I ♥ CHVZ

18
3727

n628396619_2167299_1923Suelo soñar despierto con un mundo casi ideal, donde impera un tipo de justicia que en vez de recompensar o castigar con su merecido a cada uno de nosotros, tiene la facultad divina de ubicar a las personas en el lugar donde puede dar lo mejor de sí de acuerdo a sus talentos innatos. No se trata de una sociedad que aplica rigurosamente la Ley del Talión o la justicia poética, mucho menos es comunista o socialista, se trata más bien de una sociedad autorregulada que se ahorra los castigos al reforzar las barreras que orientan los destinos individuales hacia el bienestar colectivo, siendo este a su vez la recompensa. Así, una persona con la habilidad de inspirar confianza en otras para que le entreguen su dinero a cambio de un dudoso bien, se convierte en recaudador de impuestos en vez de vendedor de Herbalife; un tipo de dedos ágiles divierte a todos como mago, en vez de robarse la cartera de los incautos; un mentiroso patológico inventa historias fantásticas en cuentos para niños, en vez de inventar excusas; y un comerciante explotador de esos “compra barato/vende caro”, es un magnate que recoge el desperdicio gratuito regado en las calles, lo recicla y vende como valiosa materia prima de primera calidad.

En esta utopía mía, Chávez es mi pana. Lógicamente no es mi presidente, ni el de nadie. Es el capataz de una finca, un jefe dicharachero y bravucón que inspira al resto de los peones para que hagan las labores mas pesadas a cambio de un pago más parecido a la esperanza que a dinero de verdad. Es el tipo que en una tarde de sancocho y bolas criollas, se mantiene alimentado solo con ron echando cuentos comiquísimos de sus aventuras, canta de todo y cierra la noche gritándole a su mujer que se prepare porque esta noche le va a dar lo suyo. Es el compañero de dominó, cuya viveza y oportunismo convierten en victoria hasta al mas inminente zapatero. Es el chofer de taxi al que se llama en medio de una emergencia, porque es el que mejor sabe esquivar el trafico por el hombrillo, utilizar cualquier atajo independientemente de su legalidad y comerse todos los semáforos mientras uno se tapa un ojo. Es el mensajero motorizado al que se le entrega el paquete con todos los cheques de la oficina, para que con un guiño y un cafecito compre la complicidad del cajero del banco que agiliza la gestión. Es el contador que se aprovecha de todos los resquicios legales para minimizar el monto de la declaración de impuestos. Es el guachimán al que se le paga con cualquier billete que nos sobra para que nos cuide el carro, a sabiendas de que ese botín será compartido con los mismos rateros de los que nos esta protegiendo. Es el señor de la pick up al que contratamos para que desaparezca, como sea y donde sea, la basura demasiado voluminosa que no se lleva el camión del aseo. Es el vendedor de cervezas sin licencia, que se pasea gritando por la playa de Choroní con su cavita de anime para repotenciar nuestra Coleman ya mermada. En este mundo especializado, cada Chávez no es considerado un mal, ni siquiera de los llamados necesarios, es más bien un ser deseado y querido por el que muchos venden su alma por tener de su lado en un momento coyuntural. Es el híbrido entre Neo de The MatrixEl Mulo de la Fundaciónde Asimov; el residuo aleatorio inherente a la ecuación mas perfecta posible de una sociedad humana, sin el cual seria tremendamente aburrida y predecible.

Nada cuesta identificar a cada uno de estos personajes en nuestro mundo real, lo que si me es difícil de asimilar es que sean tantos, todos coexistan y ninguno sea el mismísimo Chávez. Que ese ser tan nefasto haya encontrado la manera de resaltar y colarse en la palestra política arrastrando consigo a esa gran mayoría que de pronto se ve reflejada a si misma en sus maneras de guapo e’ barrio con vivo criollo. Es falso aquello que reza que los pueblos tienen al líder que se merecen: Los pueblos tienen al líder que más se les parece. Esta sentencia no es mía, está de hecho bastante trillada, pero no se me ocurre una manera más certera de explicar el abismo que separa al 40% de los venezolanos del 60% restante. Mientras muchos abrigamos esperanzas en un supuesto merecer, estas se ven sepultadas bajo el parecer de una mayoría innegable, que no se va a esfumar con la misma facilidad con que eventualmente lo hará Chávez. ¿Habrá que complacerlos e irse? Aunque no nos guste, Chávez no es mas que la versión hardcore de ese calor venezolano que tanto añoran muchos de los hoy exiliados en el exterior.

