Quinto Capítulo: Conflicto de Intereses y de egos en la alfombra roja rojita
Lee la primera parte aquí
El embotellamiento no es normal. Cayó una gota de lluvia, y la ciudad “colapsó”. Cero moto taxi, cero Libertador Morales a la disposición. Voy a probar en la torre Capriles. A lo mejor consigo a uno libre, aunque no tengo muchas esperanzas. Una llamada entra a mi celular, es el Doctor. Me quiere matar.
Doctor: faltan cinco para las seis y media.
Cobra: sí, discúlpeme, es que no consigo moto taxi y la ciudad está embotellada.
Doctor: bueno,estás de suerte, porque el presi no ha llegado, y hasta que no llegué, no hay estreno. Pero ya yo estoy cansado de esperarte aquí como un imbécil. Así que apúrate. Te doy diez minutos, máximo quince. Corre.
Cobra: seguro, seguro, estoy corriendo, voy que quemo.
Estoy fregado. Hay una cola de quince personas en la línea de moto taxis de la torre Capriles. A correr se ha dicho, men. Me anudo las cuerdas de los zapatos y emprendo la huida.
Paso al lado de Librería Ludens en la torre Polar, la veo forrada de libros de Chávez; paso cerca de la estatua de Colón, todavía la veo semi destruida y sin arreglo, cubierta por grafitti; paso de costado a la Sinagoga de Maripérez, y la veo sola y amurallada, a consecuencia de su asalto; paso por debajo de un elevado, y alrededor cunde la economía informal, vendiendo desde películas piratas de Hollywood hasta juguetes para niños y adultos; paso frente al parque de los Caobos, y lo veo abandonado, enrejado y lúgubre, al extremo que prefiero seguir en la calle bordeándolo antes que penetrar en sus predios desolados. Llevo diez minutos trotando sin parar y estoy a punto de sufrir un paro cardiaco. Cojo aire, miro el reloj y sigo adelante.
Mi cerebro, como mecanismo de defensa, empieza a activarse, llenándose de recuerdos, música y referencias.Me retrotraigo a la infancia, cuando venía acá a acompañar a mi papá a trotar. Eran otros tiempos. Las rejas no existían, y mucho menos la paranoia de hoy en día.
De inmediato, mi IPod implantando en la cabeza, hace el resto.Sintonizo “99 Problems” de Jay Z y me sumerjo en su video clip, en cámara lenta, junto con Rick Rubin y Vicent Gallo. Por cierto, lo dirige mi venerado Mark Romanek.
http://www.youtube.com/watch?v=WwoM5fLITfk
Los cuatro deambulamos en contrapicado y en plan de Harvey Keitel en aquella cuña de Jhonny Waler para la campaña de Keep Walking. Una joya de la publicidad.
El espíritu de Keitel, me protege y me aconseja: vence tus temores, no tengas miedo a expresar tus emociones, no te dejes derrotar por la barrera de la censura, plántale cara a tus demonios, tomate un trago en mi nombre al final de la función. Keep Walking…
De milagro, el ánima de Tío Conejo y Tío Tigre también me acompañan en el recorrido. Hacer patineta, surf y basket, me ha hecho bien. Después de todo, no me siento tan cansado. En quince minutos, he alcanzado la meta del reto “Zamora”.
Rodeo la salida del estacionamiento del Teresa, tan criticado por Luis Britto García en sus ensayos, y reduzco la velocidad por el despliegue militar. Un Guardia Nacional me lanza una mirada de odio, pero se reprime de darme la señal de alto, porque lo tienen en funciones de parquero. Los Guardias Nacionales, de por ahora, dan para todo: para atender en Mercal, para repartir pollos, para hacer bulto en marchas. Incluso, les da tiempo de sobra para rociar con gas del bueno a los estudiantes de La Central, La Metro, la Monte Avila y la Católica. Así de eficientes son.
Irónicamente, Luis Britto García, a quien respeto pero últimamente no comprendo, participará de las acciones de la velada en calidad de invitado especial(luego discurriré sobre la lectura crítica de Luis Britto García contra el despropósito arquitectónico del Teresa. No se preocupen).
Por lo pronto, a él se le acredita el mérito de haber escrito el guión para Zamora, luego de una sonada querella por la autoría intelectual, de padre y señor nuestro, con Gustavo Michelena, actual y recién designado Presidente de la Fundación Cinemateca Nacional. Sería más irónico todavía, contar con la presencia de los dos en el mismo lugar y a la misma hora, a la gloria del estreno de Zamora. Sería, sin duda, uno de los momentos kodak de la noche. Solo yo tengo la cámara mental para tomarlos, porque la fuente la domino de cabo a rabo. No se les olvide, yo trabajé por tres años en la Cinemateca Nacional y soy crítico de cine desde los 17. Ahora tengo 33.
Mis colegas son jóvenes e inexpertos, y no saben de los intríngulis de la plataforma cine. Por eso, justifico mi infiltración en la velada, para darle un debido contexto a la situación, con el propósito de ahondar en sus contradicciones.
Mi objetivo es simple: darles a ustedes las herramientas y las informaciones para interpretar el asunto a cabalidad, dentro y fuera de Venezuela.
Para el próximo episodio, les asomo algo: hablaré a calzón quitado de la batalla campal de Luis Britto García con Gustavo Michelena, por el crédito de guionista de Zamora. Una guerra civil digna del lanzamiento de la película. Atención, porque hasta Chalbaud tuvo su papel secundario en dicha reyerta cuerpo a cuerpo, en dicha pelea por los pesos pesados de la atención mediática en el trampolín de egos de la Misión Cultura.
Es la impostura de una revolución de mentira, empeñada en reafirmar los peores valores de la derecha empresarial: el mito del derecho de autor, el culto a la personalidad, el egoísmo, el ejercicio del monopolio creativo, la competencia malsana, la envidia, la traición, el elitismo, la discriminación intelectual y la hipocresía. ¿Luis Britto García le dará la mano a Michelena en el Teresa y ambos fingirán demencia, como diría JJ? ¿Los militares me dejarán entrar como si nada? ¿El Doctor me seguirá esperando?
No se pierdan las respuestas en el próximo baticapítulo.