Desde hace varios meses, y cada semana con más fuerza, se viene hablando sobre el asunto de las elecciones para diputados a la Asamblea Nacional a realizarse el año entrante. No voy a entrar en este escrito en el tema de los números en las encuestas por dos razones: 1.- Porque son irrelevantes en este momento (un año antes de las elecciones) y, 2.- Porque independientemente de lo bien o mal que esté «el líder de la revolución» en las encuestas el meollo es el mismo: solo UNIDOS tenemos la oportunidad de lograr mayoría en el Parlamento.
Así las cosas, he de referirme entonces a puntos álgidos en dos frentes: lograr la unidad y lograr la mayor cantidad de votos, aglutinando en la medida de lo posible a la oposición y a los no opositores, no alineados con el oficialismo, también conocidos como ni-ni.
En primera instancia no creo que haya un «método único» o un «mejor método» para elegir los candidatos que nos van a representar: primarias, encuestas, consensos/acuerdos políticos, todos tienen sus ventajas y sus desventajas. Creo que es justo dejar en manos de los políticos de los partidos la forma mediante la cual se escojan candidatos únicos para cada circunscripción, siempre y cuando cumplan con el perfil que a continuación se detalla.
Los políticos deben entender que en una sociedad altamente polarizada, como la venezolana, quizás más importante que la alta popularidad de un candidato está el hecho de que tenga un bajo rechazo. Esto puede sonar contradictorio pero no lo es, un candidato puede tener alta popularidad y alto rechazo simultáneamente y el mejor ejemplo es el presidente de la República, en aquellas circunscripciones donde la votación oficialismo-oposición esté cerrada quizás sea más útil escoger un candidato que tenga bajo rechazo a uno que tenga alta popularidad. A tal efecto y a groso modo, se me ocurre que un «índice de aceptación» legítimo debería ser algo así como A menos B. Donde A sea el índice de popularidad y B el índice de rechazo. En tal sentido es preferible un candidato que tenga 15% en las encuestas si su rechazo es de 11%, que uno que tenga 18% si su rechazo es de 20%. El primero tiene un índice de aceptación positivo y el segundo uno negativo, a la hora de la chiquita, y esto lo puede ratificar cualquier encuestólogo, eso pesa. Evidentemente ese rechazo debe ser medido entre la población potencialmente motivada a votar por el/los candidato(s) A y/o B, es decir, excluyendo a todos aquellos que dentro de esa misma encuesta se autodenominen como oficialistas.
Aquí hay que hablar claro: lo opuesto a socialismo es liberalismo. Yo lo lamento mucho por los candidatos de Podemos y del resto de las organizaciones de ideología socialista/comunista pero el proyecto país para enfrentarse al inquilino de Miraflores tiene que ser uno que estimule la productividad, la libre empresa, la inversión nacional y extranjera, la seguridad jurídica, amén de la libertad de pensamiento, de prensa, de opinión y el respeto del estado de derecho; y el hecho es que el socialismo no puede proponer nada de esto puesto que justamente lo que promueve es todo lo contrario: estatismo, centralismo, paternalismo, clientelismo y demagogia. El socialismo no se puede combatir con más socialismo, sino única y exclusivamente con su contrapuesto: el liberalismo. La libertad económica es condición necesaria (aunque no suficiente) para el progreso. Venezuela necesita menos proletarios y más propietarios. En resumidas cuentas, cualquier candidato que huela a socialismo debe ser excluido por tres razones: 1.- Porque no representa a la oposición, 2.- Porque el socialismo es el camino hacia el fracaso, la pérdida de la libertad y la destrucción de la economía, y 3.- Porque es un potencial aliado de Chávez (como lo fue Podemos hasta que le convino). Los socialistas que quieran un curul en la AN que vayan a jalarle al líder máximo de la revolución. Después de diez años creo que es hora de enseriarse.