* <<Espacio reservado para la conclusión que ya todos tenemos de este país y su idiosincrasia.>>

18 Comentarios

  1. Yo sí creo que tenemos el gobierno que nos merecemos, el problema es que ningún gobierno puede hacer feliz a todos sus ciudadanos. Chávez tiene la primera pata de lo que el Libertador llamó el gobierno más perfecto, pero recordemos sus propias palabras: «El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad». No hay nada más feliz que un chavista apoyando a su presidente, al menos así ha sido durante una década, el extremo de este amor irracional lo encontramos en un frase que se hizo algo famosa hace varios años atrás «Con hambre y sin empleo, con Chávez me resteo». Para muchos de ellos el Comandante es un semi-Dios, él no es culpable de nada, no responsable de la inseguridad, ni de la inflación, ni del desempleo, de los apagones, de la falta de agua, y muchas veces escuchamos frases como esta «es que él no sabe, lo tienen engañado», que se repiten una y otra vez entre los chavistas hardcore, y si cuando «llega a saber» entonces nombra a un nuevo Ministro de Electricidad: ya esa masa (fundamentalmente proletaria) tiene a quien echarle la culpa de los apagones, el ministrico, el nuevo chinito de Recadi, lo que en mi pueblo llaman «un pagapeo». Chávez hace tanta conexión con algunos de los suyos que muchos de ellos estarían dispuestos a tomar una bala por el presidente. Hasta ese grado llega el culto a la personalidad. Cuando usted le explicar el despilfarro de ese señor al gastarse solamente en una habitación, por una noche, 5.300 euros en Venecia a la espera del docubodrio de Oliver Stone, te replican «bueno, ¿y qué quieres? ¿qué se quede a dormir en una posada?, Él es el Presidente». Creo que no es necesario continuar dándole vueltas: el fanatismo es, por definición, irracional. Por eso un caraquista jamás se hará magallanero sin importar cuantas explicaciones usted le dé (ni viceversa), por eso Chávez el líder de sus seguidores y también, desgraciadamente, de sus opositores. No hay Kostunica en Venezuela.

    Cuando digo tenemos no lo digo porque considere que TODOS los merezcamos, sencillamente lo hago porque TODOS somos venezolanos, y como decir «la mayoría de los venezolanos se merecen a Chávez» (al menos aquellos que votaron por él) es entrar en un debate adicional, se dice simplemente «todo pueblo tiene el gobierno que se merece», en mi opinión con toda razón. Pero es que inclusive quienes no votamos por Chávez lamentablemente nos lo merecemos; nosotros, la clase media, por muchas de las razones han sido bien descritas en el escrito «el discreto encanto de la clase media», en donde creo que caemos todos, unos en mayor y otros en menor grado; los estratos socio-económicos D y E que no votaron el presidente quizás sean los que menos se merecen esto porque a diferencia de la ley (cuya ignorancia no excusa de su incumplimiento), en política la ignorancia excusa para votar por el que hable más bonito, y allí sí coincido contigo, Chávez se parece mucho al guapetón de barrio, ese, el aplicón de la viveza criolla.

    Saludos.

  2. Mi punto es que NADIE se merece a ese coñoesumadre. Lo que pasa es que ese coñoesumadre se parece a TODOS. Si, a ti también.

  3. Compadre, sin darle muchas vueltas al asunto la cosa va así, ¿qué es merecer?, hacer méritos para algo (sea un premio o un castigo), ¿sí o no?. Bien, ¿cuál es nuestro mérito como ciudadanos? ¿qué es un ciudadano? ¿qué significa vivir en un Estado y en sociedad? ¿por qué los ciudadanos tenemos derechos y DEBERES que un hermitaño que viva en las montañas no tiene? ¿ser parte de una sociedad me obliga a tener cierta conducta, o observar ciertas normas y colaborar con la paz social sí o no?. Aun los anarquistas reconocen dentro de su filosofía política que el autogobierno requiere un grado de consciencia y de conducta que está lejos de ser un caos, es decir, hasta ellos comprenden que el anarquismo como ideología no consiste en que cada quien haga lo que le salga del forro de las b… La conclusión es que nosotros como ciudadanos no hemos hecho méritos para merecernos alguien mejor que Chávez porque, como dije una vez hace varios años, el verdadero problema de Venezuela no es Chávez, somos nosotros, los venezolanos.

    Chávez no llegó mediante un golpe de Estado a la primera magistratura, y lejos de lo que algunos aseveran no es cierto que todas las elecciones han sido un fraude: no lo fue su primera elección (contra el viejo Salas), no lo fue la segunda (contra Arias Cárdenas), no lo fue el revocatorio y tampoco lo fue la tercera (contra el filósofo zuliano). Chávez ciertamente ha usado y abusado a través del poder que le da ser el presidente de un brutal ventajismo político para asegurar sus victorias, pero a la final los votos los ha tenido. A diferencia de muchos también, yo sí creo en las encuestas, las mismas que han dado ganador a Chávez cada vez que ha ganado y lo ha dado perdedor cuando ha perdido (como por ejemplo en el referendum de la enmienda constitucional que perdió en el 2007).

