Tal vez esta errada y triunfalista noción de asumirnos ya constituidos como nación en 1810 y de creer que en un día como hoy hace doscientos años empezó una clara guerra entre los buenos venezolanos y los malos imperialistas, es lo que ha hecho que nuestro presidente haya empezado su andar despotricando la historia anterior a él a excepción de la historia de nuestro periodo fundacional . Sin dar crédito al trabajo anónimo. Nos habla de que nuestras vidas y nuestras historias personales y como colectivo han sido un fracaso total pero que no nos hemos dado cuenta.
¿Se han fijado que cada uno de nuestros gobernantes al hablar de nuestra historia, declara que no ha habido virtud en sus antecesores? Eso lo dicen porque para ellos, nosotros (los anónimos, el pueblo) no existimos. Todos han estado tan encerrados y absortos en las mieles del poder, que cuando hablan de la historia común de millones de personas no se acuerdan de esos millones y sus antepasados, sino sólo de sus gobernantes precedentes.
Pero lo peor no es eso, sino que traten de convencernos de que independientemente de la actitud que tengamos ante la vida, esta ha sido una porquería si no cuenta en su inventario con lo que el gobernante de turno considere un verdadero bienestar material.
Nuestros gobernantes no se acuerdan del trabajo de nuestros padres y del nuestro. No han podido relacionar el hecho de que su presente por muy estropeado que lo hayan recibido, ha sido producto de millones de historias individuales de virtuosismo dignas de contar. Virtuosismo que se ha expresado en el empeño diario de construir tu vida y la de tu familia.
Que se ve reflejado también en la sonrisa de una familia que después de ocupar un terreno de manera organizada para soñar con un lugar fijo en este mundo, en vez de tomar las armas y despedazar a sus semejantes, prefiere pintar de color pastel las precarias paredes de su refugio para que hagan juego con el jardín de su patio, que tendrá tiempo de crecer y florecer antes de que llegue la ayuda oficial. ¿Es virtuoso el pueblo venezolano? Claro que lo es.
El presente que cada uno de nuestros gobiernos ha recibido ha podido ser peor si en vez de pintar las latas de sus casas, o de acatar expropiaciones, se hubiesen decidido a acabar violentamente y organizadamente con la injusticia. Pero esa, desde hace tiempo, ya no es la forma en que nos gusta resolver nuestros problemas como colectivo. La mesa estuvo servida en 2002-2003 y no reventó la famosa guerra de clases ni la guerra civil tan cacareada por ambos bandos. Y lo peor es que nuestros gobernantes no han sabido utilizar positivamente esa característica nuestra como pueblo.
Nuestros gobernantes quieren hacernos creer que en nuestra historia sólo ha habido virtuosos en nuestro periodo fundacional. Que en esa época todos eran valientes y decididos. Pero que de pronto desaparecieron. Hasta ahora. Si esto era así, ¿qué pasó con esa gente? ¿Fueron abducidos? ¿No es virtuoso y valiente el venezolano actual? ¿y los que han vivido en estos 200 años?
Esta desviación de nuestra interpretación histórica (la de creer que en 1810 había una nación venezolana súper honorable y virtuosa ya concretada, que por alguna razón desapareció) ha nublado la mirada que nos permitiría ver la forzada, orgullosa y sentida creación de un país que tiene lo que tiene por el trabajo de un montón de anónimos. Nos ha impedido disfrutar los vaivenes de la formación de una nación latinoamericana. Latinoamericana y en desarrollo, ¿si y qué? ¿sin solución? no lo creo, dicen por ahí «las he visto más feas y se han casado».
Estimados amigos en un día como este, a pesar de tanto circo, de celebrarlo como parada militar triunfalista no obstante los militares no tuvieron nada que ver ese 19 de abril de hace doscientos años, tengan la seguridad de que en ese periodo hemos logrado cosas y que hay orgullo en el ser venezolano a pesar de tanta estupidez politiquera. Para mi, quién diga que el gentilicio y esfuerzo de una nación se reduce sólo al quehacer de sus peores ciudadanos de turno, vive en una prisión mental alienado.
Felicitaciones a todos aquellos que están orgullosos de ser venezolanos sea como sea que celebren este día, pero por favor al pensar en el país no se dejen arrastrar por las mentiras, no se olviden del pueblo, de todos y cada uno de quienes lo conforman, que por cierto, en este caso no tiene nada que ver con el tamaño de sus carteras. O por otro lado, no se queden pegados como los gobernantes, pensando el país sólo por las acciones de sus representantes. Miren al de al lado. Pero con los mismos ojos con que se verían a ustedes mismos. ¿Se atreven?
Rescatemos y celebremos de esta fecha, que siempre habrá un nuevo comienzo. Que los gobiernos pasan pero las naciones (las gentes) perduran. Si nos concentramos en nosotros como gente, como personas y como connacionales, seguramente disfrutaremos de la construcción de nuestro camino al bienestar (con dificultades incluidas).
Si se puede mis panas, otra Venezuela es posible. ¡Sin pena y sin la cabeza gacha!
