Había una vez un pueblo armonioso con pobladores felices, generosos y pacíficos.
De pronto un loco apareció y se sentó en la cima de la montaña y comenzó a vociferar disparates, «¡Compren!, ¡Vendan!, ¡Suban!, ¡Bajen!, ¡Metan!, Saquen!».
Todos miraron al loco, algunos rieron, otros se atemorizaron, la mayoría lo ignoró.
Mucho tiempo después aparecieron varios locos en cimas de diferentes montañas que rodean aquel pueblo, lo curioso es que los pobladores ahora se enfrentan unos con otros, se pisotean entre sí, corren sin sentido buscando algo desconocido.
El bullicio de aquella ciudad es espantoso, pero los locos han logrado hacer que su voz llegue a todos por igual y que su voz se alce por encima de todas las demás voces.
Un montón de gente se apretuja en una colina y se golpean para ingresar a una empinada subida donde en la cima está uno de los locos gritando «¡Suban!», en la colina opuesta un río de gente cae arrastrado por la multitud, todos repiten el grito de «¡Bajen!» del loco de la colina.
Se observan grupos de personas comprando, algunas peleando furiosamente por poder comprar y otras mas alejadas lamentando no poder comprar, en el centro de la multitud el loco gordo grita «¡Compren!», otros marchan cabizbajos hacia el río donde un loco flaco mira a todos a los ojos diciéndoles «¡Vendan!».
Todos los pobladores tienen grandes pantalones donde guardan las cosas, pero luego los vacían por confusión o pánico, para inmediatamente empezar a llenarlos de nuevo, mientras se escucha a los locos de turno gritar incansablemente «¡Mete-Saca-Mete-Saca-Mete-Saca!»
Nadie sabe el objetivo de esa dantesca algarabía, los que preguntan mucho terminan en una escuela donde el primer loco de la montaña fundó una academia que se divide en diversas escuelas: «compra-venta», «subi-baja» y «mete-saca».
Los recién llegados a la escuela preguntan el sentido de tanto alboroto, pero al cabo de un tiempo se olvida la pregunta y se profundiza en el elaborado tecnicismo de cada una de las especialidades, la correcta pronunciación de cada una de las órdenes y el correcto método para encaminar a las multitudes en compra-venta, subida-bajada y metida-sacada.
Ya existen en aquel pueblo varias plazas en homenaje a diferentes locos, pero hoy se construye una iglesia para rendir culto al primer demente de la montaña.
Los locos de la montaña finalmente han llegado a un acuerdo, todos coinciden que por fin ha llegado la paz y prosperidad a ese pacífico valle.