Tus sueños aun despiertos en los anhelos de los demás
Amansan los cielos crispados para la venida del último fulgor
Caricias sin ser sentidas se deslizan por la carne rígida
Horizontes seráficos y deslumbrantes emergen de cada rincón.
Anido a la virtud eterna de tus vocablos
La llamarada incesante de una vida en frenesí
El respiro agitado de un encuentro casual y descarado
Y las bocanadas de humo y placer irradiadas por ti.
El tiempo acallo los silencios y embargo tu alma
Las luces trasmutaron tus sombras royéndote con disimulo
Y las musas jamás dejaron de suspirar por sobre tus palabras
Sientes miedo de las horas mudas y del fin de tu melodía sin escrúpulos.
Prófugos inasibles de lo terrenal
En una ciudad de cólera y lodo
Eternos en nuestra brusca realidad
La lozanía del recuerdo ya no lo será todo.
Amo la libertad que pregonas
Enciendo tu racimo de rosas sin destino
Bajo las persianas amantes de la discordia
Y me entrego a su azaroso corazón mezquino.
Es inevitable perder mi conciencia
Cuando tu adiós es solo brisa en el vacío
Cuando tu cruz palpita por mi indiferencia
Mientras el mundo es ceniza y yo aun existo.