí promueve, porque las cosas para que los aportes, que cuando plantea, el ministerio del poder popular, cambiando, verdad, las perinolas, por las metralletas, se tiene que ser una situación, que fundamentalmente”. Y en especial, al Diputado opositor que habló de las telenovelas que ‘generan’ comportamientos afeminados en los chiquitines. =)
José González, un conocido empresario, dueño de un circo, estaba preparando su acto habitual. Cansado de la rutina bostezante de los payasos, el malabarista y la mujer barbuda, decidió abrir un casting para ver números nuevos que refrescaran su acto.
Al rato de estar descartando actos mediocres, se apareció una familia: papá, mamá, un niño de seis años, un adolescente de trece años, una chica de quince, el tío, la tía, el abuelo, la abuela, el primo de dieciséis años, la primita de ocho, y la señora de servicio, que iba con todo y uniforme.
El padre saludó al empresario y le dijo, vea esto…
Acto seguido, la quinceañera se desvistió y acostó boca arriba. El adolescente de trece años, se bajó el pantalón y se cagó en la boca de la quinceañera, que abría sus labios, tragando y masticando. La primita de ocho se puso debajo del hermano y empezó a lamerle el escroto, dándole mordisquitos, y metiéndole el dedito en el culo. El chico de seis años, que portaba una camisa de Iron Maiden, se acercó y comenzó a lamerle la coneja a su hermanita, mientras el primo de dieciséis le metía el güevo por el culito. El tío, que se parecía bastante a Mario Bros, empezó a rozar su bigote en los pezones de la quinceañera que seguía masticando la mierda de su hermano, al sentir el endurecimiento de los pezones de su sobrina, Mario Bros, introdujo el dedo índice derecho en el pubis de su sobrinita. La tía, excitada y alebrestada, llegó donde el tío, se colocó debajo de él, y se tragó su miembro completico, el pene y el escroto, mientras, con la mano izquierda se masturbaba. El abuelo, que andaba agarrado de su andadera, se acercó al niño de seis y comenzó a acariciarle el pipicito. La abuela, bailando un tema de Wisin & Yandel, meneando las caderas y dejando ver sus huesos, un tanto maltratados por la osteoporosis, llegó donde el grupo, y se mío encima de todos. La mamá, lista para la acción, se unió al festín, abriendo bien la boca para beberse los meaos de su suegra, y dejando que la diarrea líquida que salía de su celulítico culo, le cayera encima a todos sus familiares. El patriarca, que estaba captando las reacciones del empresario, llegó imitando a un simio, saltando, rascándose la cabeza, y masticando un cambur que tenía guardado en una bolsita oculta en sus nalgas, se tiró sobre todos los presentes y, masturbándose, dejó caer una megaeyaculación, que dejó blancos y brillantes a todos los participantes del acto. La señora de servicio, que esperaba pacientemente en la esquina con una motosierra, llegó hasta el núcleo de personas y comenzó a picarlas, una por una, deteniéndose de manera especial en los niños. Una vez muertos y decapitados todos, la señora, bajó al piso y masticó los trozos de su familia. Al rato de estar comiendo, eructó y se tiró un peo.
El empresario, que miraba absorto el acto, le preguntó a la señora: ¿Cómo se llama este espectáculo? Y la señora respondió:
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