    Concuerdo contigo en que Chávez se parece a nosotros, quizás con una pequeña corrección, nosotros nos parecemos a él, digo, es más fácil establecer el punto de referencia en el sujeto en cuestión. En efecto, nos parecemos a él, incluso yo. El punto interesante quizás está justamente en que si no nos pareciéramos a él, quizás no nos lo mereceríamos. Si, como dicen por ahí, fuéramos suizos, seguramente no mereceríamos tener a un sujeto que representa el revanchismo, el resentimiento, la discordia, la viveza criolla, «el guapetón de barrio», la fanfarronería, la interminable habladera de paja (que sino fuera presidente sería excelente para llenar el espacio de cualquier circuito radial), etc.

    Saludos.

  4. «La conclusión es que nosotros como ciudadanos no hemos hecho méritos para merecernos alguien mejor que Chávez porque, como dije una vez hace varios años, el verdadero problema de Venezuela no es Chávez, somos nosotros, los venezolanos.» Estoy totalmente con esto y con el artículo… Me parece interesante ese punto de vista literario que no deja de lado el sarcasmo y la gracia. Todos nos parecemos: el otro, cualquiera, no es más que un reflejo de mi mismo (comprendido no como sujeto, no como «yo», sino como mismidad)… El problema es que aún nos mantenemos en el plano del yo-sujeto, del individualismo absurdo: cada cual se cree la tapa del frasco y no es así… Una sociedad está mal porque hay un si mismo que está mal, porque todos estamos mal, pero alguna venda en los ojos (o la estupidez) no permite re-conocernos en ese espejo… Cuesta caro dejar el yo de lado…. Ese es el gran problema. No superamos la subjetividad; y cito a una amiga: «Ahora bien, no sé si esta gente de tiene conciencia de su subjetividad… en efecto, dicen puro yo, yo yo, mi blackberry, mi facebook, etc, etc…. pero en realidad están actuando como el «rebaño», ¿no? … ¿Eso es realmente ser un individuo?… Ni tan calvo ni con 2 pelucas, pero creo que nos gusta escoger entre 2 cosas y ya… no hacemos un intermedio
    *no puede ser ni una cosa solipsista-subjetiva-maldita ni tampoco una topos uranos platónico donde exista «La Persona»…» y agrego, humildemente: somos un colectivo, nos necesitamos unos a otros, no somos seres aislados, dependemos del Otro para todo y el Otro de cada cual… No de «mi», sino de alguien, cualquiera… Y, además, estamos situados; correspondemos a un tiempo y a un espacio (curiosamente, delimitado y creado también por nosotros mismos)

    Seguimos viendo a este señor como «El»… bajemoslo a la tierra, él soy yo y eres tú y somos todos y es ninguno…. a la final el hueco que nos espera no nos exigirá cuenta de ningún tipo…

    Si estamos metidos, según la mayoría, en un hueco es porque nadie ha hecho absolutamente nada para tratar de crear una escalera y salir de él… Tan siquiera nos hacemos la pata’e gallina para ayudar al compañero… Cada cual sólo se ha encargado de mantener las propias fosas de su nariz abierta para seguir respirando y así, triste pero holgadamente, sobre-vivir… ¡Qué lejos estamos, incluso, de las ideas modernas! (que tampoco es que gritan desde su tumba ser tomadas en cuenta)

    Salud, paz y anarquía!

    P.D: amo el niple de tu lengua… Gracias Guso por este art.

  5. Parecer o merecer, he ahí el dilema… Tomando en cuenta que esto lo escribí hace casi 2 años en medio de mi depresión post victoria pírrica o victoria de mierda, como prefieran recordarlo, la verdad es que ahora ni yo mismo sé si son dos cosas diferentes o en este caso es el mismo musiú con diferente cachimbo.