Una condición absolutamente necesaria, léase y entiéndase conditio sine qua non, para tener alguna oportunidad de lograr la ansiada mayoría en la Asamblea es lograr candidatos unitarios en todo el país, léase para cada uno de los ciento sesenta y siete (167) curules del Parlamento, y adicionalmente estos candidatos deben ir con una tarjeta única y que no sea de ninguno de los actuales partidos políticos, los cuales tienen, todos, un bajo índice de popularidad y uno alto de rechazo, o para decirlo más claro, todos los partidos políticos de oposición, sin excepción, tienen un «índice de aceptación» negativo (de acuerdo a lo dicho anteriormente en este mismo artículo). En tal sentido es indispensable optar por una alternativa que al menos les permita a los candidatos arrancar de cero (y no de negativo). Estas dos condiciones, insisto, necesarias, traen varias ventajas y ninguna desventaja para los más de cinco millones de venezolanos que no votamos por el presidente en el 2006. Es posible, sí, que traiga algunas desventajas para los partidos políticos, y creo, también, que es hora de que asuman el sacrificio, so pena de quedarse sin el chivo y sin el mecate.
En la unidad está la fuerza, una década debería ser tiempo suficiente para entender a qué nos enfrentamos y demandar, de quienes sea necesario, el sacrificio de deponer cualquier ambición personal o partidista. O quedar (¿una vez más?) como colaboradores del régimen.
Coincido con usted acerca de la necesidad de tener una plataforma única de candidatos y creo que su propuesta de tomar en cuenta su nivel de rechazo por encima de su popularidad es acertada, pero no coincido en sus otros planteamientos.
Primero escribe sobre la necesidad de la unidad pero al mismo tiempo rechaza que haya candidatos «socialistas» en especial aquellos que apoyaron a Chávez. ¿Cómo va a haber unidad si ya de por sí plantea despreciar a aquellos que en el pasado lo apoyaron? ¿Entonces también me imagino que desprecia a los electores que votaron por el pero ahora están arrepentidos? Además, debemos recordar que la mayoría de lo partidos políticos de oposición son de izquierda (AD, COPEI, UNT, MAS) así que según su propuesta solo Primero Justicia y Proyecto Venezuela (formados por antiguos miembros y simpatizantes de COPEI) son los únicos que podrían lanzar candidatos.
Segundo, asume que socialismo es igual a dictadura y que solo el modelo liberal es sinónimo de democracia cuando en América Latina hemos tenido infinita cantidad de dictaduras militares genocidas que se instauraron para defender a los pueblos del supuesto avance comunista, y que tenían como objeto defender todos los principios del modelo económico liberal socavando todas las libertades personales en nombre de la «libre empresa» y la defensa de derechos de las transnacionales. Por supuesto podemos debatir acerca de que en Europa no hay gobiernos democráticos socialistas porque sus economías son capitalistas o como Milton Friedman dijo que el comunismo podía convivir con el capitalismo, pero creo que ese es otro debate mucho mas complejo que no pasa por la realidad política venezolana.
…Sigh…
Esto confirma mis temores: no sólo el gobierno de derechas que tenemos logró convencer a la gente de que es «socialista», sino que confundió a todo el mundo sobre qué es socialismo, izquierda y democracia.
Debe ser por eso que el gobierno socialista de Suecia es el más eficiente, menos corrupto e igualitario del mundo…
«Esto confirma mis temores: no sólo el gobierno de derechas que tenemos logró convencer a la gente de que es “socialista”, sino que confundió a todo el mundo sobre qué es socialismo, izquierda y democracia.»
Exacto, el pasticho ideológico que este gobierno ha creado es algo único.
Gracias a ambos por sus comentarios.
La unidad debe ser en torno a un proyecto país no al mero de hecho de ser antichavistas. La oposición debe dejar de ser el reducto donde convergemos antichavistas, ex-chavistas, los que cayeron en desgracia, los socialistas que no comparten la forma pero sí el fondo. Yo creo que no hay confundir DIVIDIR con DEPURAR, ¿acaso estoy dividiendo votos? ¿Cuántos votos arrastra Ismael García (por colocar el mismo ejemplo? ¿0,2% es que tiene Podemos en las encuestas?. Yo creo que ganamos mucho más de 0,2% de los voto ofreciendo un discurso coherente y en OPOSICIÓN al discurso del presidente. No puede seguir siendo «voten por nosotros porque nosotros somos antichavistas» sino más bien (o en todo caso, adicionalmente) «voten por nosotros porque somos OPOSICIÓN, porque ofrecemos un proyecto de país distinto, porque queremos reactivar la economía del país, porque estamos comprometidos TODOS (los eventuales candidatos de la Unidad) en torno a la libertad personal, la libertad de empresa, la libertad de pensamiento, de expresión, de prensa, porque estamos comprometidos con el modelo liberal que se OPONE al modelo chavista».
