He seguido con atención la discusión que José Roberto Duque, JJ, Carlos Caridad Montero y Sergio Monsalve han sostenido, tanto en Panfleto Negro como en el blog El Discurso del Oeste, cuyo tema central ha sido el estreno de la película Zamora, del director Roman Chalbaud.
Lo cinematográfico se despacha rápido, es el único consenso de la disputa: al parecer todos, los proletarios del 23 como Duque, los niños bien del este como Monsalve, y hasta el sionista de Jacubowicz, concuerdan en que la película es una cagada. Si ellos lo dicen, yo les creo. Todos también parecen concordar en que Chalbaud es un oportunista.
Ahora bien, en lo que difieren es en el enfoque que Duque le dio al artículo que originó la discusión. José Roberto Duque afirma que la razón por la que Zamora es una mierda, es que su director, Roman Chalbaud, es de clase media, y eso lo incapacita para hablar de las dinámicas sociales del barrio, y de las historias que pertenecen al pueblo. Pero JRD va más allá, afirma que el cine fue secuestrado por los sifrinos, que es una herramienta burguesa, secuestrada por millonarios, y hasta afirma que los chicos que estudian en la EMPA (Escuela de Medios, y Producción Audiovisual) de Ávila TV, no son pelabolas como él. Pero claro, pueden aprender y revertir ese proceso; solo tienen que recordar siempre de donde vienen.
Afirma Duque, que los único personajes que están bien construidos en la película son aquellos bichos afectados y tal: la clase media es súper efectiva para narrarse a sí misma. Guzmán Blanco y Juan Crisóstomo Falcón están bien dibujados ahí. Obvio: Chalbaud les conoce el alma a los bichos de su clase y visión del mundo.
Esto ya fue desmontado por Sergio, quién acertadamente se pregunta si, siguiendo ese criterio, entonces las mujeres sólo pueden hacer cine sobre mujeres, los judíos sobre judíos, y los pobres sobre pobres. Así que tal vez llegue tarde a la discusión, pero por eso que dice Duque he escrito este post. Porque, según la limitada visión de JRD, yo, como carajito blanquito de una ciudad icónica de la clase media venezolana, le conozco el alma a los bichos de mi clase y que comparten mi visión del mundo.
Podríamos comenzar por ahí: yo no creo que muchos de los que viven alrededor mío compartan mi visión del mundo, y menos creo conocerle el alma a estos coñoemadres, pero bueno, si tú dices que yo debo hablar de la clase media, porque es a la que pertenezco, pues lo hago.
La clase media venezolana que conocemos hoy no se formó en base al trabajo, al esfuerzo o la industrialización, como si pudiera serlo, por citar un ejemplo, la clase media inglesa. No, la clase media venezolana a la que pertenezco, se formó gracias al liderazgo populista y demagógico del bipartidismo adeco-copeyano. Específicamente, gracias a la nacionalización petrolera y el establecimiento en Venezuela de un estado rentista. Así nació esa clase media sifrina, insensible y alejada de la realidad.
Fue el chorro petrolero el que malcrió a la clase media, y le dio como fin para validar su existencia, el consumo. No fue ninguna expropiación histórica, no fue ningún saqueo, ni ningún robo a los pobres: fue simple demagogia, repartición a manos llenas y promesas vacías.
La relación de la clase política venezolana con la gente, de clase media y clase pobre, era simple: pórtense bien y yo les proveeré. Así, en los setenta y ochenta la clase media se iba para Miami, compraba de a dos, despilfarraba recursos y se comía su mojón mental de que éramos suizos, y de que Venezuela era una perla distinta al resto de los países latinoamericanos, en ese entonces (y ahora también), hundidos en la pobreza y azotado por dictaduras militares. Ese pupú cerebral, llevó —y lleva— a algunos a creer que Venezuela era grande, y que los venezolanos éramos tan geniales que habíamos logrado ser un ejemplo de democracia y progreso para nuestros vecinos.
Del otro lado, en las clases populares —fíjate que no uso la palabra ‘pueblo’, no vaya a ser que digas que los burgueses nos estamos robando sus palabras—, la relación de la clase política hacia ellos, era de juego con su hambre, de aquella lamentable cosa que los adecos crearon y que se llamó ‘consolidación de los barrios’. Que no era otra cosa, sino algo terrible: la institucionalización de la pobreza como forma de vida. Era la época en que los malditos cabrones que gobernaban a Venezuela iban a los barrios a cambiar planchas de zinc por votos.
Esa es la razón por la que en Venezuela la izquierda siempre perteneció a pequeños grupos intelectuales, casi siempre de estudiantes universitarios, hijos de la clase media, que se sentían seducidos por las ideas de los ñángaras y los pelúos. Aunque te duela, a Alí Primera nunca lo escuchó el pueblo llano, quienes lo oían eran los estudiantes de la UCV, y los líderes sindicales de izquierda.
Pero hoy, la historia oficial impone la idea de un pueblo pobre, siempre al lado de la izquierda, que escuchaba a Alí, leía a Marx, y votaba por José Vicente Rangel o Teodoro Petkoff, o Pompeyo Márquez, o cualquiera de los candidatos del MAS, que nunca sacaban más del 2% de los votos, porque la gente, pobre y clase media, votaba por CAP, por Lusinchi, por Luis Herrera, o por cualquier otro farsante que ofreciera seguir con la piñata petrolera.
La realidad es muy alejada de la farsa histórico-épica que hoy se maneja. El verdadero alimento espiritual e intelectual de los venezolanos, eran las telenovelas y Sábado Sensacional, el Miss Venezuela y el Show de Fantástico, la Sifrina de Caurimare y las recetas de Julia de Briceño. Eso es lo que une a la clase media y a la clase pobre. No es que los sifrinos iban al barrio a comprar droga; no, es que los sifrinos y la gente del barrio crecieron con Amador Bendayán, o con cualquier otro cabrón al que Cisneros pusiera en pantalla para vender ilusiones.
Sonará feo, será muy políticamente incorrecto decir esto, pero hay que decirlo. Allá cada quien con su mito, el que quiera comerse la patraña en boga, que lo haga, cada quien es libre de vivir de sus propia mitología. Pero la realidad, es que de este estercolero todos somos culpables, el pueblo al que rinde culto JRD, y la supuesta burguesía a la que detesta. Todos votaron por CAP, y todos somos corresponsables del desastre que llevó al 27 de febrero. Nos guste o no.
De hecho, si hiciéramos un análisis del liderazgo de Hugo Chávez, bien podríamos compararlo con los pastores evangélicos de la Iglesia Pare de Sufrir. Aló Presidente es una copia de ese programa: Chávez, más que un Presidente o el líder de algún proceso político, parece un pastor, que canta, habla, conmueve y sobretodo, ofrece milagros en vivo.
La relación con el chavismo se basa en lo que Chávez da y en lo que Chávez ofrece. Y esa, por cierto, es la razón por la que ‘el peo’ no termina de estallar. Eso que algunos ingenuos de la oposición dicen, cuando reclaman que la clase media “no reacciona ante lo que ocurre”.
A la clase media puede que no le guste Chávez, puede que lo llamen mono, macaco, marginal, mico y demás epítetos racistas y discriminatorios. Eso es verdad, Duque. Es cierto que si vienes a San Antonio, montado en un carro que tenga música de La Chiche Manaure a todo volumen, muy probablemente, te caigan a pedradas. Pero no es menos cierto que el frenesí consumista de la clase media venezolana ha llegado a niveles enfermizos; nunca se había malgastado tanto dinero como ahora, y eso es gracias a la revolución bolivariana. Aunque te arreche.
