Vivimos en la cultura del usar y tirar, uno de cuyos grandes tótems es la bolsa de plástico, ese elemento gratuito y desechable tan útil y cómodo para llevarse la compra del supermercado a casa sin tener que acarrear el engorroso capazo de nuestras abuelas. Las servidumbres de nuestro dinámico modo de vida actual nos exigen ir por ahí acarreando iPods, teléfonos móviles, iPads, netBooks, tablet PCs, Nintendos DS y las llaves del imprescindible coche, pero no nos permiten ir por la vida arrastrando capazos (donde, por otra parte, podríamos acarrear más fácilmente tanta chatarra); de ahí que la bolsa desechable nos sea tan útil y tan cómoda. Tanto, que cada año consumimos varias toneladas de ellas. Lo malo es que tan elevado consumo unido a su poca biodegradabilidad acaben creando montañas en los vertederos, estratos geológicos impermeables en el subsuelo (habría que ver la cara que pondrán los arqueólogos del futuro) y, peor aún, continentes en el mar: según datos de Marine Research Foundation, en el Océano Pacífico, entre California y Taiwán, flota uno de tres millones y medio de kilómetros cuadrados (para que se hagan una idea: unas dos veces la superficie del estado de Texas, o un tercio la del continente europeo) y más de un metro de espesor, que triplica su extensión cada diez años. Entre otros muchos prejuicios, esa inmensa capa de basura plástica evita que el agua se oxigene, con lo que los peces se asfixian; e impide la formación de plancton, con lo que los peces se quedan sin nada que comer. Bueno, no todos: las tortugas y los atunes se comen las bolsas, confundiéndolas con medusas. Con lo que muchos mueren de inanición con el estómago lleno de plástico indigerible. Por si no tuvieran poco los atunes con la sobreexplotación a que los somete la pesca industrial, que ya los ha empujado hacia las proximidades de la lista de especies en vías de extinción y, con lo rápidas que van estas cosas, igual para cuando publique este post ya han pasado a formar parte de tan negra lista como miembros de pleno derecho. A este paso, el marmitako lo vamos a tener que hacer con suelas de zapato viejas. Y de la sopa de tortuga ya ni hablo, que ya hace años que se hace con sucedáneo a base de pollo de factoría.
Una tercera solución, menos paliativa pero algo es algo, es la que están adoptando muchas cadenas de supermercados: cobrar unos céntimos por las bolsas, como medida disuasoria de su uso que motive a la clientela a reciclar el capazo de la abuela (y ahí a las madres de los ecologistas le zumban los oídos más que si hubieran asistido a un concierto de AC/DC en primera fila).
No es de extrañar: estamos psicológica y genéticamente programados para el egoísmo y para el pensamiento a corto plazo, actitudes ambas que favorecen mucho la supervivencia del individuo (¿qué babuino sobrevivirá lo suficiente como para tener tiempo de dejar preñadas a las babuinas, el que cuando ataca el leopardo sale por patas y ahí os quedáis, pringados, o el que se le enfrenta para tratar de proteger a la manada?) y si el individuo sobrevivía, sobreviviría la especie. O así era en condiciones naturales. Pero en el orden ecológico radicalmente alterado en que vivimos ahora, nuestro natural egoísmo y nuestra natural tendencia al pensamiento a corto plazo quizá permitan a algunos sobrevivir como individuos, pero está poniendo en real peligro nuestra supervivencia como especie a medio y largo plazo. Bueno, la nuestra y la de muchas otras especies, tortugas y atunes incluidos.
De hecho, y pensándolo bien, el pensamiento altruista y solidario es una estrategia de supervivencia casi suicida para el individuo, pero mucho más eficaz que el egoísmo para la supervivencia de la especie. Ergo, el babuino valiente (altruista) que se enfrente al leopardo es fácil que muera en el intento, pero puede matarl o herir de muerte al leopardo, con lo que, desaparecida la amenaza, muchos más babuinos sobrevivirán, aunque él no lo haga. Y si el resto de babuinos se le unen en el ataque en vez de salir en desbandada (se unen solidariamente), las posibilidades de matar al leopardo aumentan exponencialmente. Lean la novela El centinela, de Arthur C. Clarke, y ahí encontrarán una versión mejor y más poéticamente desarrollada de esta analogía. Por cierto, es la novela en la que se basó Kubrick para filmar 2001: una odisea espacial.