No hago especial énfasis «en los que apoyaron a Chávez». Hay que hacer una distinción notable entre quienes votaron por Chávez y ahora están arrepentidos y los políticos (que siempre han sabido quién es Chávez) y ahora ya no están con él, bien porque cayeron en desgracia o bien porque por sus propios intereses o conveniencia dejaron de apoyarlo, pero siguen siendo socialistas, los venezolanos que votaron por Chávez en el 99 y buena parte de los que votaron por él en 2006 NO votaron por el socialismo y la prueba más evidente e incontrovertible de esto es que perdió la enmienda constitucional apenas un año después (en 2007) y aquí me detengo a hacer una pausa y un parentesis obligatorio: cuando dije SOCIALISTA, quise decir exactamente eso, SOCIALISTA, no socialismo democrático ni socialdemocracia (que valga acotar no son lo mismo). El problema no es ser de izquierda o de derecha, el problema es el modelo económico. ¿Qué Chávez no es socialista?, por supuesto que no lo es, y Fidel Castro tampoco es comunista, aquí nadie, ni el propio Chávez se cree el cuento de que «ser rico es malo», y en todo caso, si ser rico es malo, ser pobre es peor.
El socialismo ES sinónimo de dictadura, repito EL SOCIALISMO ES SINÓNIMO de dictadura, y me refiero para que no quede lugar a dudas, este «socialismo del siglo XXI», al igual que el socialismo de la RDA y la URSS es sinónimo de dictadura. La expropiación paulatina y continua, sin prisa pero sin pausa, de los medios de producción que nada tiene que ver con Suecia, España o Francia donde coexisten la EMPRESA PRIVADA con el Estado son la muestra tangible de que no hay comparación posible entre Venezuela y Suecia. Entonces, si somos serios, debemos entender que en Suecia no hay estado de transición hacia el comunismo, como no lo hay en ningún país europeo en la actualidad. ¿Qué en Venezuela no va a haber comunismo?, seguro que no, como no lo hubo en la URSS, ni en Laos, ni en China, ni en Vietnam, ni en Corea del Norte, ni en la RDA, ni lo hay en Cuba. El comunismo (el verdadero comunismo marxista) no ha existido y no existe más que en la mente de un montón de ilusos que no entienden la naturaleza humana. ¿Qué en nombre de la «libertad económica» también ha habido dictaduras?, claro que sí, el detalle es este: ALGUNOS países han tenido dictaduras en nombre del liberalismo, TODOS, sin excepción, los países que han ensayado (o intentado ensayar) la receta marxista han caído en la dictadura: ¿Entre ALGUNOS y TODOS con cual nos quedamos?. Que Chávez no sea socialista no significa que no quiera un modelo similar al cubano. ¿Desde cuándo los «gobiernos de derechas» imponen controles de cambio, de precios y expropian bancos, cementeras y hasta hoteles, marinas y casinos?
