panfletonegro

Eden Lake-Silencio en el Lago:contra la Censura de la Hiperviolencia(hooligang)


Película de una dureza y de un alcance, dentro del género de terror, poco frecuentes en la cartelera. Para mí, una de las sorpresas del año,rescatadas a destiempo, junto con «El Diario de los Muertos». Ojalá estrenen pronto «Prueba de Muerte» de Tarantino para completar una especie de trilogía de películas salvajes, brutales e incómodas, descartadas en su momento por los estrictos códigos de autocensura de las distribuidoras.

En cualquier caso, es una estupenda noticia la llegada de «Eden Lake» a la temporada de verano, justo antes del arribo de una serie de banalidades expresionistas como «Eclipse» y «Harry Potter», sendas franquicias de comida rápida instauradas para limpiar, empaquetar y esterilizar los alimentos o nutrientes del festín diabólico de la historia del pánico audiovisual.

Precisamente, el mérito de «Eden Lake» procede de reivindicar, sin medias tintas, la dureza conceptual del cine «serie z» en la línea de Wes Craven para «La Última Casa de la Izquierda», a la luz de su fase posmoderna de explotación comercial por parte de la industria cultural. La gran diferencia sería el enfoque de cada uno de los objetos de estudio.

Por un lado, Hollywood responde a una visión cíclica y estancada del fenómeno, donde no hay posibilidad de crecimiento o futuro a merced del canon del remake.Verbigracia, la reproducción mecánica de sagas como «Pesadilla en la Calle de la Infierno», «Juego Macabro»,»El Hombre Lobo» y el propio reencuentro con el filón zombie de Romero, a pesar de sus diferencias abismales con el resto de sus hermanas lejanas de sangre.Sea como sea, el problema es evidente y afecta a todas por igual. Es decir, el pasado les impide crecer en presente y evolucionar en un dirección paralela, contraria o al menos distinta.

Por el otro, surge una nueva tendencia de jóvenes creadores independientes, preocupados por retomar la senda de sus antepasados del espanto y brinco, aunque no solamente para dedicarles un homenaje póstumo, sino también para intentar superarlos o refrescarlos en la confrontación con los temas de actualidad.

En efecto, de ahí nace o emerge, como caldo de cultivo, la escuela deconstructiva del shoking británico tanto en las artes plásticas como en el apartado audiovisual. De la primera, podemos rememorar el conocido nombre del niño terrible Damien Hirst, cabeza o calavera visible del movimiento «Britpack» de finales de siglo XX y principios del XXI.

Al segundo grupo, se adscriben las firmas de cinco autores y talentos emergentes:Gerard Johnson(Tony, el retrato de un asesino en Serie), Edgar Wright(Shaun of the Dead),Tom Shankland(The Children), Steve McQueen(Hunger) y James Watkins(Eden Lake-Silencio en el Lago). No por casualidad, los dos últimos de la fila comparten a la figura de Michael Fassbender como el principal sostén interpretativo de sus respectivos repartos actorales, salvando las distancias entre ambos proyectos.

Así entra en acción,»Silencio en el Lago», heredera por derecho de la tradición explícita y sangrienta de los estudios Hammer, cuna de los mejores realizadores londineses del gremio. A ellos se les suma ahora la esperanza blanca de James Watkins, quien logra con su ópera prima uno de los debuts más sonados y cacareados de la década anterior. De hecho, la mayoría de los entendidos comparan su impacto con el de algunas piezas de corte y pegada similar:Open Water(Chris Kentis), The Descent(cuya segunda entrega fue escrita por él), Saw(James Wan),Wolf Creek(Greg Mclean),Hostel(Eli Roth),Rogue(Greg Mclean), El Exorcismo de Emily Rose(Scott Derrickson), REC(Jaumé Balagueró) y Actividad Paranormal(Oren Peli). Películas pequeñas y modestas, como las de los cincuenta al margen de las “majors”, capaces de combinar la sed por el éxito de taquilla con el hambre por trascender en la difícil arena de la crítica especializada. Y en honor a la verdad, la suerte les sonrío hacia ambos costados del espectro, algunas veces por falta de alternativas, debemos admitirlo.

Con todo, saborearon las mieles del triunfo económico y sociológico, al convertirse en referencias ineludibles y en clásicos instantáneos del tercer milenio.

De tal manera, «Silencio en el Lago» fue bendecida y canonizada por ofrecer una lectura pesimista y devastadora sobre el asunto de la violencia en Reino Unido, bajo la influencia de un puñado de hitos facturados en casa por los hijos de la corona inglesa.

En principio, se le equipara con «Pueblo de los Malditos» de 1960, por sus similitudes antropológicas y argumentales. En ella se habla del miedo al cambio a través del choque traumático de lo nuevo con lo viejo, desde una perspectiva netamente favorable al status quo,en perjuicio de las generaciones de relevo, satanizadas y demonizadas como en «The Omen», «El Exorcista» y «La Semilla del Diablo». Es una respuesta reaccionaria ante al ascenso de la subcultura adolescente del «baby boom» de la posguerra. Los niños y los chamos eran y son los responsables del descontrol, el caos y la destrucción de los sueños de prosperidad de la clase media.