    Me vienen a la mente ese poco de suizos, alemanes, canadienses etc que un día pisaron esta tierra y se enamoraron de este bochinche, al punto de abandonarlo todo y venirse a regentar una posada en Choroní o algún otro negocio relativamente exitoso en tierra de nadie, o mejor dicho, en tierra donde nadie hubiese apostado un sólo bolívar. No me refiero a la oleada posguerra o boom petrolero, me refiero a inmigrantes con no más de 15 años aquí. Son personajes interesantes, que aún conservando lo mejor se su propia cultura: Disciplina, tesón, urbanidad, etc han asimilado tan bien el venezolanismo que se mueven como pez en el agua, creando lo que podría llamarse una «viveza extranjera» que no es del todo maligna, pero benigna tampoco.
    Me vienen a la mente también ese poco de Venezolanos recién expatriados, que hace pocos meses andaban aquí por el hombrillo, trampeaban la declaración de impuestos, se coleaban y hacían fiestas con mariachis hasta el amanecer; y ahora bajo su nuevo estatus de ciudadanos primermundistas son mas papistas que el papa. Llamémosle a esa actitud «bolsería criolla».
    Ahora bien, viendo que los personajes se transmutan y mimetizan de acuerdo al ambiente, cabe preguntarse: ¿Por qué Venezuela se presta tanto para el bochinche? y la respuesta obvia es: Porque aquí no hay castigo, porque aquí no hay mecanismos para garantizar el cumplimiento de la ley, porque aquí no hay condena administrativa o penal para el violador de la ley. ¿Solución? ¿un estado más represivo? ¿más?… ni de verga…
    Creo que los tiros vienen por la condena social. Hay que hacer un examen de conciencia individual y proyectarlo al colectivo. Con el valor que da la razón, sacudirse de todas y cada una de esas pequeñas cosas que nos alejan del país que queremos merecer o parecer; quitarle el saludo a los amigos «vivos», otros mejores vendrán; mandar a la mierda al vendedor de cachapas que nos grita «CACHAAAAAPA!!!» en la pata de la oreja y nos arruina el día de playa, diciéndole que no le compras un carajo hasta que no se calle y se guinde un cartelito que diga «cachapa»; crear la cultura del reclamo civilizado, no importa cuan engorilao’ se nos ponga el otro, ese es su peo y su úlcera; llevar una bolsa de basura a todos lados y recoger incluso la que no es tuya; en fin, asumir que uno es masa crítica suficiente para ser una fuerza de cambio.

    Digo yo, no sé, mariconerías mías.

  6. Guso, estoy parcialmente de acuerdo contigo, al menos con respecto a lo que dices en tu último (o penúltimo realmente) párrafo. Sin embargo quiero hacer algunos comentarios respecto a la idea de que ni de verga el Estado debe ser más represivo, y aquí tengo que detenerme un poco, yo creo que no debemos confundir las voces represivo con punitivo. Lo contrario de la impunidad (que es uno de los grandes desencadenantes y factores coadyuvantes de nuestra idiosincracia, de nuestra «viveza criolla») no es la represión sino la punición.

    Ya en otro escrito aquí en panfleto se tocó recientemente este tema de forma más o menos extensa. ¿Por qué la gente no habla (o habla menos) por el celular cuando va manejando su vehículo por Chacao? ¿Por qué cuando toma el distribuidor de las Mercedes para ir a Valle Arriba no se mete por el canal derecho para luego colearse más adelante y meterse al canal del medio?, por la misma razón por la que no se comen un semáforo ni dejan su carro mal estacionado en los Estados Unidos: el temor a la sanción. Pero resulta que Chacao no es Venezuela, es solo uno de 335 municipios que hay en nuestro país.

    En la cátedra Alexis de Tocqueville de la Alcaldía de Valencia aprendí, hace unos cuantos años ya, que sí se puede generar un cambio (al menos el paso inicial) desde el gobierno, de hecho se puede hacer en dos formas, alternativa o simultáneamente: preventiva y/o punitivamente. La prevención, como todos sabemos, puede llegar a tener un impacto importante (recordemos a Renny Ottolina) ¿o es que el caso del Metro de Caracas no nos dice nada? ¿Es que los que se montan en el Metro son marcianos que saben comportarse como gente decente y civilizada?, obvio que no, existe entonces de hecho algo que podríamos llamar «La cultura del Metro», ¿y por qué se mantiene luego de tantos años?, me voy a permitir hacer mención de un experimento que se llevó a cabo en alguna universidad (no recuerdo cual) y que leí hace tiempo: en una jaula grande se colocó a cinco chimpancés, dentro de la jaula había en el centro una escalera más o menos alta y en su parte superior se colocó un racimo de cambures. Como era de esperarse, eventualmente uno de los monos intentó subirse a la escalera a tomar los cambures, cuando el simio estuvo cerca de llegar a la parte superior (donde estaba la fruta) el resto de los monos fueron rociados con agua muy fría desde la parte superior de la jaula. La secuencia se repitió unas pocas veces más hasta que eventualmente cuando uno de los monos intentaba subir a la escalera los otros cuatro lo bajaban a la fuerza. Pero el experimento no termina allí. Los monos fueron reemplazados paulatinamente uno por uno, cada vez que llegaba un mono nuevo e intentaba subir le daban su respectiva golpiza. Finalmente todos los chimpancés fueron sustituidos hasta que no quedó ninguno de los que participó en la primera fase del experimento (los baños de agua helada), sin embargo cada vez que cambiaban un mono y este intentaba subir la escalera, la secuencia se repetía, el mono era golpeado hasta hacerlo desistir de sus intenciones de alcanzar los cambures. Estos monos no sabían porque golpeaban al que intentaba subir, solamente sabían que «había que impedir que subiera» y que a ellos en alguna oportunidad les dieron un par de manotazos por intentar hacer lo mismo.