Yo no sé si alguno de ustedes dos ha tenido la oportunidad de leer las «LÍNEAS GENERALES DEL PLAN DE DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL DE LA NACIÓN 2007-2013», sino lo han hecho yo los invito a que lo hagan, y que verifiquen que entre muchas otras cosas, allí se afirma «reconocer al trabajo como única actividad que
genera valor», y si alguien ha leído un poco de Marx, conoce el origen de semejante frase y como en cortas palabras esta afirmación, conocida como Teoría Laboral del Valor, es la destrucción total de la economía y del libre mercado. Ese texto tiene tres años publicado en internet y aunque el gobierno no le hace publicidad está allí, al alcance de todos. Insisto, que a Chávez le encante vivir como un jeque y gastarse 5.300 euros por noche en un hotel en Venecia mientras esperaba el estreno de «Al Sur de la Frontera» no significa que su política económica (¿hace falta hacer mención de la aparición de los tres chiflados: Curly, Larry y Moe perdón… digo Merentes, Rodríguez y Giordani?) no es básicamente un calco de los «ensayos socialistas» del siglo pasado. ¿Se nos olvidó el fallido intento de introducir las «monedas» para el trueque comunal? ¿O ya nadie se acuerdo de las Lionzas, Catatumbos y demás hierbas aromáticas?. Entonces, efectivamente Aleister, en Europa no hay economías socialistas democráticas porque en el fondo todas son capitalistas.
Saludos.
Hoy, luego de muchos meses, releo el artículo que escribí el 15 de octubre de 2009 y suscribo más que nunca la posición que allí plantée. Venezuela se dirige directo al desfiladero, entre otras razones, porque la oposición política de Hugo Chávez en el fondo también le encanta vender la receta boticaria barata de la «justicia social» y uno reflexiona: la diferencia entre justicia y justicia social es similar a la existente entre camisa y camisa de fuerza. La justicia es una sola y cualquier apellido que se le coloque es una deformación a su espíritu, que no es otro que el de darle a cada quien lo que le corresponde.
Justicia social es la peor dupla vocal política, es la demagogia que fomenta el parasitismo desde el mismísimo Estado; es el onanismo mental de una izquierda exitosa en brindar miseria e inseguridad.
Justicial social es el pernicioso y seductor discurso con el que se hiptoniza a una masa iliterata que confía su futuro en Mesias y Ungidos políticos.
En este país no hay un solo político de oposición con las bolas suficientes para decir alto y claro: ser rico es bueno, buenísimo. Pero los políticos de los partidos y los ciudadanos en general le tienen pavor al capitalismo, y con toda razón, durante 40 (1958-1998) lo que hicieron los partidos políticos fue expulsar de las universidades, academias, periódicos y demás medios de prensa a los pensadores liberales, y durante los últimos 11 años se le ha estigmatizado tanto que ni siquiera dentro de la oposición hay quienes se atrevan a decir, «sí, el liberalismo es la vía para enfrentarnos a este totalitarismo que avanza sin prisa pero sin pausa», no, quieren hacerle oposición a Chávez pero dentro del mismo socialismo, por supuesto con sus hermosas variantes: la socialdemocracia y el socialcristianismo. Lastimosamente ninguno de esos tendencias políticas comprende lo que significa «gobierno limitado».
Paradójicamente en esta página, de corte anarquista según su propia concepción, no aparecen los defensores, no digo siquiera del anarquismo o anarcocapitalismo, sino al menos de un gobierno limitado, no, ni tan siquiera eso.
Más triste aun, nos comparamos con Suecia como si el régimen político que se vive en Venezuela tuviera un ápice de semejanza al sueco, sobre el cual y a propósito del tema recomienda la lectura de este texto: http://www.liberalismo.org/articulo/387/74/modelos/suecos/
Por cierto, si hubiera que hacer alguna distinción entre las dictaduras de izquierda y las de derecha, dejando de lado la sistemática violación de derechos humanos fundamentales, habría que decir con honestidad, que las dictaduras de derecha trajeron, en general, un progreso económico que no mostró ninguna de las dictaduras de izquierda, pero que es banal, amén de inútil, discutir que dictadura es mejor o peor. El punto de la discusión es que sistema político es viable, exitoso, moral y sinónimo de progreso, calidad de vida y avance tecnológico: ¿el socialismo o el liberalismo?
Por cierto el que diga que Venezuela NO es un regimen socialista o comunista no tiene conocimiento de estas dos teorías y sobre todo de cómo se aplican en la práctica. El socialismo suena bonito en el papel (para algunos), pero cuando se convierte en realidad, los hechos son: miseria, opresión, ignorancia, corrupción y servilismo.