MOMENTOS DEL 11 AL 21
11. A ti mismo te piensas avergonzado. Estancado.
Estas quieto y no se mueve nada a tu alrededor. Ni una onda ínfima sobresalta las aguas que rodean tu cuerpo. En la planicie de tu pesada forma de vivir se extienden los kilómetros azules sin fin, y aun puede verse a lo lejos algunas cosas interesantes. Tan lánguidamente […] te mereces tus días. No lo sé, pero no fluyes tal y como se entiende el verbo, en todo caso consigues solo diluirte un poco.
12. Abandono, de 11. a 12. en 5 minutos. A cerca de 9. y camino de 13. Una vez vuelto a casa, día de transición a 13. Ahora mismo me hubiese gustado empezar tras un punto a parte, pero entonces sería 13. y no lo es, hace falta algo más consistente, algo bien dominado o absolutamente descarriado, y aun siente el hombre que vive en 12. Este individuo ha vivido extrañamente desde 10. En todo ese tiempo real y más inconcreto aun se había facilitado vías de escape, pequeños desagües que permitían absorber, transpirar, y además eran suficientemente pequeños para que no cupiese el más pequeño de los seres humanos, de hecho, el mismo por completo tampoco consiguió en 10. y 11. salirse de si mismo. Si consiguió lagrimar consistentemente sin echar gota, además de estar a uno de los límites de la cordura. Puedo decir que era demasiado para este hombre, pero conseguirá llegar a 13. aunque será de pura casualidad. Así lo entendía él a 12., asumiéndolo mientras escucha su música. Obrigado […] exagerado es todo (ja ja ja) […] siente un placer profundo, le duele todo otra vez […] se ríe, está bien, no para de sonreír […] no quiere que llegue nadie, no quiere que le vean ahora que se siente invisible […] y la música tan alta le hace escuchar graves pasos que le asustan muy seguidamente, si no son las agudas fricciones de abrir y cerrar puertas […] quizás sea demasiado que solo le preocupe perderse el mismo en ese momento y llegar sin quererlo a cualquier situación convencional de hablar con este un momento, ¡por favor no! no quería tener que contestar nada. Ahora se siente triste este caballero que monta sobre una oveja embarrada (se culpaba de las cosas que soñaba, tanto dormido como despierto) […]. Siempre acaba por ponerme furioso. Esta aterrado, muerto de miedo de imaginar que posiblemente en 20 minutos no estará solo en casa, y 20 minutos pueden ser hoy 5 como fueron ¡2 ayer o 39 hace dos días!. Lo que le ocurre a esta persona es que hoy se derrumbará, lo sabe, y ya había planeado amortiguarlo con alcohol y polen de flores por la noche, así que necesitaba aguantar justo 12 horas, las que separan ahora a mediodía.
13. Conatísimo atisbo de dos, que en dos se queda roto, vosotros por un lado y yo por otro. No se recuerda ya como llegó hasta aquí, no ha pasado demasiado tiempo desde 12., pero nadie puede tener certeza absoluta de que ocurrió para llegar a este ahora. Hoy por hoy es más infeliz, bajo definiciones convencionales, de lo que era antes. Se amansan las horas a su paso, quedándose casi convencidas. Se entromete y pide perdón dócilmente. Se relaja y no acepta que el revuelo le sacuda, ajeno, las cenizas del cenicero. Esta desintoxicándose de cosas. El hombre ya vive en 14.
14. Una vez terminado el proceso, ya no necesita que ocurran cosas. Pero como cualquier adicto, en realidad, anhela su droga cosmológicamente, solo se acostumbró a no esperar, a quedarse con casi todo y perder el resto. Este hombre salvó su adicto pensamiento chocando de frente, a voluntad, con todos los personajes que le eran recordables, inherencias desde ayer, hoy y hasta de las de mañana. Se puso unos guantes, unas gafas, unas barbas y miró a los ojos a cada figura de la baraja. No hubo transformación alguna. Solo había un as de corazones, un 4 de picas, baraja límpida, una de cada, nada de magia. Tenía las manos insensibles, lentas […] el individuo no poseía energía alguna, estaba sometido a leyes de la vida. Ni más ni menos, no hacia prácticamente nada en, por, o para la vida. Su única verdad a 14. era precisamente eso.
15. Es un buen momento para considerar pasado a 14.. Han pasado 3 meses. El verano completo, y ahora es pura primavera en todo el otoño. Hace calor y la tierra esta oxigenada, parece fértil. El cielo esta lleno de nubes sueltas, unas 30 en total o así. Debajo de lo que pueda estar sucediendo ahora hay multitud de historias que han pasado desde 14., cosas que ya han sucedido enteramente.
16. Apenas está este momento a mediados de Octubre, y el hombre es todo ausencia. La lluvia lleva 20 horas cayendo. Cuando descanse, volverá en si misma y caerá toda la semana. Dejando pasar las horas, vuelve de estudiar sin nada aprendido.
