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El desesperado intento de Oliver Stone por llamar la atención…

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¿Alguno recuerda esa obra maestra llamada Alexander? ¿Y la «polémica» W, la vieron y les resultó polémica? Probablemente la respuesta a las anteriores preguntas fueron negativas por una razón particular: Oliver Stone dejó de ser un cineasta impactante desde hace por lo menos dos décadas.

Atrás quedaron los días de Platoon, que, si al caso vamos, tiene el único mérito de ser la primera película que retrató la Guerra de Vietnam, casi 15 años después de su final. Hace casi veinte años de su JFK, cuyo trascendencia fue poner de nuevo en el ojo del huracán la inconclusa investigación del asesinato de uno de los presidentes más progresistas de los Estados Unidos de América.

Pero Jack no es el único ícono Pop que Stone ha explotado a su favor, ¿o es que ya olvidaron The Doors? Esta bio-pic, más allá de la excelente actuación de Val Kilmer (el casting, una vez más), fue duramente criticada por los miembros de la banda por amarillista, y por pintar a un Jim Morrison enfermo y loco, completamente alejado del original. Incluso Ray Manzarek, tecladista de la banda, anunció el año pasado que está trabajando en un documental de The Doors, puesto que considera que la versión de Stone no cuenta para nada la historia real del grupo.

Lo de Stone el día de ayer en la alfombra roja con Chávez es, a todas luces, un desgarrador grito por atención. Y es que Stone lleva años tratando de crear «polémica» para hacer prensa a como de lugar. Desde su apología a la figura de Fidel Castro en Comandante, hasta las críticas a los presidentes republicanos como en la nombrada W, o en la mucho más antigua Nixon. Ni las excelentes actuaciones de Josh Brolin o Anthony Hopkins pudieron rescatar la mediocridad de ambas cintas, hasta llevarlas a pasar por debajo de la mesa tanto en crítica como en taquilla.

A Stone no le gusta nada de eso. Por el contrario, le encanta llamar la atención. Si tienen cable y han tenido la oportunidad de ver Saturday Night Live, habrán visto que en el episodio donde Josh Brolin era el anfitrión, Stone no perdió la oportunidad para salir en cámara. Por cierto que lo único que hacía era recordarle a Brolin que hiciera publicidad a la cinta. En otras palabras, salió solo para vender.

Y es que esto es lo que le interesa a Stone, y en esto es bastante bueno. Si no hubiese hecho sus polémicas declaraciones a cada medio que se le atravesara, seguro ninguno de nosotros hablaría de él. Si dejamos de lado sus declaraciones a la prensa y nos limitamos a sus películas, Stone hace tiempo que cayó en el peor infierno de un ególatra como él: la inocuidad. Se ha convertido en un cineasta absolutamente intrascendente.

Y ojo, que esta nueva maniobra no es el último intento del norteamericano por regresar a sus glorias pasadas. Me gustaría bromear diciendo que lo único que falta es que haga una secuela de Wall Street protagonizada por Shia LaBeouf, pero lejos de ser un chiste, esto es verdad. En fin, que a algunos directores cuando se les acaba el talento, sólo les queda buscar el facilismo de la polémica.

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