Yo no manejo cifras, pero no las necesito para saber, por ejemplo, que nunca había habido tantos carros en San Antonio. Sin paja, es casi seguro que todas las familias de clase media tienen, al menos, tres carros. En las concesionarias, se está más de un año esperando vehículo. Somos el país que más consume celulares, que tienes más feisbu, que usa más blackberrys. Y ni hablar de los conciertos: Venezuela se ha convertido en la plaza favorita de los artistas devaluados, que vienen y cobran una fortuna por presentar sus arcaicos y desprestigiados shows, como si fueran la última novedad. Todo esto sólo es posible bajo la política económica de la revolución, profundamente rentista, Duque, aunque te arreche. La clase media no odia a Chávez por no darle plata, al contrario, la clase media nunca había tenido más real que ahora.
Esto lo sabe el gobierno, por eso no terminan de anunciar las medidas económicas, porque en el fondo Chávez sabe que mientras la clase media siga consumiendo basura como lo hace ahora, podrán arrecharse, hacer marchas y decir ‘este país se volvió mierda, reaccionemos’, pero en el fondo, estarán tranquilos. Por eso es que Chávez presenta el precio del petróleo como un gran logro, porque mientras la piñata siga, pues no importa, la gente de la clase media podrá ladrar mucho, pero no morderá.
Voy ponerte un ejemplo: el día del Miss Venezuela ocurrió un poco reseñado milagro en este país nuestro (nuestro, Duque, tuyo y mío, aunque te arreche): Chávez pospuso su cadena. Yo no lo podía creer cuando me percaté de que el Presidente había pospuesto la cadena con su discurso en la ONU; el mensaje, fue transmitido casi a las 12 de la noche; todo, para no interrumpirle el demagógico concursito a Cisneros, ¿el verdadero Presidente de Venezuela?
Así de grande es el control que Cisneros y la verdadera burguesía —es decir, los que realmente tienen real, y no los trabajadores engreídos de San Antonio— tienen sobre el gobierno nacional. Y así, Duque, transcurren los juegos de poder en Venezuela. Primero las misses de Cisneros, la laca, Osmel, Boris Izaguirre, Daniel Sarcos, Maytte Delgado, Dayana Mendoza, Stefanía Fernández, la miss que no sabe si pedir perdón o permiso, y los sifrinos disfrazados de malandros, Franco y Oscarcito, para la clase media; y luego, para los pobres, el discurso de Chávez en la ONU enfrentando el imperialismo, y diciendo que Obama huele a esperanza.
Es bastante simple, no sé como algunos realmente creen a estas alturas que la clase media odia a los pobres porque están siendo reivindicados por Chávez, o que odian a Chávez porque está reivindicando a los pobres. Pero como dije, allá cada quien con sus mitos. El que quiera creer que en San Antonio, o en Chacao, la gente vive bañándose en sus piscinas y oyendo a Beethoven, mientras maltrata a sus esclavos, puede hacerlo.
Mientras eso pasa allá arriba, acá abajo, donde, para desgracia de JRD, estamos todos nosotros, seguimos creyendo que un pela bolas que se gasta 30 lucas en Arturo’s es un burgués enemigo al que hay que destruir.
Hace un par de días comentaba el nuevo libro de Titina Penzini. Y, de alguna forma, hablaba también, sobre la banalización del mercado editorial venezolano.
En la clase media venezolana pueden surgir esperpentos literarios como estos, básicamente, porque la gente que vive en San Antonio es tan idiota como para creer que en verdad son chics y del primer mundo porque se ponen una de las mamarrachadas que diseña Titina, o porque se gastan 100 lucas en un triángulo de chocolate en el restaurante de Sumito.
José Roberto —y a quien pueda interesar— métete una vaina en la cabeza, pana: En San Antonio de los altos (y en Chacao, y en Valencia, y en Maracay) no viven miles de millonarios. Lo que abunda por estos lados son desubicados, engreídos, recién vestidos y payasos que no saben donde están parados. Para decirlo en términos marxistas: gente que no tiene conciencia de clase. Que se montan en camionetas por puesto, pensando que son limosinas; que a veces no tienen ni para comprarse un cachito en la panadería, pero hacen lo que sea por exhibir un blackberry; gente pelabolas, pero que se comieron el mojón mental de que tienen real y de que San Antonio es una ciudad de clase alta. Pero la realidad, Duque, es que aquí la gente trabaja y si no lo hacen no comen, se joden y se tienen que mudar para allá, para el 23, contigo. Donde, por cierto, y como bien te acotó uno de tus comentaristas en el blog, también vive la clase media.
A la gente de la clase media venezolana lo que le hace falta es una buena dosis de ubicatex. Lástima que luego de casi once años de este mierdero en el que estamos inmersos, esta bola de pajúos que son vecinos míos, todavía no caigan en cuenta, ni abran los ojos. Y digo que es una lástima porque, como sabrás, a la piñata petrolera ya no le quedan caramelos; así que lo que viene, Duque, es bueno: desempleo masivo, deudas por montón, suspensión de créditos, hambre papá, a la clase media le viene hambre pareja cuando se acabe la feria. Eso que a mí siempre se me ha parecido mucho a lo que sufren los drogadictos cuando se les acaban los reales para comprar la merca: ese momento lamentable de abstinencia y sufrimiento.
Ojalá después de este síndrome de abstinencia, a la clase media le de por rehabilitarse y replantearse seriamente como clase trabajadora y no como payasos sin criterios que se gastan la quincena en cualquier baratija, sólo por ser Cool, o Chic, como diría la vergonzosa Penzini. Yo espero que el platanazo que se le viene a la clase media venezolana, cuando despierten de su fantasía saudita, sea lo suficientemente fuerte para que se produzca un cambio. Como sifrino sanantoñero, abogo por eso. =)
Por cierto, no es casual que detrás del nuevo caballo de troya del mundo editorial criollo esté una representante del apellido Penzini. Los Penzini son traficantes de la mediocridad intelectual. Pedro, es un viejo que, sin el menor sentido del ridículo, habla sobre vida sana y sibarita a pesar de ser un locutor notoriamente ignorante como el Chunior, aunque sin su genial humor. Titina, es la representante perfecta de eso que mi hermanito de 12 años (que vive en el barrio La Matica de Los Teques, donde tambiñen vive mi mamá, Duque) llama “las sifrinas comesardinas”, ese grupo de patéticas señora digamos Tofano, De La Vega, Rausseo, Moreno, Delgado, que comen con los dedos, pero se los limpian con servilletas, y que además, las muy idiotas, realmente se creen grandes señoras, cuando lo que son es urracas malvestidas y mediocres. Y, el más discreto de los Penzini, Pedro Penzini López, es un economista lastimoso, artífice de la candidatura del Conde del Guácharo a la presidencia, en las elecciones de 2006; un intento, bastante trágico, de crear un ‘Chávez de la oposición’.
Decir todo esto lleva a la respuesta de niño malcriado que suelen soltarme mis ¿cómo los llamo, Duque?, ¿“camaradas de clase social”? Me refiero a la típica malcriadez del tipo: BUENO, YO TRABAJÉ PA’ COMPRAME MI BLAKBERRI (así, mal pronunciado, como todo wannabe que ni siquiera se molesta por aprender a hablar bien el inglés) SI LA GENTE DE LOS CERROS NO TIENE PA’ COMPRASE UNO, ESE NO ES PEO MIO!!!!!!!!! A veces lo rematan con un: QUE LE PIDAN UNO A CHÁVEZ, O QUE SE COMPREN UN VERGATARIO, LOS NICHES ESOS!!!