    Quizás lo que sucede en el Metro de Caracas (orden) y, más interesante aun, en el resto del país (anarquía. Por favor los anarquistas se les agradece no criticarme por usar esta palabra: me refiero acá a la ausencia de poder público, no a la doctrina política) es un poco el caso de los monos: hacemos las cosas (ya sea respetar el Metro o comerse la luz donde todos se la comen) para evitar que nos «golpeen», nos abucheen, nos critiquen o simple y llanamente para no desafiar al sistema, porque al final no queremos buscarnos problemas con la mayoría. En el caso particular de la «viveza criolla» hay un elemento adicional que lo toqué en su debida oportunidad, el venezolano, por regla general, y amparado en la impunidad, actuará (por acción u omisión) de cualquier manera que le reditúe, importándole poco o nada a quien perjudique con su forma de ser. Somos muy poco considerados y respetuosos para con nuestros semejantes.

    Eso de «quitarle el saludo» al «vivo» no solamente implica una tarea de ponerse a juzgar a todo el mundo, sino que, adicionalmente, es probable que más temprano que tarde te quedes sin saludar a nadie y el que quede como un antisocial -aunque más correctamente debería decir asocial- seas tú. Lo del reclamo civilizado me parece una buena iniciativa: acusar en voz alta a alguien que se está coleando, hacer respetar nuestros derechos con educación es un pequeño primer paso. La verdad no sé porque los venezolanos somos tan conformistas al respecto, no nos quejamos cuando nos dan el vuelto incompleto en la bomba o en la caja del estacionamiento, si pedimos una carne término medio y me la traen vuelta y vuelta (y aquí hablo por mí), si un carajo hecho el loco se mete en la cola de los minusválidos en el banco, si el motorizado se acerca a la cajera pasándole por encima a todos los que están en cola, si el el colector nos manda a hacer doble fila en el pasillo del autobús (como si eso fuera una lata de sardinas), nos quedamos callados, y en fin, al igual que el Estado, somos promotores de la impunidad con nuestra pasiva actitud.

    En algo estoy claro, a ESTE gobiernucho no le conviene que haya orden. Puede parecer contradictorio porque orden y gobernabilidad están altamente relacionados, pero este «señor» se alimenta permanentemente de la discordia y necesita mantenernos a todos dentro de esa sensación de incertidumbre, desasosiego, inseguridad e indefensión que nos inmoviliza y que falicita la imposición de su modelo de pensamiento único, entre otras cosas porque todo eso mina severamente el elemento «civilizado» de la sociedad, atomizando y disgregando a las fuerzas opositoras, y en tal sentido aunque nuestro problema no es Chávez, con él en la primera magistratura nuestras posibilidades son poquísimas o nulas para salir de este círculo vicioso.

    Saludos.

    PS: Gracias Mad-Line por las flores.

  7. Si los partidos Politicos hubiesen reconocido el triunfo de Andres Velazques, en vez de montar a Caldera por Fraude; Chavez nunca hubiese existido. Velazques hubiese saciado el hambre por un tipo arrecho, de izquierda, y después hubiese venido otro, y otro. Los Venezolanos nos merecíamos a un Lula. A un Chavez se lo merecen los partidos políticos.

  8. Creo que Guso comentó que ni de vaina hacía falta un gobierno más represivo, pero excelente el experimento con los monos, te pone a pensar.

    El cuento de los Venezolanos que no se «merecen» este gobierno, es eso, un cuento. No sólo tenemos el gobierno que nos merecemos sino la oposición que nos merecemos. Todos estamos de acuerdo en que los políticos de oposición son unos incapaces, pero pasa tal cual como esa Venezuela en chiquito que son los edificios, TODOS los vecinos se quejan, si el edificio está vuelto mierda, se quejan de que NADIE hace nada, si el edificio está perfecto, se quejan que se gasta mucho real, llega la hora de la reunión del condominio y ninguno de los vecinos que se queja, baja y dejan al final la vaina en manos de gente que puede ser muy capaz o incapaz pero que son los únicos interesados en estar ahí. Entonces, ningún vecino tiene tiempo pero de seguro lo haría mejor que la Junta actual.

    Si eso pasa donde vive la gente contraria a Chávez, ¿Qué puede quedar para el país? Hay que meterse una cosa en la cabeza, por la razón que sea los políticos de oposición que tenemos, son esos carajos de la junta de condominio que nadie quiere pero que nadie quiere relevar tampoco.

