¿Me llamo Alfonso Alven Bruno Oscar?
¿Parezco de 74 años?
¿Existe en realidad un mundo ideal?
¿Qué haría yo sin Dios?
¿Qué hubiese sido de mi vida si no conociera a Dios?
¿Hace cuánto tiempo ya, corrí una tarde 200 metros planos en 20.9 segundos?
¿Estaría mi padre orgulloso de lo que fui y de lo que soy?
¿Alguien alguna vez podrán quitarme el deporte?
¿Por qué los sordos me oyeron tanto?
¿Quiénes van a resucitar?
¿Resucitaremos sólo los justos?
¿Valió la pena haber trabajado tanto?
¿Pude haber esperado más?
¿Qué será de aquella mujer que hace tanto tiempo me enamoró?
¿Habrá cambiado algo?
¿Por qué no puedo olvidarla?
¿Mis medallas son mi gran tesoro?
¿O son mis hijos, mis nietos y mi esposa?
¿Por cuál razón Dios me habrá destinado esta enfermedad?
¿Por qué no seguí estudiando?
¿Habrá algo en la vida que yo no haya hecho?
¿Por qué fue tan difícil para mi tercer año mientras que todo el mundo lo aprobaba?
¿Nací con un don o me esforcé mucho en lo que hacía?
¿Por qué pequé después de mi bautizo?
¿Por qué no seguí limpio y puro, como un niño?
¿Por qué no vuelven esos días dónde decían “¡allá va Bruno!”?
¿Qué me va a preguntar Dios cuando me vea?
¿Por qué no seguí insistiendo?
¿Y por qué me hago todas estas preguntas?
¿Quién rezará por mi cuándo yo muera?
¿Quién cuidará a mi esposa, y a mis hijos, y a mis nietos?
¿Los demonios existen?
¿Y si el 8 de marzo de 1954 no hubiese salido de mi casa?
¿Falta mucho tiempo para que Dios esté aquí con nosotros?
¿De dónde vengo y a dónde voy?
¿Acaso el mundo que vemos es el mundo real?
¿Por qué hay hombres que guardan su conocimiento para sí mismos?
¿Nunca me he sentido solo?
¿Si estoy solo soy más fuerte?
¿Dónde dejé aquella llave del patio de atrás?
¿Dónde estarán mis compañeros de Cardon, Shell?
¿Por qué no me dejaban trabajar de día?
¿Los trofeos están dentro de mí?
¿Qué haría yo si no predicara?
¿Por qué no reconocieron lo que merecía?
¿Qué me hace ser un campeón?