-Lo que pasa, chamo, es que ves el cielo y ves una vaina como una nube negra. ¿No has visto una nube negra? ¿Una mancha, una vaina?
-¿Una…? No, no. ¿Por qué?
-Ah… Pregunta por ahí. Ahora hay un poco’e gente por Caracas que mira y ve eso, y creen que es un OVNI, una nave espacial, ¿sabes?
-Ya… (apartándome nerviosamente sin dejar de ser escrutado por sus ojos que brillan como si tuvieran una capa de grasa en la retina).
-Pero te digo algo: no es un OVNI, chamo.
-¿Ah, no?
-Nooo… ¡Es una nave, bróder! ¡Una nave que mandaron de Canadá, una vaina que impide que llueva!
-Por supuesto. Qué desinformado estoy. Una nave espacial canadiense que evita que llueva. Claro.
-¡Sí! ¡Por eso es que esta vaina está toda seca! Hasta salió en televisión, el reportaje.
-Ah, bueno, si salió en televisión entonces debe ser verdad… (el mesonero no pasa. La cuenta no llega. Menos mal que no pedimos comida: sólo me arriesgo a que me metan una cucharilla en el ojo).
-Y yo la verdad que sigo lo que dice mi Comandante. Porque es cierto que todos tenemos que contribuir. Si no hacemos un esfuerzo, no hay forma.
-Pero el Comandante dice tantas cosas…
-No, no; yo digo lo de ahorrar agua.
-Bueno, ahorrar agua nunca es una mala idea.
-Ducharse en tres minutos.
-¿Ducharse…? Ah, entiendo. La proclama ésa. ¿Con totuma?
-Bueno, totuma no me hace falta. Pero no es fácil, ¿sabes? Mira: yo ya dominé lo de los tres minutos. Te lo juro que eso es lo que tardo. Pero me cuesta bastante meterme en el agua sin que haya calentado… ¿Sabes, como dijo Chávez? Abres el chorro y te metes de una… Bueno, allí es donde fallo porque a pesar de que una vez bajo el agua duro tres minutos, tengo que esperar como dos para que se caliente un poco… Yo me baño a las 6 de la mañana, no hay forma…
-Imagínate (es lo que me gusta decir cuando quiero emitir sonidos que no significan nada).
-¿Y tú?
-¿Ah? No, igual que tú. Exactamente el mismo problema. Me leíste la mente. Mira, voy andando. ¿Qué? No, para qué esperar al mesonero… Yo pago en la barra. De verdad. Apuradísimo, no tienes idea. Chao. Suerte.
Aunque la verdad es que si esta persona me hubiese podido leer la mente, se hubiese encontrado con la letra de una canción de Pedro Aznar:
Mi partido, es un corazón partido
Las ilusiones están todas perdidas
Y mis sueños fueron todos vendidos
tan barato que parece mentira
Y aquel inocente que iba a cambiar el mundo
ahora va a las fiestas de gran lujoA mis héroes los mató una sobredosis
Mis enemigos están en el poder
Ideología
Quiero una para vivir
(*) Este relato se compone de dos intercambios con dos personas distintas, aunque ambas afectas al gobierno. Ambas, profesionales; una con un doctorado en Europa. Definitivamente, Chávez los tiene locos…