En fin Duque, así es la gente de mi urbanización. Si La Villa del Cine quiere, que me financien y hago una película sobre ellos; eso sí, cero estereotipo, si vamos a desnudar a la burguesía le echamos bola, pero que el retrato no sea tan sectario e interesado como el tuyo. No. Si vamos a desnudar a la clase media venezolana, lo hacemos, pero no desde el estereotipo interesado, hagámoslo desde la realidad, realidad, de la que eres parte, aunque no te guste. Ahora lo dejo hasta aquí, primero porque estoy escuchando música burguesa (The E. N. D. el nuevo disco de los Black Eyed Peas, que no puede ser más sifrino con tanto beat), así que la inspiración se me va; pero sobretodo porque como buen burgués no me voy a gastar mis reales en ver Zamora, lo haré en la nueva de Almodóvar, ya escribiré mi reseña burguesa.
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Carajo chamo!! Qué vaina tan demoledora y tan buena la que escribiste aquí! Lo malo fue que te metiste con Érika de La Vega, te va salir el Zorro por estarte metiendo con su familia.
Ja ja ja. Si va, pana. Creo que hay que empezar a derribar algunos mitos que atrofian cualquier discusión.
Seh! derribar mitos… algunos ique son iconoclastas hasta que te metes con uno de sus iconos fundamentales. Todavía me acuerdo del zafarrancho cuando lo de Dudamel.
Excelente. Otro texto de antología para los desmontajes de PanfletoNegro. Mientras Panfleto sigue intentando entender y deconstruir su clase, los demás siguen reivindicando el cuentico del pueblo bravo y valiente, con cero crítica o reparo.
Sólo acotaría que siempre me ha parecido un absurdo hablar de oligarquía o burguesía en Venezuela. Acá esa clase es una clase kleenex, que sirve a los intereses de la coyuntura política del momento antes de ser sustituida por otra, con igual carencia de méritos o talento que la precedente, por puro jalabolismo.
Por eso las élites culturales de Venezuela son inexistentes: porque a diferencia de Perú o Colombia, donde una clase de hacendados godos puede establecerse financieramente durante siglos y pasar a invertir en cultura, nuestra «oligarquía» es nuevo rica, rasamente inculta y consumista, como señalas.
Saludos.
La verdad es que esa falta de comunicación entre las clases, que tanto fomenta Chávez y a la que tanto hace eco Duque, es la que nos tiene jodidos. Si los pobres supieran lo que los ricos saben sobre los Chavistas, aquí la estafa hubiese caído hace tiempo.
En el otro foro, Harold comentaba que en el fondo, Bolívar, era uno de esos sifrinitos estereotipados que pinta JRD en su post. Hablaba dos idiomas, y seguramente era más amanerado que las ultrafab*; sin embargo, tanto a él, como a los demás «próceres» nos los venden como gente de pueblo, cuando en realidad eran hijos de españoles, pertenecientes a la burguesía ilustrada (si no lo hubieran sido jamás habrían iniciado el proceso independentista, inspirados, principalmente Bolívar, en la gesta de Napoleón Bonaparte).
Y sí, Krisis, en Venezuela no se puede hablar de Burguesía u Oligarquía. En realidad el único oligarca de este país se llama Gustavo Cinseros (Y tal vez, el señor Mendoza), los demás son sólo hijos del petróleo, consumistas ignorantes y profundamente incultos.
Si alguien necesita una muestra, léanse el post que publica un tal Lenguajeenniple.
Lo grave, JJ, es que parece profundizarse. No sé, a mi me da una tristeza enorme (y me perdonan la cursilería) cuando todavía veo a gente de la clase media, diciendo que los chavistas son niches que les quieren robar sus carros.
A mi lo que me fastidia del «peo de clases» de Venezuela es practicamente inventado, acá los estratos sociales son sin real y con real. Pero en el fondo, es la misma gente, con los mismos peos mentales y las mismas aspiraciones, si soy sin real y mi aspiración es un «blakberri» (JMS dixit) es probable que si soy con real mi aspiración es una «hummer»(o cualquier otro objeto) pero el caso es que mi aspiración siempre será material, es como agarrar la trillada pirámide de maslow y sustituir todas las necesidades con celulares, whisky y carros.
Es por eso que cuando no existía el «peo de clases» todo el mundo se toleraba (y uso esta palabra con toda la intención) es decir, te odio igual pero bueh que coño estás acá. Vayas donde vayas siempre vas a estar rodeado de sifrinos y tukis. O peor aún de sifrinos que se comportan como tukis, yo no veo la diferencia en realidad. Quizá la diferencia radique en que unos perrean en el barrio y otros en una quinta, pero al final, todos perrean, todos son echones, todos serían «felices» con más plata.
Mientras que en otros países las diferencias culturales se hacen presente entre las clases, acá todos tenemos la misma cultura, por eso ves a ingenieros decir estábanos sin que nadie chiste, es lo normal y por eso uno puede estar no sé, en Copenhague y reconocer a nuestros compatriotas ya sea porque se está coleando o porque está moviendo el whisky con el dedo.
Y estamos tan engañados que la vaina lo que da es risa, no somos vivos, somos abusadores, no somos cálidos, somos confianzudos, no tenemos buen humor, somos payasos. Digo todo esto en el marco del «desmontaje» que se está haciendo.
Por eso me produce asco cuando escucho términos como burguesía y oligarquía, o pueblo llano o tal cosa popular, somos todos iguales (y no en un sentido amplio y de espíritu de grandeza) somos la misma vaina toditos, separación de clases hay en otros lados y las diferencias están marcadas. Acá no, acá todos vemos el miss venezuela, todos vamos al beisbol, todos escuchamos reggeaton o vallenato y todos tomamos whisky, y si no podemos lo sustituimos con equivalentes. Todos nos odiamos, no porque somos chavistas y escualidos, pobres y ricos, sino porque la única diferencia que existe entre nosotros es cuánto tenemos en la cartera.
Extraordianario comentario Ares. Saludos.
Demasiado bueno este artículo, en este país todo está muy claro y el que no quiere ver las cosas se está engañando el solo.
Creo que se confunde «clase» con «cultura» y «valores». Una cosa es que todos veamos beisbol o comamos arepa, otra cosa el que en Venezuela no haya clases sociales.
Es decir, estoy de acuerdo en que los conceptos hay que manejarlos con cuidado (por eso que me oponga a «burguesía» a menos que se redefina la cosa) y que «lucha de clases» es bastante anacrónico en la Venezuela ultracapitalista.
Pero clases hay. Diferentes de las de Tegucigalpa o Tokyo, sí; pero barrer con toda distinción es suponer que un carajo del Este de colegios privados y un carajo de Petare que sube el agua a su casa en tobos comparten la misma visión de mundo.
Repito: comparten *valores*, algunos de ellos (Las misses, etc.), pero antes de que se «hablara» del «peo de clases» el peo ya existía y no es por dejar de hablar que va a desaparecer.
La cosa es que la «diferencia de clases» se puede agarrar por muchos lados, y estoy de acuerdo en que el giro racista, revanchista y revisionista que se le da es desastroso. O sea, lees al Duque y te parece estar leyendo a uno de esos Panteras Negras que decían, «lo que propongo es que nos dejen esclavizarlos a ustedes durante 200 años y violar a sus mujeres, y luego estamos a mano», una estupidez.