    Siempre está el cuento de viejas ese que reza que en Venezuela hay mucha gente capaz de hacer las cosas mejores, eso es parcialmente cierto, hay gente con mucha capacidad pero que NO está dispuesto a meterse en ese peo. Que prefieren calarse todo lo malo con tal de no mancharse con la responsabilidad de «hacer las cosas bien».

    Entonces hay que calárselos a todos, luchar desde la trinchera personal con los medios de cada quién y entender que mientras no nos organizemos estamos jodidos y tendremos a los gobernantes y opositores que nos merecemos.

    Un pueblo que acepta que le quiten la carne, las caraotas, el azúcar, el café, la posibilidad de viajar fuera, un costo de la vida aceptable, la luz y el agua y no haga nada sino quejarse todo el día, se merece todo eso y más.

  9. Lenguaeniple, pues si chico, tienes toda la razón en lo del estado punitivo. En ese momento yo pensé solamente en la parte represiva que es lo único que he visto que saben aplicar aquí, y te doy un par de ejemplos mas bien inocuos de esta filosofía -o falta de ella- de «si no te gusta te la chupas porque igualito llevas»:

    1.- Parque Nacional Morrocoy: Cada cayo cuenta con un puesto de guardaparques con por lo menos un oficial de INPARQUES, lanchas de patrullaje, baños y un sistema de recolección de basura mas o menos efectivo que manejan las mismas cooperativas que alquilan los tolditos y sillas a manera de contraprestación. Sin embargo, desde hace un par de años prohibieron por completo el acampar porque dizque las planta eléctricas (que están expresamente prohibidas)eran un desastre ecológico, la gente ensuciaba mucho y de noche no se respetaba el reglamento (incluyendo la gestión del permiso de pernocta y pago de una tarifa irrisoria). Es decir, que aún contando con todas las herramientas para poder controlar y aplicar el reglamento, es como que les da ladilla y la decisión mas fácil es prohibir y pagan justos por pecadores.

    2.- Parque Zoológico Acuario de Valencia -Adscrito a la Alcaldía-: Hace un par de meses llevé a mi sobrino a ver a los animalitos presos. Chévere, caminerias bien demarcadas, jaulas mas o menos amplias, todo limpio, vigilancia, una tarifa razonable etc. Me llama la atención que a todos los felinos y animales grandes los tienen encerrados en la jaulita anexa, ese metro cuadrado donde supongo que los ponen mientras limpian o reparan las jaluas, así que le pregunto a uno de los guardias la razón: «Ordenes del director y circule por favor». ¿Cómo es la vaina?. Otro vigilante fue un poco mas amable y me explicó que como en época de vacaciones hay muchos niños, planes vacacionales y -agrega a manera de secreto con guiño de ojo y todo- «mucho niñito mongólico», lo mas seguro es encerrar a los tigres, pumas y osos para evitar accidentes. No es que haya habido accidentes o en realidad exista la posibilidad que de que un niño le meta la mano a la jaula (son dobles jaulas y la primera de malla fina), tampoco es que no hayan vigilantes suficientes para poner algunos de esos manganzones a cuidar estas 4 jaulas, es que simplemente les da ladilla correr el riesgo y prefieren que pague el mas bolsa, el que no puede quejarse, e indirectamente el usuario que se queda sin disfrutar el admirar a estos animales.

    Entonces, como bien dices, a ESTE gobiernucho no le conviene un país ordenado, pero es que ni queriendo ni pudiendo ordenarlo sabría como como hacerlo. No sólo no tiene el interés de hacerlo, tampoco tiene la voluntad para. No es únicamente culpable «el gobierno», porque los que toman ciertas decisiones están mas cerca de ser pueblo que de ser la cabeza del estado. ¿Entonces? ¿que puede hacer uno? Sostengo el castigo social como alternativa. Yo si le quité el saludo a los amigos «vivos», por lo menos a los «mas vivos», y claro que ninguno de los dos nos hemos convertido en parias, eso no pasará ni tarde ni temprano, pero por lo menos tengo la tranquilidad de conciencia de saber señalar hacia donde es que están los que joden la bicicleta, meterlos a todos en el mismo saco y soñar que se desollan unos a otros. Claro que hay que ponerse a juzgar a todo el mundo, ¿como no hacerlo? rayita en el piso y de aquí no me pasas me haces el favor.

  10. uhm… si todos somos Chavez… y lo que nunca nadie quiere admitir…
    todos tenemos la culpa del pais donde estamos, tanto por hacer, como por no hacer, y por supuesto, dejar de hacer y dejar hacer…
    triste pero cierto…
    saludos, muy bueno…

  11. Oye, en esa foto Chávez se parece un poco a Obama. Y mírenlo ahora todo embojotado en chalecos anti-balas, por encima de los 30 kg adicionales de sus diez años de carrera política. No era Alí Primera quien cantaba «no te dejes engañar cuando te hablan de progreso, porque tú te quedas flaco y ellos aumentan de peso». Ironías del destino.

