El 16 de septiembre de 1973, los militares del régimen pinochetista ametrallaron el cuerpo de Víctor Jara. Después de varios días de tortura durante los cuales los milicos le reventaron las manos y se regodearon en el hecho de que no pudiese cantar más, el chileno recibió 44 disparos y su cuerpo fue arrojado a unos matorrales alrededor del Cementerio Metropolitano.
El 20 de junio de 2009, la estudiante de filosofía Neda Agha Soltan fue asesinada por francotiradores de la milicia Basij en las calles de Teherán. Recibió un tiro en el pecho cuando se dirigía a una manifestación para denunciar el fraude electoral y cayó moribunda para desangrarse y toser sangre ante las cámaras de todo el mundo (el video aficionado de Youtube que captura su muerte, puede verse aquí. Contenido altamente sensible).
Usted encontrará en el sitio del Ministerio de la Verdad, o Aporrea, una serie de artículos burlándose de la lucha de los iraníes quienes dejaron no poca sangre en el pavimento de sus ciudades durante el 2009. No encontrará ninguna manifestación de solidaridad, ni condenas a la masacre orquestada por el Estado teocrático.
Lo que sí leerá son decenas de artículos sobre los manifestantes pro-Zelaya reprimidos por el gobierno de facto hondureño. Leerá denuncias sobre la violación a los Derechos Humanos en Guantánamo. Verá fotos de niños palestinos.
¿Habrá algo sobre el genocida sudanés Omar-Al Bashir? ¿Sobre los Derechos Humanos en Zimbabwe y las hambrunas manipuladas electoralmente por Robert Mugabe? ¿Sobre los escritores presos en China y Cuba? Por supuesto que no.
La derecha autocrática que gobierna a Venezuela posterga todo juicio, todo uso de razón, a menos que sirva a los intereses de su cruzada galáctica por la supuesta libertad. Si usted es víctima de la represión estadal, por favor, antes de solicitar que nosotros en VTV o YVKE mundial hagamos la denuncia, envíe sus coordenadas, latitud, longitud. Si sus moretones, quemaduras y huecos de bala están en Honduras, Palestina o Irak, ¡no diga más!, pase adelante. Lo recibiremos como un mártir. Cuéntenos, con pelos y señales: ¿cómo lo tortura el imperialismo? ¿Usan perros en Guantánamo? ¿Tsahal asesinó a su hermano en Gaza?
Pase adelante, entre por acá, por favor. Llene nuestra pequeña «lista de Tascón» sustituto: ¿Residencia? ¿País? ¿Ciudad? Hmm… Lo sentimos mucho. No, no; el genocidio en Darfour nunca sucedió (inserte cita de Baudrillard). ¿Que cómo explico que a usted le falte una pierna? Debe entender: Usted ha sido víctima de la propaganda imperialista. Se dejó llevar. ¿Quién mandó a su padre a decir barrabasadas como que en Libia no hay democracia? ¡Claro que Gaddafi lo condenó a muerte! ¿Cómo? No, no es una falta a los Derechos Humanos ni a la igualdad de la mujer, el que la hayan sometido a una flagelación pública por usar pantalones. Eso es relativismo cultural, ¿por qué usted se da el tupé de juzgar la dictadura en Sudán o las lapidaciones en Pakistán a los homosexuales? Esa es su cultura, la de ellos, y usted no es más que un imperialista Occidental que afirma boberías como que las mujeres deberían estudiar o ir solas al mercado…
Mi pregunta es: ¿cuántos iraníes deben morir entre las manos de un régimen teocrático que roba elecciones y reprime a su gente, antes de que la derecha autocrática los suba al panteón de las luchas dignas? ¿Cuántas mujeres deben ser negadas el derecho de estudiar, cuántos homosexuales deben ser lapidados, para que se den cuenta de que no son «luchas imperialistas», sino personas, seres humanos, los que están muriendo por reclamar lo que reclamó Víctor Jara en Chile? ¿Cuántas Neda Agha Soltan deben desangrarse ante nuestros ojos, antes de que las pongamos en la misma frase que Ignacio Martín Baró? ¿Que Arnulfo Romero?
Nosotros nos identificamos con la izquierda que entendió a Orwell, la izquierda que cree que no hay minorías oprimidas mejores que otras o luchas que debamos ignorar. Que desde Gaza hasta China, desde Khartoum hasta La Habana, nuestro compromiso es con las personas, no con los partidos políticos que hacen sus asquerosos juegos de ajedrez con carne humana. Por el recuerdo de Víctor Jara y tantas miles de víctimas más, por el legado de su lucha y su grito de libertad, es que seguiremos combatiendo los atropellos del sistema, donde quiera que se den, bajo el color político o el discurso edulcorado que sea.