Cualquiera puede ver el tufillo racista y supremacista, pero para eso bastaba leer los posts de JRD justificando las coñazas a los reporteros y borrándolas de un plumazo porque » a nosotros (who?) nos han matado miles». Eso es simplemente irresponsable, producto de una mente, o idiota, o racista.
Como no me interesa ninguno de los dos, hasta allí llegó la atención que le prestaba al señor.
Siempre supe que los dos motores de ésta sociedad eran el miedo y el odio. Lo supe más o menos en 1994 cuando una vigorosa sacudida del sistema económico nos arrojó a muchos a un lugar cercano a la pirámide socio-económica. Es decir, lo supe mucho antes de que Chávez y sus corifeos perrunos agitaran la bandera del odio de clases.
La cosa es muy simple: todo el mundo teme al que tiene menos y odia al que tiene más. Si no me creen paseen por cualquier urbanización de clase media, con sus vigilantes y sus alambradas. Obvios productos del miedo.
¿Y el odio? véanle la cara a un tukky cuando mira a un «sifrino». No hay más qué decir. O escuchen a un clase media hablando de «los especuladores», con esas patéticas excusas que utilizan para no encarar los gravísimos desajustes de nuestra economía.
No no, a ver, lo que yo estoy planteando es que el «peo de clases» tal como nos lo quieren vender, no es tal, y que por eso produce gente como JRD y las viejas comecachitos del cafetal, el problema es otro, y todo el asunto de la lucha de clases promovida por el chavismo es algo inventado e importado(como todo lo nuestro), de sitios donde la lucha de clases sí ha sido a coñazo y sangre.
Ah, O.K. Entonces vamos más o menos por el mismo camino: el uso interesado de la diferencia de clases para crear una historia épica («la lucha de clases») donde nosotros nos matamos para que algún político se coloque…
me temo…y pido disculpas por antemano por violar hasta las recomendaciones de este panfleto…que mi respuesta será larga pero trataré de resumir:
«la clase media venezolana a la que pertenezco, se formó gracias al liderazgo populista y demagógico del bipartidismo adeco-copeyano. Específicamente, gracias a la nacionalización petrolera y el establecimiento en Venezuela de un estado rentista. Así nació esa clase media sifrina, insensible y alejada de la realidad» que decir…para empezar que no estoy de acuerdo a pesar del ápice de verdad que subyace, si hay como no, una clase media chupa estado y tonta, pero junto y de la mano, incluso en la misma casa y la misma familia, existen unas clases medias, desde la pequeña burguesía hasta el empleado bien remunerado, forjados en torno (y disculpen el halo conservador que enturbiará el estilo de panfleto negro)a los valores tradicionales de occidente, familia, trabajo, estudio y libertad, hay un conjunto de ciudadanos, la mayor parte graduados por miles en las universidades nacionales, algunos menos afuera, que trabajan a todo cerebro por sacar adelante su familia, por defender un modo de vida, esos por cierto no ven venevisión John Manuel, mucho menos se dejan seducir por el encanto Kitsch de Hugo Rafael…recuerdo al Duque y a John Manuel que comparten el mismo problema, la crítica a la pequeña burguesía que es afín a todos los totalitarismos y recentimientos, más aun cuando en el caso de estos dos insignes blogueros proviene de su mismo seno, pequeños burgueses en contra de la pequeña burguesía fueron Hitler, Lenin, abimael Guzmán y un largo etc etc, por cierto que no te engañe el duque, no importa de donde venga es hoy día un pequeño burgués, un señorito que se interna en el 23, canta salsa brava sudoroso y defiende la violencia, en una especie de autopopulismo que no me engaña…
Ares: aquí sí hay coñazo y sangre. El hampa desbordada que tenemos es una guerra civil a fuego lento. Está alimentada por el odio. En éstos días ví una machito cuyas calcomanías gritaban a los cuatro vientos «sí, soy un abusador, y abuso porque tengo más plata que tú y qué?» y te juro que pensé «coño, después se preguntan por qué los secuestran y los matan». Sí hay un problema serio de clases, no nos caigamos a coba. Las clases altas/medias tratan como basura a los demás, con desprecio. ¿No te convence? Anda para un McDonald’s y verás cómo el comprador (en el fondo otro pelabolas con ínfulas) suele tratar mal al vendedor.
Sí, en eso estamos de acuerdo, de que hay sangre, hay sangre, no me atrevería a decir que el hampa es la venganza de las pobres o algo así,ni metería en un saco a toda la clase media/alta por los imbéciles de los machitos, claro que hay violencia y resentimiento, porque nos hemos tragado la problema importado de una lucha de clases sin sentido pero que gana votos.
steppenwolf: Yo podría ponerme a mí mismo como ejemplo de lo que dices. Mi papá es un taxista, llegó a Venezuela en uno de los contingentes de inmigrantes españoles en épocas de Franco. Y mi mamá trabajaba limpiando pisos. Ambos, le echaron un camión de bolas para comprar el apartamento que tuvieron y para sacarme adelante. Mi prima es hija de una costurera y se graduó, con honores en la UCV; mientras estudiaba, también trabajaba para ayudar a mi tía a pagarse su carrera. Mi otro primo idem. Yo sé que hay múltiples casos así, y que no todo es en blanco y negro. En fin…
Pero la intención de este post es señala, lo que creo, son errores de la «pequeña burguesía» (la expresión es tuya) y sus contradicciones de cara a lo que acontece hoy en Venezuela. Si hay gente que se ofende, pues lo siento. De alguna manera estoy insultando a mi viejo, que es así como tú lo describes, parafraseándote: un tipo que trabaja a todo cerebro por sacar adelante su familia, por defender un modo de vida. Supongo que eso que describes también es aplicable a todos quienes escriben en PN. Que también son (somos) clase media, trabajadora, que le echa bolas, que no ve venevisión, blah, blah, blah.
Pero quienes se identifican con esa descripción que haces, no tendrían por qué sentirse aludidos por mi post.
Gracias a todos por comentar, muy buena discusión.
Primero que todo deseo disculparme, de antemano, por este comentario: siempre me ha parecido un tanto fastidioso tener que leer diatribas de carácter estrictamente personal en un debate, sin embargo dado el hecho que he sido señalado «con nombre y apellido» me veo la necesidad de ejercer mi derecho de réplica.
John Manuel dice:
Octubre 15, 2009 a las 2:13 pm
Y sí, Krisis, en Venezuela no se puede hablar de Burguesía u Oligarquía. En realidad el único oligarca de este país se llama Gustavo Cinseros (Y tal vez, el señor Mendoza), los demás son sólo hijos del petróleo, consumistas ignorantes y profundamente incultos.
Si alguien necesita una muestra, léanse el post que publica un tal Lenguajeenniple.
Primero que todo debo decir que la falacia ad hominem no me viene bien, por lo cual no caeré en el necio e infantil intercambio de epítetos de descalificación o insulto.
Dice un viejo proverbio que «no ofende quien quiere, sino quien puede», es decir, las cosas hay que tomarlas dependiendo de donde vengan: si un loco me grita «eres un marico», pues evidentemente no le doy importancia alguna, pero si eso mismo me lo dice mi pareja, la cosa cambia. En este caso, viniendo la frase de un perfecto desconocido, lógicamente, le doy el valor que corresponde a la circunstancia.