17. Estamos en la mayor concentración en el espacio de momentos X. de la vida de este hombre en el menor tiempo. Se suceden las estaciones numeradas de su vida con tal celeridad que asemeja su conciencia a las violentas y viciadas corrientes ciclónicas. De sentir, se sentía en un apartado X+1; en uno diferente cada uno o dos días.
18. Cada uno de ellos evolucionaba durante sí mismo, y se han sucedido de esta forma los días, cada vez yendo a más, viniendo a menos, y consumiendo lo mismo. En todos lados veía ahora las sombras de todos hombres. El egoísmo y la envidia, ahora que lo salpican visiblemente todo son las piedras más pesadas que hayan construido pirámide mental jamás. En su vida individual, las ecuaciones de equilibrio instintivas y pseudogénicas, y las cuestiones teóricas adquiridas en cualquier lugar no eran suficientemente explícitas. Esta ausencia de claridad durante los días y noches otorga a la existencia del individuo una atmósfera saturada. La forma del miedo; la forma de la decepción si está asimilada, y pasa desapercibida en todos los sistemas en los que suele encontrarse este hombre. Ahora es el miedo la constante desconocida de su vida anumérica, arrítmica, de un orden ambiguo en la presentación formal de sus ideas. Al miedo lo presiente de lejos, pero antes ni le intuía.
19. El hombre no puede evitarlo. Mientras manoseaba una piedra suave, recién llegado al destino al que partió hace 10 minutos terrenales, de nuevo en su tierra, la del tiempo sideral, pensaba que le era imposible evitar sentir que la vida, tal y como la percibía desde hace algunos años, era penosa. No se había alegrado profundamente de algo en 5 años. Durante más de 1800 días no hubo una contracción exagerada del corazón, no la ha sentido. Este hombre es arrítmico, recuerda esto que tampoco fluye, que no sabe reconocer los impulsos nitidísimos que la misma vida contiene como una gran guía para moradores. No sabe si su percepción cambiará con el tiempo, de momento solo siente a buenas en tiempos de placer, por lo general relativamente cortos, pero el hombre cada vez los estira más, muy profesionalmente. Tampoco tiene demasiado aprecio por sus momentos placenteros, cada día esta más seguro de ese sentimiento. Puede conseguir el placer si desespera en … ¡en un momento!. Pero no quiere dejarse al dominio de nada ni nadie, vaya una locura.
20. Aquel instante, era el culmen lógico de su actualidad; era un momento único aun siendo fruto de la suma de todos los momentos exclusivos desde 19. Lo que fue su vida durante este tiempo le mantiene muriéndose, vivo, despierto y durmiéndose. Ha estado persiguiendo ensoñaciones por las mañanas, entes muy cálidos y húmedos que se meten entre sus sábanas. Siente que hierve, una piel roza. Fina textura de sus mañanas. A veces, se va dormir a medianoche con ella, despiertan juntos, y ella lo hace además en si misma. El resto del tiempo, que en su conjunto es la inmensa mayoría de este, no esta muy claro que es lo que ocurre. A veces no ocurre nada. Otras, son de lectura rápida, de sobremesa indolora (plácidas), de ir de aquí para allá, de no saber que pasa, de saberlo. Casi siempre son situaciones sin condición, de las que se ven venir, llegan y ya no están, sin que si quiera lo notes. Hoy sin embargo hace un día precioso. Es tan hermoso que le recuerda a lo que se estaba acostumbrando, un viciado sabor dulce que se ofrece cada mañana, un día hermoso y el cuerpo de ella. Asomando almas calurosas, con ganas de hablar bajito. La licuosidad de los encuentros creaba una atmósfera muy húmeda en torno a sus formas calientes. La energía se disipaba hasta hacerse imperceptible, inocua, en no más de 8 horas normalmente. A veces la energía permanecía en sus cuerpos durante todas esas horas aun en la distancia, porque no siempre permanecían este tiempo juntos, a veces el calor ambiental saturaba su momento, y todo, salvo la energía latente, desaparecía. En condiciones normales, dos cuerpos que confluyen con más asiduidad, en espacios y situaciones convencionales, como forma de pareja estandarizada, cualquiera que sea su subespecie, tiende a generar menor cantidad de energía que la generada en uno de los encuentros de esta unión adormilada, ausente la muerte mientras son uno. Tú duerme si quieres pero no te asustes si aparezco. Pero sabe también que otros también desean que ella llegue. Ella lo sabe, sabe que hay otros. Y él también lo sabe.
20′. No le importa.
21. Este punto de la vida del hombre llega tarde y a tiempo […] bien mirado, la correlación de momentos puntuales, enumerados, ha seguido existiendo, acompasando su vida ininterrumpidamente; sin proyección física alguna hasta ahora. El individuo se lanzó hace decenas de días desde el vacío. En este momento sigue cayendo, meses después, y disfruta con las vistas y el olor, el tacto del aire que embalsama su victoriosa caída. Conocía las bondades de los descensos espirituales en tandem. Siente recuperado el tiempo que no perturbó su alma, siente la oxidación de su ambiente corpóreo, siente que vive, que la inmundicidad no es absoluta en el planeta de los humanos, un atisbo del todo, que no es tanto, y tampoco es poco.
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