Estoy hasta la coronilla de los apagones, pero en realidad lo que más me molesta, lo que me llena de una ira incontenible, lo que definitivamente me saca de las casillas y me hace perder la razón y la cordura es que el súper genio, el hiperlíder continental, «el único», el maestro, beisbolista, matemático, cantante, filósofo, coplero, economista, comentarista, paracaidista, «El Estado soy yo», «El papá de los helados», el indiscutible, incontrovertible, omnisciente y omnipotente usurpador de la soberanía (que reside instransferiblemente en el pueblo) de los venezolanos diga que la culpa de los apagones es el alto consumo de los centros comerciales y que de paso le eche la culpa a la IV República quienes no están en el poder desde ya casi 11 años. La solución de chávez (sí, con minúscula) al problema eléctrico es que los centro comerciales se compren sus plantas eléctricas. O sea la solución es consumir más gasolina (que estamos comprando importada) con plantas que generan contaminación sónica y ambiental (más monóxido y dióxido de carbono).
¿Hasta cuándo? ¿Cuánto consumen todos los centros comerciales del país juntos? ¿El 1% de la energía eléctrica? ¿Será que el presidente piensa que los venezolanos somos oligofrénicos o será que el oligofrénico es él?. Estoy harto de perder dos horas diarias metido en una cola porque los semáforos no tienen luz y porque las vías están en pésimas condiciones, de perder dos horas MÁS en un registro o notaría porque ya a los funcionarios de dichos organismos no les interesa la productividad pues desde que inventaron el famoso SAREN y estandarizaron los salarios a ellos les da igual si se tramitan cien documentos en un día o si se tramita uno sólo (antes del SAREN ellos ganaban un porcentaje lo que producía el registro o notaría), de perder dos horas MÁS en el Banco Industrial de Venezuela o en Banfoandes, Banco del Tesoro (o perder 3-4 horas si se te ocurre ir a un Banco de Venezuela), y luego dos horas MÁS en el registro/notaría OTRA VEZ, es decir, perder literalmente todo un día para prácticamente tener que rogarle al cliente que me pague mis honorarios y de paso me mire con cara de «tú si eres carero» por cobrarle 400 bolívares por redactarle el documento, visarlo, pasar toda esa odisea y asistirlo el día del otorgamiento (favor añadir medio día más a la cuenta anterior), y eso sino hay incovenientes, sino hay errores, si el documento aparece, si el Notario/Registrador no amaneció enfermo, es decir, si «los hados» están de buenas.
Pero definitivamente la gota que derramó el vaso es que llamen me ladrón: ladrón del agua de los pobres y ladrón de la energía eléctrica de los pobres; cuando resulta que uno paga religiosamente los servicios so pena de que te los corten al día siguiente, y es que para eso SÍ SON EFICIENTES. El 30% de los venezolanos pagamos el 100% de la energía eléctrica que se consume en el país (el otro 70% está pegado de un poste, es decir, nosotros pagamos lo que ellos consumen). ¿Qué pasaría si, como medida de protesta frente a los apagones, aunque sea la mitad (mientras más, mejor) de los venezolanos que PAGAMOS luz nos pusiéramos de acuerdo para no pagarla en un mes determinado e impidiéramos que nos la cortaran?. ¿Es que no es suficiente con tener que subsidiar al 70% de los que no pagan, de nuestro bolsillo, para que además nos corten la luz y nos ofrezcan un pésimo servicio?. Bien, vamos a «pegarnos todos del poste». Si el gobierno se hace de la vista gorda frente a los verdaderos ladrones de luz entonces apliquemos el viejo proverbio, «sino puedes contra ellos, úneteles». Sería algo así como emular a la madre aquella que le dice al carajito malcriado que no para de llorar sin razón «Ah, ¿tú quieres seguir llorando?, te voy a dar buena razón para que sigas llorando», y se saca la correa y le da cuatro correazos. Mutatis mutandis, «Ah, ¿tú me quieres llamar ladrón?, yo te voy a dar buena razón para que me sigas llamando ladrón» y me niego a pagar el recibo de la luz. No sé si es que me levanté hoy con el pie izquierdo o es que sencillamente estoy verdaderamente hasta la coronilla de la bestia que tenemos dirigiendo el país.
Discúlpenme por el tono.
Voto por la segunda: es un oligofrénico, con el agravante de que piensa que los oligofrénicos son todos los demás. El típico caso del «vivo» que cree que todos los demás son pendejos.
No es mas que la cínica comedia que estamos viviendo los que de verdad le producimos a este país, los tan odiados, oligarcas (que no de de donde sacan eso cuando vivimos del día a día), pero que seguimos luchando o jodiendonos por tratar de ver que Venezuela sigue siendo el país de las oportunidades.
Por el tono creo que tenemos el derecho de expresarnos libremente, por lo menos por aca.