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Lineamientos mínimos para un Acuerdo de Unidad de cara a las Parlamentarias de 2010

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Desde hace varios meses, y cada semana con más fuerza, se viene hablando sobre el asunto de las elecciones para diputados a la Asamblea Nacional a realizarse el año entrante. No voy a entrar en este escrito en el tema de los números en las encuestas por dos razones: 1.- Porque son irrelevantes en este momento (un año antes de las elecciones) y, 2.- Porque independientemente de lo bien o mal que esté «el líder de la revolución» en las encuestas el meollo es el mismo: solo UNIDOS tenemos la oportunidad de lograr mayoría en el Parlamento.

Así las cosas, he de referirme entonces a puntos álgidos en dos frentes: lograr la unidad y lograr la mayor cantidad de votos, aglutinando en la medida de lo posible a la oposición y a los no opositores, no alineados con el oficialismo, también conocidos como ni-ni.

En primera instancia no creo que haya un «método único» o un «mejor método» para elegir los candidatos que nos van a representar: primarias, encuestas, consensos/acuerdos políticos, todos tienen sus ventajas y sus desventajas. Creo que es justo dejar en manos de los políticos de los partidos la forma mediante la cual se escojan candidatos únicos para cada circunscripción, siempre y cuando cumplan con el perfil que a continuación se detalla.

Los políticos deben entender que en una sociedad altamente polarizada, como la venezolana, quizás más importante que la alta popularidad de un candidato está el hecho de que tenga un bajo rechazo. Esto puede sonar contradictorio pero no lo es, un candidato puede tener alta popularidad y alto rechazo simultáneamente y el mejor ejemplo es el presidente de la República, en aquellas circunscripciones donde la votación oficialismo-oposición esté cerrada quizás sea más útil escoger un candidato que tenga bajo rechazo a uno que tenga alta popularidad. A tal efecto y a groso modo, se me ocurre que un «índice de aceptación» legítimo debería ser algo así como A menos B. Donde A sea el índice de popularidad y B el índice de rechazo. En tal sentido es preferible un candidato que tenga 15% en las encuestas si su rechazo es de 11%, que uno que tenga 18% si su rechazo es de 20%. El primero tiene un índice de aceptación positivo y el segundo uno negativo, a la hora de la chiquita, y esto lo puede ratificar cualquier encuestólogo, eso pesa. Evidentemente ese rechazo debe ser medido entre la población potencialmente motivada a votar por el/los candidato(s) A y/o B, es decir, excluyendo a todos aquellos que dentro de esa misma encuesta se autodenominen como oficialistas.

Aquí hay que hablar claro: lo opuesto a socialismo es liberalismo. Yo lo lamento mucho por los candidatos de Podemos y del resto de las organizaciones de ideología socialista/comunista pero el proyecto país para enfrentarse al inquilino de Miraflores tiene que ser uno que estimule la productividad, la libre empresa, la inversión nacional y extranjera, la seguridad jurídica, amén de la libertad de pensamiento, de prensa, de opinión y el respeto del estado de derecho; y el hecho es que el socialismo no puede proponer nada de esto puesto que justamente lo que promueve es todo lo contrario: estatismo, centralismo, paternalismo, clientelismo y demagogia. El socialismo no se puede combatir con más socialismo, sino única y exclusivamente con su contrapuesto: el liberalismo. La libertad económica es condición necesaria (aunque no suficiente) para el progreso. Venezuela necesita menos proletarios y más propietarios. En resumidas cuentas, cualquier candidato que huela a socialismo debe ser excluido por tres razones: 1.- Porque no representa a la oposición, 2.- Porque el socialismo es el camino hacia el fracaso, la pérdida de la libertad y la destrucción de la economía, y 3.- Porque es un potencial aliado de Chávez (como lo fue Podemos hasta que le convino). Los socialistas que quieran un curul en la AN que vayan a jalarle al líder máximo de la revolución. Después de diez años creo que es hora de enseriarse.

Una condición absolutamente necesaria, léase y entiéndase conditio sine qua non, para tener alguna oportunidad de lograr la ansiada mayoría en la Asamblea es lograr candidatos unitarios en todo el país, léase para cada uno de los ciento sesenta y siete (167) curules del Parlamento, y adicionalmente estos candidatos deben ir con una tarjeta única y que no sea de ninguno de los actuales partidos políticos, los cuales tienen, todos, un bajo índice de popularidad y uno alto de rechazo, o para decirlo más claro, todos los partidos políticos de oposición, sin excepción, tienen un «índice de aceptación» negativo (de acuerdo a lo dicho anteriormente en este mismo artículo). En tal sentido es indispensable optar por una alternativa que al menos les permita a los candidatos arrancar de cero (y no de negativo). Estas dos condiciones, insisto, necesarias, traen varias ventajas y ninguna desventaja para los más de cinco millones de venezolanos que no votamos por el presidente en el 2006. Es posible, sí, que traiga algunas desventajas para los partidos políticos, y creo, también, que es hora de que asuman el sacrificio, so pena de quedarse sin el chivo y sin el mecate.

En la unidad está la fuerza, una década debería ser tiempo suficiente para entender a qué nos enfrentamos y demandar, de quienes sea necesario, el sacrificio de deponer cualquier ambición personal o partidista. O quedar (¿una vez más?) como colaboradores del régimen.

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