[…] después de trastumbar los cerros, bajamos cada vez más. Habíamos dejado el aire caliente allá arriba y nos íbamos hundiendo en el puro calor sin aire […]
Resistencia vegetal. He conocido a genta capaz de observar insectos, pájaros, o restos orgánicos sin identificar y ya muertos, a pleno sol, en lugares muy calientes y lisos, en tiempo de horas o en agrupaciones minutéjicas, según estado de concentración. Sin embargo estos seres nunca le prestaron su atención. Los paisajes nos ignoran, y las plantas creo que quieren asesinarnos. Planean. Eso dijo.
Adoptando un Chéjov (su mujer ya no le quiere)
Quien dijo que adoptó un Chéjov, adoptó a un muerto áureo. Quería envejecer, quería andar con cuidado por la calle, cruzar sin mirar, acojonado. Pero viejamente, claro; solo así es posible. Llevar babuchas y pantalones que enseñan los tobillos con pañuelos floripondeados de una mujer (suya o subsuya) muerta. Caminar como quien puede sin poder, y pudiendo. Mirar a los ojos mirar a los ojos mirar el suelo mirar el suelo y oler la tierra.
Enrevés
¿Una vuelta a la infancia de mis 20?…que mal estoy joder. Lloriqueo constante, a ver si muere quien sea, si soy pesadumbre, no tengo la luz encendida, ni nada por que mancharme, con que excitarme, con que mojarle, y que se mueran los tigres, que son demasiado, y siempre queda alguno más moribundo que otro.
El río suena
Lo predije hace algunos días, no demasiados. Me iban a echar. Hoy lo han hecho.
Ahora, solo ahora mismo, sentado aun en mi aséptico y estúpido despacho, soy no lobo, no estepario; soy zorro, husmeante. Solo han pasado unos minutos y ya rapiño entre los desechos, busco suelos secos y descarnados, busco conejos y topillos…sonrío, que gusto. Quiero sufrir. Quiero sufrir. Quiero sufrirlo al máximo.
Mira!, si todavía tengo a los Clash, y en el cajón está LPA de CB, hay esperanza.
Esa era la clave, la verdadera.
Pero comienzan los efectos, distintos, como de una nueva naturaleza, una especie de alienación económica vigorosa, aun partiendo de un conato de no saber que pasa. Toda una serie de horas al final de la semana donde el goteo incesante de chorradas no ha colmado nada en mí. Teníamos que marcharnos, tenemos que marcharnos. Dejar de ver, leer y creer en chorradas. Y se que es no ir a alguna parte, pero es lo que nos gustará hacer (teníamos pensado hacerlo y es el momento). Vamos a rastrear, a ver si lo que dicen las fotos es cierto. No obstante y a decir verdad, todo esto que hago, que escribo, que busco, que espero, que dicen que quiero, no se que es, ni se a que apartado de las cosas o la vida se refiere.
Pierdo de vista las nubes sugerentes.
Hago lo imposible por fijar la mirada
ooh quizás valga para vol. XII! je, suerte compadre.
Sigo sin saber