Ahora bien, se me antoja hacer una observación adicional. Resulta que a algunas personas se les hace fácil eso de andar etiquetando a los demás, en ocasiones -como esta-, inclusive, de forma personal. Paradójicamente, tengo la impresión de que estas mismas personas son a quienes más les cuesta verse a sí mismos en el espejo y observar sus propias falencias y defectos, un poco aquello de «son capaces de ver la paja en el ojo ajeno, sin ver la viga en el propio». Digo todo esto por lo siguiente, si alguien llama a otro «consumista ignorante y profundamente inculto» uno tiene necesariamente que concluir que aquella persona es, cuando menos, más culta que esta última. Ahora fíjense ustedes, el caballero John Manuel usa la voz «post» (un término inglés) para referirse al vocablo escrito/artículo, aunque esta utilización es informalmente aceptada entre blogs y foros en internet eso no la hace correcta, y me refiero a que, la primera llave para derrotar la ignorancia y la incultura es el correcto manejo de nuestro idioma: yo que este servidor escribió no fue un «post» fue, modestamente, un artículo de opinión, o, en el peor de los casos, un escrito, sobre el cual, evidentemente cada quien tiene derecho a formarse o expresar una opinión, pero ese derecho termina en la crítica a las ideas, no se extiende a la descalificación del interlocutor, o como dice el mensaje, se ataca el mensajero, no al mensajero.
Una reflexión final. Probablemente sí sea un consumista ignorante y profundamente inculto, la cuestión es ¿comparado con qué o con quién?, y ¿quién es el señor señor John Manuel para apuntarme con su dedo onmisciente y juzgarme?.
Al parecer a algunos les resulta correcto o propicio eso de erigirse en súper magistrados omnipotentes para juzgar los demás desde su trono de la omnisciencia.
«Cuando pienso que un hombre juzga a otro, siento un gran estremecimiento.»
Robert de Lamennais
Coño, por aquí como andan todo el mundo inspirado. Excelente artículo, John Manuel. Acabas de describir al pelo las cualidades de mis ‘camaradas de clase’ que me desesperaban cuando estaba en la ‘pequeña Venecia’.
Y tal cual como dice krisis, por un lado ya hay algunos que están questionando sus propios valores y creencias. Mientras otros todavía se aferran a su mundito lleno de clichés, estereotipos y dicotomías.
No, ares, no es un problema importado. Te digo que empezó hace mucho tiempo, por lo menos en 1989. A partir de esa fecha las urbanizaciones de Caracas empezaron a convertirse en ghettos bien delimitados por alambradas eléctricas y puntos de control. Se instaló el miedo en el corazón de la clase media. Miedo. A los «tierrúos» que en cualquier momento podían venir a robarles lo que habían acumulado en toda una vida de duro trabajo (y estoy siendo muy irónico al escribir ésta frase).
El maltrato de éstas clases a las de abajo es patente. No son sólo los cretinos de las machitos. Son también las «doñas» que se cambian de acera cuando ven venir a un negrito; es también el gallego o el italiano que llegó en la sentina de un barco, comiéndose sus propios piojos, y que ahora a cuenta de que sus paisitos forman parte del primer mundo (muuuuy entre comillas) se instala toda una tarde en la barra del café de una panadería a hablar pestes de Venezuela y de los venezolanos, a decir que somos flojos, incultos, sucios y demás. Es también el hijo de árabes o italianos que cree que las venezolanas están para gozárselas pero que a la hora de asentarse hay que buscarse a una connacional. Es el extranjero al que éste país generoso le ha dado todo y que todavía no tiene la decencia de aprender bien el idioma, ni de integrarse a ésta cultura, habiendo incluso levantado dos o más generaciones acá. Sonará xenófobo, pero anda tú a España e instálate en un grupo a hablar pestes de los españoles a ver cómo te va.
También están los que (independientemente de su ascendencia) lograron ir a la universidad y sacarse un título de cualquier cosa y que ahora para ir a trabajar se ponen corbata, esos que lograron ser analfabetas funcionales bilingües (en inglés y en español). Míralos cómo le tiran el carro encima a los peatones, cómo se ríen por lo bajo de esos que ellos llaman «pobres», cómo comentan a voz en cuello y despectivamente sobre lo «ignorante» que es «la gente», sin verse en un espejo que es lo que deberían hacer. Porque luego tú vas y les preguntas quién es García Márquez y te salen con que es un dramaturgo chileno o algo por el estilo.
Todo forma parte de la costumbre de querer siempre el «más vivo», el «más arrecho», el papa-upa de la vaina, el papá de los helados. Eso lo que hace es crear resentimientos en los demás. A la final, terminamos convencidos de que la vida es un gigantesco gallinero, y que los que están arriba cagan a los que están abajo.
Yo también tengo mis resentimientos, creo que se nota. Y creo también que me desvié del tema :)
Un gran saludo, a todos.
Todo forma parte de la costumbre de querer SER siempre el “más vivo”, el “más arrecho”, el papa-upa de la vaina, el papá de los helados. Eso lo que hace es crear resentimientos en los demás. A la final, terminamos convencidos de que la vida es un gigantesco gallinero, y que los que están arriba cagan a los que están abajo.
Para el liberal no-socialista, lenguaeniple, La única razón por la que me interesa tu comentario es para decirte que no me interesa. Saludos liberales.
Cero desvío, Frank. Tu comentario es excelente. Estamos de acuerdo en buena parte de lo que dices. Lamentablemente algunos se ofenden porque quieren seguir viviendo en su ilusión. Lamentándolo mucho, aquí hay demasiados lenguajeenniple capaces de seguir pensando que: «Aquí hay que hablar claro: lo opuesto a socialismo es liberalismo. Yo lo lamento mucho por los candidatos de Podemos y del resto de las organizaciones de ideología socialista/comunista pero el proyecto país para enfrentarse al inquilino de Miraflores tiene que ser uno que estimule la productividad, la libre empresa, la inversión nacional y extranjera, la seguridad jurídica» Argggggghhhh. Sólo faltó TRADICIÓN, FAMILIA Y PROPIEDAD. Ja ja ja. Gracias por comentar.
«no viven miles de millonarios. Lo que abunda por estos lados son desubicados, engreídos, recién vestidos y payasos que no saben donde están parados. Para decirlo en términos marxistas: gente que no tiene conciencia de clase.»
Ja ja, John Manuel acaba de describir la estructura y las representaciones e imaginario del grupo social con el que interactuo casi todos los dias en la ESC (Escuela de Comunicación Social)de la UCV: un coñazo de carajitas – que fisicamente estan muy percutibles y gozables – pero coño son insufribles para tratarlas. El tipo de jevas para «usar y tirar». Del lado femenino, las mujeres opinarian lo mismo de los pavitos que andan por alli.
Gente que luego ves haciendo la kilometrica cola del comedor «gratuito» ya sea porque esta pelando bola realmente y el «blackberri» es para aparentar status y adquirir «reconocimiento» de parte de los otros sifrinos o por «vivalapepa», el abuso tipicamente venezolano de lo gratuito.
Excelente tipologia del comemierdismo sifrino venezolano.
Qué lástima John Manuel, que frente a un comentario serio lo único que atines sea a colocar más epítetos. ¿TFP?, por favor. En fin, si te hace feliz llamarme opuso, moon, neonazi y toda esa retahíla de necedades, bien, adelante. Todos los domingos escucho la misma perorata fastidiosa en el show tragicómico del Pop Artist presidente venezolano.
Como dije, la gente que más critica -y valga acotar la larga y detallada crítica de este escrito- suele ser la que menos abierta está a aceptar la crítica de otros. ¿Que cosas, no?, así es la vida.
