Ciao!

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La aventura gigantesca del cine por medio de un mapa mental

Ella espera paciente las horas nacientes, olvidando sus agonias y exclamando a la muerte.
Sus ojos nunca se pierden siempre estan atentos a alguna creación que origine su cuerpo.
Su juventud es resplandeciente adormece y envejece a los entes que se le atraviesen.
El cine es el arte su belleza es un arte y entremezclados
se dan vida y fluyen como torrentes por nuestras atonitas pupilas.
En anecdotas e historias similares profundiza su verbo adiestrado encontrando un plano excelso.

Ataviadas en desaciertos clasicos, las cinicas deslucen su condicion de semidioses.
La tarde reclama el sudor finito que se estanca en su frente.
Los amargados apartados, desahuciados intimos en sus desventuras. Coprófagos seudopoetas.
Pellejo seco maloliente que juega un juego indiferente, deslumbra con sus palabras sabias o reciensabidas que sabiamente utiliza, engulle intransigente la piel tersa deseando que ella se adhiera a su carne decompuesta.
Las miradas incansables, infinitas como desgraciadas estrellas
que se posan sobre cosas mas bellas.
Violetas agradables se impregnan en sus piernas y crecen imparables
como si de un plano de gusano se tratase.
En una vision en contrapicado estamos atrapados por unas horas en su grandiosidad indescifrable.
Intratable, su mirar se aleja al instante, ella conoce de horizontes mas lejanos de profundidades mas hondas e iluminadas,

se desconcentra en la inercia de lo descriptible
de lo hartamente repetible, de lo humano.
Cinco minutos no bastaron y el intento de evocar continuas falacias que se describen solas en palabras metaforicas, han irritado el papel que jamas ha sido fiel ni apasionante.
Las palabras bonitas no se materilizan se hacen trizas estrelladose marchitas (Sin tiempo)
sobre el papel, y el deseo aun vive incrementando el sufrimiento.

2 Comentarios

  1. La sonrisa del poeta

    En su diario caminar no hay rosas rojas ni blancas gardenias,
    la vida se desdobla, deja de ser lo que aparenta,
    revuelve sonidos, colores, esencias,
    la pupila se dilata,
    el corazón se ensancha,
    la palabra tridimensional es escasa, nefasta.
    Dame más, dame más, dice el poeta.
    Déjame escuchar a los ladrillos cantar,
    arrastrarme por el cabalgar de tus latidos en aumento.
    Déjame tirar las ropas de tus pensamientos,
    escuchar los pregones tu pecho
    abierto, puro, gallardo,
    dispuesto a matar dragones, lanza en mano
    para luego perderse entre castillos inventados.

    En su diario caminar, no hay rosas rojas, ni blancas gardenias
    “Violetas agradables se impregnan en sus piernas” escucha,
    y sus labios se alegran y se rinden,

    sin más,

    sin lucha.

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