En una aproximación a vuelo de pájaro, «Silencio en el Lago» parece afiliarse y adaptarse a dicha corriente, al esbozar la imagen estereotipada de unos verdugos de diez a doce años, apáticos, deshumanizados y fascinados con lo tecnológico, al punto de grabar sus torturas, linchamientos y hogueras inquisidoras con la frialdad de quien empuña un celular en Caracas para llevarse un recuerdo de la quema de un pobre hombre en el Valle o de la violación de un preso en la cárcel de Tocorón, con la idea de subir el material a youtube, cuando el fuego cese y las aguas del río vuelvan a su cauce tranquilo en la Quinta República. Por tanto, las relaciones con nuestro país, con nuestro contexto, son claras y espeluznantes.

En paralelo, estudiosos observan un dejo conservador en el guión, pues supuestamente sirve para justificar el despliegue policial del Big Brother, Tony Blair. Según mi pareja, el film resulta una buena propaganda para el sistema de televigilancia instalado en la isla a raíz de sufrir ataques terroristas en el metro. «Silencio en el Lago» buscaría exponer su caso con crudeza a objeto de aupar las campañas represivas en boga.

Aparte, al corriente de la perspectiva aludida, la óptica del libreto se saldaría con su manera etnocéntrica, puritana y clasista de retratar a los seres de la provincia, en el típico choque del centro con la periferia, de la civilización con el mundo agreste.

Aquí siempre el viaje de la road movie desemboca en masacre colectiva, a la usanza de «Matanza de Texas»,»Martes 13″,»Los Extraños», «La Casa de Cera», «Vacancy»,»Psicosis» y «The Hills Have Eyes», manifestando un profundo temor y prejuicio hacia la alteridad costumbrista encarnada fuera de la metrópoli. No obstante, la película admite mayor cantidad de interpretaciones.

En lo personal, nos recordó a dos títulos cumbres de la cinematografía anglosajona sobre la hiperviolencia: «IF» y «La Naranja Mecánica», ambas incorporadas por Malcom McDowell. En «IF», los jóvenes de un instituto asesinaban a sus compañeros a punto de metralla, adelantándose satíricamente al suceso de Columbine glosado por Michael Moore y Gus Van Sant.

Por su parte, «La Naranja Mecánica» es la cima de la montaña en el desarrollo de la literatura postapocalítica y distópica. Ni hablar de su versión a cargo de Stanley Kubrick,inspiración y antecedente de James Watkins para «Eden Lake», cuyas ovejas descarriadas son alter egos y nietos de los compinches de Alex DeLarge, aunque no escuchan música clásica sino hip hop. Por cierto, a través de sus actos y tropelías reconfirmarmos la teoría de Larry Clark para «Bully», así como del imprescindible Michael Haneke en «Funny Games» y «La Cinta Blanca». Es decir, la cuna del fascismo ordinario continúa abierta en el seno de la familia europea, occidental y global. Saturno es devorado por sus retoños goyescos de pintura negra,por culpa de taras como el abandono, la miseria, la promiscuidad, la deserción escolar y la mala educación de sus representantes. Por lo demás, ideas perfectamente discutibles.

Lastimosamente, «Silencio en el Lago» las asume como argumentos de peso, de una forma bastante cerrada, dogmática y maniquea, señalando a los padres como responsables absolutos del destino de sus criaturas.

En consecuencia, somos testigos de escenas y secuencias predecibles e innecesarias, donde el clima de violencia familiar intenta darle una explicación(seudoclínica y seudopiscológica) a la violencia ejecutada por los niños con puño de hierro.

Hubiese sido preferible apelar a la sutileza y a la ambiguedad de Michael Haneke, para quien el fenómeno carece de una explicación lógica y determinista.Afortunadamente, el conjunto de «Eden Lake» redime a sus fragmentos menos felices, para confrontarnos y despedirnos con un desenlace nada optimista, esperanzador y tranquilizador.

Por eso, la reacción del público al final es de decepción y de molestia, porque se renuncia al happy ending mientras su protagonista voltea a vernos, como juzgándonos por nuestra apatía, morbosidad y complicidad. Tal como el guiño del personaje central de «Funny Games USA».

En la conclusión, el lago, el bosque y el hogar de la función, adquieren un tono de declaración alegórica. A la postre, el lago, el bosque y el hogar no son lugares edénicos o paradisíacos, sino todo lo contrario. Esconden el dolor y el tormento de la intolerancia. Encumbren las pruebas del delito y de las cacerías de brujas. Son una metáfora de la descomposición social y moral del viejo continente y del mundo.

A falta de una cinta criolla dispuesta a reflejar nuestra violencia criolla sin control y sin contemplaciones, «Eden Lake» merece atenderse y recomendarse como espejo distante y cercano de la Caracas sangrante del tercer milenio.Frente a ella, como diría Gerardo Zavarce, el silencio y la censura no son una salida inteligente.

Lo mejor es debatirla para conjurarla,prevenirla, aplacarla y evitar su normalización.De lo contrario, resucitarán las cenizas de la derecha neonazi, del comunismo genocida y del capitalismo darwinista.

Bienvenidos entonces al foro.

PD: Asignatura pendiente.Pregunta de último minuto: ¿Se puede combatir la violencia desde la exaltación y la glorificación de la violencia como en «Eden Lake»?Aguardo por sus respuestas.

Salir de la versión móvil