Confrotando el tema polémico de la semana,PDVAL,proponemos una revisión del clásico de Sergei Eisenstein, «El Acorazado Potemkin», estrenado en 1925 para conmemorar el primer grito de independencia de Rusia contra la opresión Zarista, acaecido el año 1905.Para más señas, el evento tuvo lugar en junio de aquel lustro y como consecuencia de un cargamento de comida podrida en un barco de soldados,a su regreso de la guerra con Japón.
A raíz de ello, los marinos se negaron a alimentarse con la carne, llena de gusanos, suministrada por su cadena de mando. En consecuencia, protagonizaron un motín a bordo, destinado a convertirse en un efecto dominó para la historia del país, dentro y fuera de la pantalla grande.
Irónicamente, hoy ocurre lo propio en la «revolución socialista» del siglo XXI, bajo el patrocinio de PDVAL.Sin embargo y lamentablemente, seguimos esperando por la sublevación del bravo pueblo venezolano, obvia y profundamente neutralizado por el efecto de las vuvuzelas del mundial, por el ruido de la propaganda roja y por la música adormecedora de la promesa de cambio para septiembre del 2010.
Mientras tardamos en responder a la altura de las circunstancias( porque se trata de un escándalo mayúsculo y desconcertante para un supuesto proceso de transformación), aquí los dejamos con el intro de la película en cuestión. Otro largometraje inmenso e imborrable capaz de traducir y presagiar el presente de nuestra nación. ¿Y también de nuestro futuro de sedición?Amanecerá y veremos.
Por lo pronto, disfruten del espectáculo del verdadero séptimo arte de origen bolchevique. No de las burdas imitaciones, complacientes y telefílmicas, de la Villa del Cine.Bienvenidos al nacimiento del montaje intelectual, ahora desde youtube.
PD:lo peor de todo es la censura y el silencio de la prensa oficial,empeñada en justificar y en encubrir el cuerpo del delito.La contradicción a denunciar sería la manera de sostener un proyecto de izquierda y «zurda konducta», cuando en realidad el gobierno se maneja según la lógica del capitalismo salvaje, donde queman y destruyen recursos para conservar en alto las coutas y los márgenes de ganancias para los dueños del negocio, en el mercado libre. Si el estado quiere perseguir a los acaparadores, pues debe comenzar por casa. Es el eterno problema del comunismo caviar. Las palabras no se corresponden con los hechos.La Peste y la catástrofe ecológica son nuestro de destino.
Es una doble moral insostenible en tiempos de crisis y miseria. La gente se muere de hambre, y el Rey permite la descomposición de los abastecimientos de la república, para beneficiar a su élite de ricos bobos.
Así es el «Acorazado Potemkin» de los Zares decadentes de la revolución bonita. Continuamos aguardando por su desenlace.