* Cuando estés en desacuerdo, trata de argumentar en vez de atacar. Por ejemplo, «No seas imbécil, 1+1 es 2, no 3», puede ser acortado a «1+1 es 2, no 3».
¿Es realmente tan difícil comprenderlo?.
Feliz día.
Yo recuerdo un profe de sociología que me comentaba la transformación en los barrios entre los 70 y 80: de una «colectividad» donde se vivía con las puertas abiertas, se pasó a las rejas y al espacio privativo, como señala Frank en su comentario sobre la clase media.
Esta degradación vino motorizada en gran medida por la aparición de la droga y los cárteles en los barrios, el tráfico y las gangas.
Antes, el mediador nato de las culebras era el cura, que podía reunir a dos malandros y hacerlos pactar. Pero después, con real y droga de por medio, ellos perdieron la preeminencia y ahora sólo pueden refugiarse igual que los demás.
Esta pérdida del espacio público y transformación del espacio privado también juega un papel importante en la constitución del ciudadano moderno que tenemos hoy en día.
Yo creo que el venezolano se odia mucho a sí mismo. Es evidente cuando en los barrios la gente mata a sus iguales, no a los adinerados que serían por lógica sus «enemigos». Odian al que es igual que ellos, que sufre, que pasa trabajo igual y que no puede salir de esa realidad igual que ellos, algunos se saben tan lacras que deben acabar con alguien igual. En otros ámbitos es lo mismo, ser igual es el problema, la salvación es ser diferente y por eso el sueño aspiracional y la descarada jaladera de bolas a los extranjeros y eso está creando que todo el mundo se refugie en diversas modalidades de guethos: por querer ser diferente a unos terminarás siendo igual a otros y probablemente el ciclo comience de nuevo. La rapacidad social del venezolano aumenta cada día más!
Manu, Krisis. Buenas reflexiones.
Andreina. Sin pajas, ni ironías de mi parte. Este ha sido el mejor comentario que te he leíd, al menos en mis posts. Me quedo con «La rapacidad social del venezolano aumenta cada día más!» Héctor Torres dice que el gran problema de Venezuela dejó de ser político hace rato, que el verdadero reto es construir una ciudadanía más humana, más pacifista y con más conciencia de los derechos ajenos. Asumo que tu cometario va por ahí. Gracias por comentar
Lenguajeenniple. A ver chamo, ¿qué es lo que se supone que yo te voy a responder?, ¿la valoración que haces entre post (palabra en ingles, ja ja ja) y artículo de opinión?, ¿O el drama de «me apuntaste y juzgaste»?, o peor, ¿crees que soy tan mentecato cómo para ofenderme porque me comparas con Chávez? Mira, pana. Hace años, cuando Andreina era joven e indocumentada, solía comentar igualito a ti, con dramita de por medio y victimización mediante. Afortunadamente, como puedes leer más arriba, la chama, ha dado un salto cualitativo. Dice, argumenta, cuestiona, y honestamente, sus comentarios ahora provoca leerlos; así sea para decir que uno no está de acuerdo. Te recomiendo, que sigas su ejemplo =)
«¿qué es lo que se supone que yo te voy a responder?»
Hubiera bastado con que enmendara su comentario ofensivo. Tan simple y tan sencillo como eso. El resto son ganas suyas de justificar que sino estoy de acuerdo con usted soy un consumista ignorante y profundamente inculto. Y de paso me manda a a argumentar y a cuestionar. Lea mi escrito de nuevo y verá argumentación y cuestionamiento, lea su última respuesta y la anterior y pregúntese dónde están.
Humildad y respeto. Palabras que al parecer no están en su diccionario. Deje de creerse supremo. Deje de mirar la paja en el ojo ajeno y mire la viga en el propio.
Ese complejo de superioridad con el que dice «cuando Andreina era joven e indocumentada, solía comentar igualito a ti» como si realmente estuviera por encima de ella y de mí; porque aun si lo estuviera, aun si fuera lo suficiente culto e instruido para estar en la posición de hacer esos comentarios, ese engreimiento es deleznable o como dijo el Libertador «el talento sin probidad es un azote». Solo eso.
Con este comentario doy por zanjado este asunto. Feliz día.
Otro al que le ofenden las ironías inofensivas. Esta bien, chamo. Disculpas por lo que sea que haya hecho. Peace.
PS: la referencia acerca de «post» era sencillamente para que tuviera cuidado con a quien llama ignorante la próxima vez, porque las palabras a veces se tornan en contra de quien las pronuncia. Lástima que no lo entendió.
Muy buen artículo, excelente debate. Insisto, debo documentarme más para argumentar sólidamente. Un saludo.
Este post y otro en otro blog me inspiraron a escribir uno en mi blog sobre el imaginario social y como este es causante de conductas sociales absurdas, como esto esta detras de fenomenos como el consumo de blackberrys y el refugio en la imagen de lo que no somos (ultrafabulas dixit), la alienación entre burgueses (pero tambien entre «bajo» pueblo»).
http://laviagaussiana.wordpress.com/2009/10/17/indagaciones-sociologicas-el-blackberry-y-la-imagen-del-venezolano/
Jajaja solo porque me reí un montón con lo de «joven e indocumentada» te acepto el ¿halago?. Igual Leguaeniple te contestó por mi, pero como tú mismo dices y en honor al tema de este post: PEACE! V
Manu: ¿Cuál es la dirección de tu blogz?
«El maltrato de éstas clases a las de abajo es patente. No son sólo los cretinos de las machitos. Son también las “doñas” que se cambian de acera cuando ven venir a un negrito; es también el gallego o el italiano que llegó en la sentina de un barco, comiéndose sus propios piojos, y que ahora a cuenta de que sus paisitos forman parte del primer mundo (muuuuy entre comillas) se instala toda una tarde en la barra del café de una panadería a hablar pestes de Venezuela y de los venezolanos, a decir que somos flojos, incultos, sucios y demás. Es también el hijo de árabes o italianos que cree que las venezolanas están para gozárselas pero que a la hora de asentarse hay que buscarse a una connacional. Es el extranjero al que éste país generoso le ha dado todo y que todavía no tiene la decencia de aprender bien el idioma, ni de integrarse a ésta cultura, habiendo incluso levantado dos o más generaciones acá. Sonará xenófobo, pero anda tú a España e instálate en un grupo a hablar pestes de los españoles a ver cómo te va»…pocas veces había yo leído un súmmum del resentimiento caraqueño tan grande, cuidado Franck porque como ya dije, del resentimiento interpares de la pequeña burguesía nacen los totalitarismos y terrorismos de nuestro mundo, solo debo responder que desde mi atalaya andina, desde mi familia alemana y desde mi culta incultura, nunca he podido entender ese odio xenófobo de cierta clase media baja caraqueña (a ella perteneces verdad) porque el portugués del abasto creció a punta de trabajo y fundo excelsior gama, porqué denigrar de quién llegó pobre y en un barco? porque tu familia tiene 300 años acá o 5 mil si eres indígena y nunca pudieron hacer nada importante, vamos Franck, olvida el lugar común de tu caraqueñidad, los inmigrantes europeos de las tres primeras partes del siglo XX aportaron más a la venezolanidad que muchos de los que acá han procreado sin cesar durante siglos
Hola Lobo Estepario:
Sí, soy un resentido, yo mismo lo admito, no hace falta que redescubras la rueda. No, no soy caraqueño.
Mi comentario nace de la observación directa, si quieres negar que esas cosas pasen la carga de la prueba es tuya.