  12. Bueno, un detalle: no creo que esa «Cultura Metro» siga siendo lo que antaño… Es mi medio de transporte y ¡demonios! «Lleeeeeva el cuento, el cuento pal chamo», la otra cantando «que lacreo, que chilgüireo, que mamboteo», el otro con la guitarra, el del reguetón, los que bailan, la gente que va sentido contrario en las transferencias, los atropellos, el apretujamiento en las puertas (incapaces, bolsas, de correrse hacia los pasillos), la salsita seductora a toda mecha… Lo triste es que te lo tienes que calar, porque si medio te quejas «agarra tu taisi, mamita»…
    Y ciertamente ares, uno de los grandes problemas (creo que muchas veces se pierde el enfoque) es la oposición asfaltosa y pestilente que no termina de soltar la mata’e mango… ¿Caras nuevas? ¿Nuevas propuestas? El gran lastre en la espalda y la soberana Cruz a cuestas… Aquí nadie quiere 1.- asumirse como parte del problema 2.- cambiar un carajo… El que quiere cambio, cambia; es más sencillo de lo que parece (excepto nos encante seguir teniendo la actitud cómoda-pasiva del «gimiendo y llorando en este valle de lágrimas» Es así, nos encanta que nos salven, que nos tengan lástima y misericordia, que se apiaden de este país que tanto sufre, que nos vean como los que siempre necesitamos… Eso asquea al resto). Pero en fin, como dicen los panas de Cuarteto: «el que se quedó es porque no se fue» y si aquí nada se ha modificado, si nos seguimos-siendo cuales barajitas repetidas, es porque es lo que en el fondo (ni tan en el fondo) queremos. Amamos el barro, y mientras más, mejor…

    Y, lenguaeniple, yo no tiro flores, se marchitan.

    Salud, paz y anarquía!

  13. Tanto que se clama por las famosas «caras nuevas», y miren: Chávez era una cara nueva, un outsider, un campeón de la antipolítica.

    Digo, pa ésta vaina yo hubiese seguido con Caldera.

  14. Mad-Line, yo creo que hay un elemento adicional a propósito del tema del cambio. Suscribo totalmente la afirmación «el que quiere cambio, cambia», pero creo que la cuestión es que muchos no ven (o no vemos) exactamente la incidencia de un cambio individual sobre el escenario global: no hemos internalizado que el cambio no viene de arriba hacia abajo sino justamente a la inversa, que no podemos cambiar la sociedad sino cambiamos primero nosotros mismos, que no es la Junta de Condominio o la Asociación de Vecinos no funciona por culpa de fulano, mengano, zutano o perencejo, sino porque, como ha dicho ares correctamente «no nos queremos meter en el peo», por eso tiendo a marcar distancia con quienes culpan simultáneamente al gobierno y a la oposición desde una posición de inmaculada santidad y que les otorga una magistratura omnipotente para juzgar a los demás.

    Adicionalmente a eso está la pregunta, ¿para qué cambiar?, y no me refiero a la finalidad sino al destino del mismo, es decir, cambiar un A por un B. Y otra interrogante: ¿Cuál es el costo del cambio?, todos los cambios en la vida involucran un costo que debe ser asumido, desprenderse de algo conocido por lograr algo nuevo y desconocido, una jornada hacia lo que queremos. Usualmente entonces cambiamos porque luego del cambio obtendremos algo por lo cual habrá valido la pena pagar ese costo. Verbigracia: voy a dejar de fumar. El costo es la ansiedad que me va a atormentar por varias semanas, la recompensa, al final, ser una persona más saludable, poder subir las escaleras sin cansarme, poder jugar softball sin sentir que me falta el aliento, etc. De modo que, cambio, me convierto es un buen ciudadano (o simplemente en un ciudadano, consciente de las responsabilidad y obligaciones que conlleva vivir en sociedad), ¿cuál es la recompensa?, ser visto como un pendejo, como un tonto que no se come la luz donde todo los demás lo hacen, como el bolsa que devuelve el dinero cuando le dan vuelto de más, y así podría continuar ad infinitum. Pero hay más, si participo en la Junta de Condominio, me postulo para presidirla y gano (caso hipotético), voy a realizar un trabajo ad honorem que si bien me beneficia a mí, usualmente es muy «mal pagado»: la gente tiende a ver las tres tonterías que salieron mal o que no hacen y a omitir (o no ver) el resto del trabajo que se dedica a hacer lo que ellos no quieren hacer.