De todas formas, una cosa es que la gente ceda a su natural egoísmo (la carne es débil, y todo eso) y otra muy distinta es que tengan el cinismo de presentar defensas supuestamente racionales de su actitud. Es lo que hacen muchos neoliberales y neocons que andan por ahí sueltos sin certificado de desparasitación y sin vacuna antirrábica. Y hasta especímenes que no son ni una cosa ni la otra, como el columnista de ABC Antonio Burgos, a quien esto del reciclaje le parece cosa de progres y en consecuencia, como todo lo que defienden los progres, que siempre están dando el coñazo, él se cree en la obligación de defender justo lo contario. Y con su habitual gracejo de cascarrabias de café-casino de provincias se marcó, tiempo ha, una columnilla muy graciosa. Y que, si la leen, les mostrará hasta qué punto levanta pasiones ese gran símbolo de nuestra avanzadísima civilización: la bolsa de plástico desechable. Una civilización tan avanzada como no se ha visto nunca en este sistema solar; capaz, incluso, de crear nuevos continentes. Lástima que sean continentes de mierda.
Qué bueno verte por acá, J.J.
Efectivamente, había leído sobre el continente de plástico en el New Yorker. El problema es que no sólo estamos peleando contra un hecho concreto y científico, sino contra todos los lobbies, la manipulación y la publicidad más desalmada. ¿Cómo es posible que el encuentro de Coppenhagen sea saboteado por el «ClimateGate», un «smear-job» contra científicos serios, que luego se prueba errado? ¿Por qué si yo echo una colilla al suelo en Nueva York tengo que pagar una multa, pero si Sarah Palin dice barrabasadas mucho más dañinas como que el Calentamiento Global no existe, ella no paga nada?
Yo nos veo yendo de manera irrevocable al matadero. Hay demasiada avaricia, demasiada arrogancia liberal, para hacerles entender las consecuencias a largo plazo de sus acciones versus el aumento exponencial de sus acciones de bolsa en lo inmediato. Entonces, por una lado avanzan en el proyecto de la disolución de los Estados-Nación y el control estadal y por otro abren la caja de pandora al enriquecimiento como único fin, sin importar las consecuencias (por más ensayos de Ayn Rand o Friedman que citen -acá los liberales de PN me caerán encima pero ya lo hemos discutido muchas veces).
Es por esto que es incongruente que se avancen dos discursos: el enriquecimiento exponencial de las empresas y los bancos (porque, oh, horror, de qué vamos a vivir, si se cae Goldman & Sachs) y por el otro un discurso ciudadano donde se supone somos *nosotros* los que tenemos que tomar acción. Qué ridiculez. Ellos producen el mal y, gracias a sus políticas y lobbies, convencen al público que lo importante es reciclar una bolsa, no detener el derrame en el golfo de México.
Porque se trata de eso: BP produce el ecocidio más grande de la historia y no tiene siquiera los cojones de levantarse y admitir su error. Pero tú tiras la cerveza en el cesto de basura normal y la gente te mira como si fueras Herodes ordenando matar a todos los bebés.
Hasta ques esta imagen social no cambie, hasta que la gente no escupa imbéciles como Paris Hilton o el baboso de la Virgin en la calle, no tenemos esperanza de salir de este meollo.
Saludos.
Tambien estoy en desacuerdo contra esos falsos ecologistas, que los veo en todas partes y la conducta de los gobiernos ante los desastres ecologicos, muy bien expuesto por Krisis.
En las islas del pacfico, los habitantes en ellas se vieron expuestos a ese dilema, como el territorio era muy pequeño, las consecuencias de no cuidar su medio ambiente se veian muy rapido. Muchas, entre ellas la isla de pascua no pudo resolver el dilema, entre calidad de vida y el cuidado de su ecologia, llevandolos a un apocalipsis. Pero otras si lo pudieron hacer y aun hoy son sustentables, lo hicieron basicamente con la practica del tabu (prohibido debido a que es sagrado) ya que por lo regular las personas no entienden razones, pero si imposiciones reigiosas (irracionales)
quizas el grave problema ecologico tenga que ver con la falta de una sociedad sacralizada ;) enfocada en lo ecologico.