Si vuelves a leer te darás cuenta de que no digo nada de los portugueses porque ellos SÍ trabajan y sus hijos parecen venezolanos, no como algunos hijos de españoles y algunos hijos de italianos.
No denigro del que llegó «pobre y en un barco» porque estoy más o menos seguro que TODOS mis ancestros llegaron en peores condiciones: algunos en la bodega de un barco negrero, otros huyendo de la justicia de Su Majestad El Rey o acaso huyendo de una persecución religiosa; de los otros ni te cuento, que esos llegaron en medio de una glaciación y muy posiblemente se estaban comiendo unos a otros. Denigro del que llegó pobre, en un barco, levantó a su familia trabajando duro en mí país y luego tiene las santas bolas de renegar de la tierra que lo acogió y le dió el sustento, cuando lo más seguro era que en la suya se iba a morir de hambre. (Pero cada quien, siempre, lee lo que quiere leer y no lo que uno escribe
).
No sé cuánto tiene «mi familia» acá, no sé qué es para ti eso de «familia». Algunos llegaron primero, otros llegaron después, no me importa. Y te aseguro que han hecho cosas más interesantes y más importantes para la sociedad que tú. Me consta.
Que no soy caraqueño, coño, no te acepto otro insulto. Tu comentario final sobre los inmigrantes europeos del siglo XX no hace sino reforzar mi comentario sobre la gente a la cual éste país le dió TODO y ellos, en ésta hora menguada, no saben sino hablar pestes de nosotros, decir que somos «flojos, incultos, sucios y demás», que es lo que muy «sutilmente» (ja!) dice tu última línea. Bien racista, por cierto.
Espero haber respondido tus dudas satisfactoriamente. De verdad, no tengo el más mínimo deseo intercambiar opiniones contigo. Y no te preocupes, chamín, que no tengo el menor interés en dedicarme a la política, así que por mi lado ni vocación totalitaria ni mucho menos terrorista, que yo mis resentimientos los tengo bien reconocidos y a raya. Ojalá tú puedas decir lo mismo.
Salud.
«Mi comentario nace de la observación directa, si quieres negar que esas cosas pasen la carga de la prueba es tuya.» Si hay algo que desagrada a cualquier gremio (valga decir a sus agremiados) es que alguien se ponga a hablar en su lenguaje/argot sin ser del gremio y para rematar sin saber lo que está diciendo. Amigo Frank, la carga de la prueba NUNCA puede recaer sobre alguien que debe probar un hecho negativo, lo que tú le solicitas a tu interlocutor se llama Prueba Diabólica.
Hubiera bastado, para zanjar la discusión, con el primer párrafo, y si se te antoja mejorar como persona con un pequeño acto de contrición. Dedicas, infortunada e infructuosamente, la mitad de tus palabras intentando justificar tu resentimiento como si en el fondo te sintieras, al menos, satisfecho de ser un resentido. Te la voy a poner bien fácil, hay una pequeña y sutil diferencia entre ser patriota y ser nacionalista. Te la pongo más fácil todavía ¿qué razón o derecho te asiste para ser xenofóbico si TODOS tus ancestros llegaron a este país huyendo de X, Y o Z? ¿Es que haber llegado 2, 20 ó 200 años antes otorga una patente de corso para odiar a los que llegaron después?.
«Denigro del que llegó pobre, en un barco, levantó a su familia trabajando duro en mí país y luego tiene las santas bolas de renegar de la tierra que lo acogió y le dió el sustento». Entonces tendrás que denigrar básicamente de todos los venezolanos (incluyendo tus propios ancestros) si alguna vez han renegado de esta tierra quizás con excepción de los pemones, yukpas, waraos, caquetíos, wayú, etc. Por cierto ¿Y del llegó rico y se hizo pobre (o se hizo más rico) no denigras? ¿Es condición que haya llegado pobre?. Amigo, yo creo que ese resentimiento te nubla hasta el sano juicio de ver bien lo que escribes.
PS: Peor que «los extranjeros que no tienen la decencia de aprender bien el idioma» es, en mi opinión, los venezolanos que habiendo nacido aquí y habiendo estudiado aquí no se dignan a hablar y escribir bien: cada vez que veo un profesional universitario escribir CONCLUCION o decir «hubieron muchos muertos» (por solo mencionar un par de ejemplos) lo que me dan son ganas de vomitar. Pero ya ves, así es la vida, y como siempre digo: somos capaces de ver la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio.
Franck…franck, franck «y sus hijos parecen venezolanos» «Y te aseguro que han hecho cosas más interesantes y más importantes para la sociedad que tú. Me consta» «que es lo que muy “sutilmente” (ja!) dice tu última línea. Bien racista, por cierto» tres frases a las cuales no puedo dejar de responder…
Explícame hombre (no le faltaría el respeto a ningún desconocido por muy resentido que sea llamándolo chamín)¿qué es eso de «parecer» venezolano? ¿hay que ser moreno, blanco, negro?¿tirárselas de vivo o ser trabajador?¿hablar con acento caraqueño (ya sea de sifrino pajuo o de malandro de barrio)?¿te tiene que gustar más el baseball que el fútbol?¿La arepa más que el pan?¿o es algo en el andar?¿te tiene que gustar más el prototipo chiquinquirá que el prototipo nicole kidman? (mira que yo me quedo con el prototipo norelis)¿o es una cuestión de agarrar la buseta fuera de la parada?¿tiene que ver con esa maravillosa costumbre del interior de recibir con un plato de comida a cualquier desconocido?¿dígame usted salsa, llanera o reguetón?(porque yo prefiero el rock and roll) insisto ¿qué es eso de «parecer» venezolano? mi padre llegó a este país con 7 años, ama la pizca andina, la arepa, el pabellón, los leones del caracas, sufre con las vinotinto de baseball y fútbol…te aseguro que quiere este país más que tu, pero si lo miras a primera vista no «parece» venezolano, pero es justamente su amor por esta tierra lo que le permite criticar el desorden imperante, el gobierno de Chavez etc etc etc…
¿le consta? que carajo le consta, porque yo a usted no lo conozco, menos a su familia, y usted a mi menos, y excepto que sea un internauta muy ocioso, la casualidad sea muy grande o trabaje usted para la disip, pues debiera respetar mi seudónimo y no saber quien soy,así que no le consta nada…
¿Racista? aquí el único racista es usted, yo solo he defendido el papel del inmigrante, yo podría decirle a usted en su ignorancia que quizá uno de los 5 mejores poemas de este país se le escribió al inmigrante, que los extranjeros, italianos, españoles, alemanes, portugueses, colombianos, chilenos, argentinos…que han llegado a este país han contribuido sobremanera a nuestro desarrollo, y por decir eso usted me llama racista…cosas veredes…
«La xenofobia se alimenta cuando los inmigrantes son vistos como competidores en los subsidios, en vez de cómo cooperadores a la riqueza colectiva».
Carlos Rodríguez Braun
Qué estupidez! Quién habló de xenofobia? Acaso es necesario que alguien tenga otra nacionalidad para odiarlo?
Creo que los que están ahogándose en un triste mar de clichés son ustedes.