    Los venezolanos somos unos criticones de oficio (nótese bien que digo criticones y no críticos), tenemos una maestría, una especialización y un doctorado en encontrarle errores y defectos a los demás, pero somos pésimos al hacernos un autoexamen, o como bien se ha dicho, no entendemos que sino somos parte de la solución somos parte del problema. La pregunta, legítima por demás, es ¿cuántos son parte de la solución?.

    Gerver Torres dijo en alguna oportunidad que la salida de Venezuela es militar, no se refería por supuesto al estamento castrense sino al VERBO, en nuestro país hace falta militancia y participación.

    El problema es un círculo vicioso, se retroalimenta, se nutre de sí mismo y al parecer a nadie le conviene «cambiar», ni al gobierno, ni a nosotros, los ciudadanos. Pero antes que esto por parecer una opinión netamente fatalista, me permito hacer una acotación final: quizás la moraleja, la reflexión es que debemos empezar a pensar en el todo y no en nuestra parcela personal, ¿es factible alcanzar un mejor modelo de sociedad?, sin duda, ¿qué se requiere?, un grado de conciencia superior, es absolutamente imperante superar la mentalidad de «hago lo que me convenga sin importar a quien perjudico», de que lo que es de todos no es de nadie y a nadie le duele. No hay progreso sin orden, respeto y disciplina. Tres virtudes que escasean por este lado del orbe.

    No hay motivación (al menos aparente) para el cambio. Desde el punto de vista social y cultural el cambio puede ser necesario pero desde el sociológico, el cambio es, yo diría, hasta inconveniente.

  15. Es correcto. Sin embargo, pienso que si nos seguimos auto-denominando «pendejos» o «tontos», creo que se vuelve todo un círculo vicioso y ahí sí amigo mío nunca saldremos de ningún lado. Justo ahora ando leyendo una novela que recomiendo absolutamente, Viernes o los limbos del pacífico de Michel Tournier, habla (grosso modo) sobre lo valioso que es el otro para mí y viceversa; y no por esta cosa puerca del altruísmo, es más simple. Creo infinitamente que el yoísmo nos está consumiendo, por un lado; pero curiosamente, cuando de desgraciar la vida del otro se trata, nadie asume su responsabilidad. Es facil ver paja en el ojo ajeno (sin ánimos de colaborar en barrerla, sino criticando lo marrano), complicado es encontrar la gran bolsa de basura que habita el nuestro. No creo para nada en la humanidad, ni en el hombre, ni absolutos… Sin embargo, creo que si cada cual, como decimos vulgarmente, asume su peo, esto podrá tomar un nuevo curso. El gran dilema es ¿y el otro? ¿el compromiso? Pero yo solo no puedo… ¡Anda! Que si nos seguimos cubriendo con excusas, ni que baje el mismísimo Dios (cualquier dios).
    Si bien creo que el todo es más que la suma de las partes, para que el todo cambie, sus partes deben cambiar (o moverse de lugar, a lo sumo)… Son temas complicados que no pueden resumirse, a mi gusto, en dos o tres frases flagrantes, porque evidentemente lo que reconocemos como realidad trasciende este espacio y estas líneas nunca son más que un flatus vocis (o, en este caso, moscas de panadería sobre una tela negra).
    Ahora sí observo algo: en lo particular, no pienso mucho en para qué cambiar… Mi única guía es que quiero un bien-estar-en-el-mundo, y para ello todo Otro debe al igual bien-estar. He aprendido que si pienso de más, ipso facto dejo de actuar… Mejor modelo, peor, no lo sé… Ya comprendí (o más bien asumí) que debemos situarnos más allá del bien y del mal (suficiente las categorías)

    Salud, paz y anarquía!

  16. Desde mi punto de vista, el probelma no es el juego lengua, sino aceptar o no jugar. Nos muestra la cruda y enferma realidad que así se quiere vivir… O, al menos, la mayoría. No critico en lo absoluto, cada cual hace de su cabeza un florero y posa allí las flores que más le gusten; pero, como diría Mayz, aquí no hace falta un cambio de contenido de conciencia, sino de la Ratio, un cambio de pensar. ¿Quién se mete en semejante paquete? Es más sabroso no razonar y jalar caña los viernes para compartir con los panas lo más de lo mismo… La hamaca siempre es más confortable.

    En otro orden de ideas: hace poco salió una crítica (que me gustó mucho) sobre Día Naranja, por poner un ejemplo. Película cutre y simple como ella sola. Ahora bien ¿a quién se le antoja hacer cine en Venezuela? Mis críticas e insultos el demonio se los lleva, porque hasta que YO no haga nada por superarla, o al menos me tire una de cineasta, eso es lo que seguirá saliendo… Además ¡Las niñas la amaaaaaannnn! oseaaaa porque mi galáaaannnn!!! Igual que el libro de la orfebre esta, igual que tanta basura… Y si lo que reina es el silencio, o si se prefiere salir corriendo… Mecachis!

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here