Así habría de ser la tierra;
observando la rabia
de los viejos en los cementerios
junto a las tumbas de sus hijos,
los niños corriendo
hambrientos por el parque
haciendo planes para sobrevivir,
creciendo los puños
junto al corazón,
imaginando el brillo cegador
en los ojos de las ratas
para encontrar la paz…
Así el alma
tomaría su camino
lejos de la muerte.
Así habría de ser la lluvia,
la sangre corriendo por el río,
los desaparecidos
en los fondos de los mares
perdiendo su lenguaje
y el valor de sus rostros,
los ladridos lejanos
tras un hombre corriendo
por su libertad…
Así habría de ser el fuego:
Dos rostros frente a frente
hablando de los espíritus,
aprendiendo a reconocer en la oscuridad
la llegada del final,
amando la vida,
amando la vida por sobre todas las cosas…
así habría de ser el fuego.