«¿Racista? aquí el único racista es usted, yo solo he defendido el papel del inmigrante, yo podría decirle a usted en su ignorancia que quizá uno de los 5 mejores poemas de este país se le escribió al inmigrante, que los extranjeros, italianos, españoles, alemanes, portugueses, colombianos, chilenos, argentinos…que han llegado a este país han contribuido sobremanera a nuestro desarrollo, y por decir eso usted me llama racista…cosas veredes…»
Jaja, además eres clarividente y brujo. Está bien. Seré un ignorante, pero el que salta a conclusiones estúpidas eres tú, no yo. Yo escribí, en resumidas cuentas, que *algunos* extranjeros son mala gente y tienen ínfulas de superioridad por el supuesto progreso de su país de origen (progreso en el cual ellos no tuvieron ni arte ni parte, ya que estaban acá) y luego escribí que *algunos* otros venezolanos son mala gente y tienen ínfulas de superioridad por algún titulillo universitario mal adquirido. De ahí viene tu maravillosísima conclusión de que soy un xenófobo racista y de que debes «defender» a los inmigrantes de mi diabólica visión del mundo. JAJAJAJAJA…. sí, estás clarísimo en la vida… hablando de analfabetas funcionales.
Por favor, sigue, que estoy que me muero de la risa.
«Quién habló de xenofobia?»
He aquí la respuesta:
«…es también el gallego o el italiano que llegó en la sentina de un barco, comiéndose sus propios piojos, y que ahora a cuenta de que sus paisitos forman parte del primer mundo (muuuuy entre comillas) se instala toda una tarde en la barra del café de una panadería a hablar pestes de Venezuela y de los venezolanos, a decir que somos flojos, incultos, sucios y demás. Es también el hijo de árabes o italianos que cree que las venezolanas están para gozárselas pero que a la hora de asentarse hay que buscarse a una connacional. Es el extranjero al que éste país generoso le ha dado todo y que todavía no tiene la decencia de aprender bien el idioma, ni de integrarse a ésta cultura, habiendo incluso levantado dos o más generaciones acá. Sonará XENÓFOBO, pero anda tú a España e instálate en un grupo a hablar pestes de los españoles a ver cómo te va.»
«Denigro del que llegó pobre, en un barco, levantó a su familia trabajando duro en mí país y luego tiene las santas bolas de renegar de la tierra que lo acogió y le dió el sustento».
A ver, pregúntese otra vez, en voz alta y delante de un espejo: ¿Quién habló de xenofobia? ¿Puede verlo frente a usted?.
«Acaso es necesario que alguien tenga otra nacionalidad para odiarlo?»
Buena pregunta, la respuesta implícita pareciera ser no, lo cual por cierto no es un impedimento (según su propia lógica) para odiar a los extranjeros.
PS: ¿Se le olvidó que fue usted quien admitió ser un resentido?. A confesión de parte, relevo de pruebas. Fin del tema.
Lenguaetriquitraqui, creo que eres analfabeta funcional, porque es que si no no me explico. Yo dije algo de *algunos* extranjeros y también sobre *algunos* venezolanos. Ni critico a *todos* los extranjeros por el sólo hecho de serlo, ni son extranjeros *todos* a quienes critico. Tú fuiste el que trajo a colación la lógica, así que como dicen los gringos: you do the math.
¿Qué quieres probar con que yo dije que era un resentido? En todo caso eso no es tu problema. Papanatas.
Y ya dejen de estarle saboteando el artículo a John Manuel con sus babosadas políticamente correctas.
A quien pueda interesar: vendo riñón, dono mis ojos, doy culo, lo que quieran, por pasaporte americano o europeo. ¡Quiero irme ya de Venezuela! ¡Este país es una mierda! ¡Auxilio! ¡Socorro!
Lo más fácil es que te inscribas en un programa de intercambio con Cuba y te prostituyas en el paseo del Malecón. Allí sí conocerás un italiano o un alemán baboso y sadicón que te resuelve eso. Porque en Venezuela, al menos en Caracas, el turismo internacional brilla por su ausencia…
Lo que no entiendo es porqué los burgueses son blancos y los pobres no. Yo he visto de todo, especialmente en Venezuela donde el mestizaje es rey. Y ahora con los boliburgueses mucho menos. En Africa también hay corruptos y esclavistas. Que se le llame mono, mico a Chávez, solamente digo qué lástima por los monos que sean comparados de esa manera. La lucha de clases siempre tendrán ganas de vivir como ricos y los ricos de deslumbrar a los pobres. Así lo decía Reiser un humorista francés que lo veía muy claro. Lo cierto es que de ahí no saldremos.
Coño, oro2, tremendo comentario. Algo así planea la fenomenal película Distrito 9: la discriminación y la dominación es una condición inherente al ser humano, independientemente de su raza.Por eso hubo gente tan gafa que al salir del cine comentaban que era una película racista.
Gracias a todos por comentar. Ni siquiera sé como coño esto llegó a los 50 comentarios :)
No. Espérense.
Ahora sí, 50.
Felicitaciones por los cincuenta que no son de Joselito! sino de Jhon Manuelito (Los cincuenta de Joselito es un grupo como de música campesina).
No es extraño que con un «post» tan de pinga llegues a los cincuenta. La caracterización de la clase media es brutal. Sentir que un Blackberry es exclusivo, o un Hummer o no sé que cosa de esas lo es, tan sólo es una tontería. Esos «no niches, no tierrúos», parece que al comprar un coroto de esos se estuvieran comprando una isla en el pacífico sur. En realidad pocas vainas materiales en este mundo son exclusivas, a menos de que provengan de la plástica, por ejemplo.
En cuanto a la pelea que hay por ahí tan sólo diré que uno de los dos es muy moralista, pero nada como mirarse el ombligo para dejarse de pendejadas.
Un abrazo J.M. pa qué tanta labia si en coloquial dijiste lo que había que decir. Felicidades por los cincuenta. Ta buena la vaina.
A este paso creo que llegarás al 100. Hay que relanzar el debate. Las clases en Venezuela son un fenómeno que sólo se ha podido clasificar con letras, a partir de los ingresos de la familia. Creo que va de A a F y uno siempre tiene tendencia a reducir a dos, digamos, A y F (el Alfa y el Omega). En la sociedad colonial había Nobleza, clero, siervos y esclavos, con el mestizaje nacieron los tercerones y cuarterones y de allí los pardos, y esa división pretende un contenido racial, los nobles eran blancos y los esclavos negros. Ahora ya no hay blancos ni negros por mucho que lo queramos. Ese discurso no obedece a nuestra realidad.
Brutal!! Descarnadamente acertada esta lectura de nuestra realidad social. Yo le agregaría una pequeña y desgarrada carencia que nos mantendrá así hasta no ser resuelta: falta de identidad. No me refiero a la mera identificación con los símbolos nacionales, o con nuestra idiosincrasia vernácula, o con el partido, o con cierta ideología sino a la identificación con el otro; me refiero a una des-identidad que subyace en el fondo de esas superficiales pero poderosas distinciones que no permiten la consolidación de un colectivo con metas consensuadas, eso que subyace y nos hace creer ilusoriamente que somos esencialmente distintos de los otros. En realidad aquellos imbéciles (aceptantes, les digo yo) que comen mierda porque decidieron que su prioridad era el bendito Blackberry son más parecidos a ti y a mi de lo que nos gustaría aceptar.
Pero para nosotros, los venezolanos, más allá de las percudidas banderas políticas y de las “identidades de clase” parece no haber nada más; esto se hace evidente de modo grotesco cuando visitas otros países de Latinoamérica. Sea cual sea la causa de esta carencia -el chorro de petróleo y el facilismo que generó o la estupidez orgánica de nuestros líderes políticos del pasado y del presente-, la realidad muestra las consecuencias nefastas de esa ausencia, problemas con los que será casi imposible vivir cuando la piñata petrolera deje de fluir.