Si lees algunos de los escritos mios te daras cuenta que el altruismo es una buena estrategia evolutiva estable y los mejores egoistas, son paradojicamente los altruistas.- por ahi lo explico mejor-
ahora bien tienes dos pequeños gazapos, texas tiene una superficie de 700,000 y pico de Km^^2 por lo tanto tendra una superficie de 4 veces el tamaño de texas. y como fanatico de la ciencia ficcion efectivamente lei «el centinela», pero esa no es la novela en la que se baso Kubrik la pelicula, se baso presisamente en la novela de Clarke «2001 una odisea espacial», esta novela tiene como 4 continuaciones, tambien las tengo digitalizadas y te las puedo mandar todas.
de hecho la pelicula de Kubrik esta muy fiel a la novela a excepcion del final ya que en esa epoca no podia realizar esos efectos especiales, muy diferente a otra pelicula de kubrik «el resplandor» basada en la novela de King donde se puede decir que «se baso» en esa novela para hacer algo diferente, o dar su vision de la novela (la cara de jack nicolson es espectacular) a pesar de esos detallitos le di un 5 ok ya que no afectan el tema del articulo
Bueno, Xluis, los datos que manejé, de Marine Research Foundation, decían que tenía un tamaño como dos veces Texas. Aunque, vista la velocidad a la que crece, es muy probable que tus datos sean más exactos, si son más recientes. En cuanto al Centinela… En efecto, Kubrick se basó en una novela llamada como la película, pero es que antes de escribir 2001… Clarke había escrito el relato «El centinela», y lo canibalizó en la novela. El relato sólo explica lo de los monos prehumanos. Por eso en muchos sitios aparece «El centinela» como la fuente literaria de 2001 (the movie).
se me habia olvidado, en la novela 2001 clarke puso el monolito en jaspeto una luna de saturno, en esa epoca por los telescopios no se veia bien como era esa luna, Clarke supuso que la luna era mitad blanca y mitad negra, cuando por fin los pionner pasaron por esa luna y vieron que era igual a lo que clarke habia dicho se hecharon un susto enorme, similar a cuando swift predijo que marte tenia dos lunas (que en ese momento nadie hbia visto9 kubrik por razones de la pelicula puso que el monolito estaba en la orbita de jupiter. y parece que Clarke lo penso mejor y en las continuaciones puso el monolito en el lugar donde kubrik lo ubico, el viaje a jupiter es muchisimo mas corto que a saturno
Cuando leí la novela de «2001» de Clarke recuerdo haber leído que la novela la escribieron post-película, o post-guión, de allí que no se considere una adaptación, o bueno, que para los puristas no puedas citarla como una excelente adaptación (como sí Conrad–>Apocalypse now!). En fin, se me ha olvidado la cosa pero los dejo con esos datos.
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«2001: A Space Odyssey (1968) is a science fiction novel by Arthur C. Clarke. It was developed concurrently with Stanley Kubrick’s film version and published after the release of the film. The story is based in part on various short stories by Clarke, most notably «The Sentinel» (written in 1948 for a BBC competition but first published in 1951 under the title «Sentinel of Eternity»). [vía Wikipedia]
Lo de la sociedad sacralizada enfocada en lo ecologico no se si funcione. El tabu no siempre produce los mismos efectos, mira lo que pasa con el sexo, que mientras mas tabu mas se disfruta.
Con lo de la superficie de la ‘plastic soup’, una vez vi un documental en el que aparecia el carajo que la descubrio (un tipo que andaba participando en una regata y decidio irse por una ruta alterna) y la comparaban con la extension de Grecia.
Aunque en este articulo en The Independent dicen que es aun mucho mayor:
http://www.independent.co.uk/environment/the-worlds-rubbish-dump-a-garbage-tip-that-stretches-from-hawaii-to-japan-778016.html
Lo de las grandes diferencias en la apreciación de su tamaño pueden deberse al simple paso del tiempo: la Ocean Garbage Patch crece a un ritmo vertiginoso. No es de extrañar que el primero que la descubrió le calculara el tamaño de Grecia, un tiempo después tuviera el tamaño de Texas, luego el de dos Texas y ahora el de dos Estados Unidos. A este paso, pronto llegará de costa a costa.