Uno de los diez mejores documentales de la década pasada en la Quinta República, llega finalmente a la web, después de ser vilipendiando, condenado y silenciado por tirios y troyanos en Venezuela, cuna de la intolerancia y de la censura sin límites.
Vetado de la Cinemateca Nacional y del Centro de Cultura Chacao por razones inexplicables y absurdas, ahora «FANtasmo» arriba a internet para trascender los linderos geográficos de nuestro apartheid cultural y proyectarse más allá de «Al Sur de la Frontera».
No en balde, su efecto boomerang alcanzará cotas de fenómeno viral, como una forma de justicia poética contra quienes la intentaron acallar.
Sirva entonces la difusión del siguiente documental para constatar la esterilidad de cualquier imposición o jugada política por amordazar la libertad de expresión, bajo el amparo de normas restrictivas e instituciones anacrónicas.
De hecho, se enarboló la bandera del derecho de autor para justificar su discriminación de las salas aludidas, porque supuestamente se trataría de una obra anónima. Vaya falsedad, vaya incoherencia.
Para empezar, el corto sí viene firmado(por Jonás RG). Pero además, el argumento del anonimato es pobre y carente de peso, si consideramos la importancia de libros y filmes cuyos realizadores prefirieron prescindir de su firma, con la idea de evitar el facilismo de apreciar su arte por la naturaleza de su procedencia.Una ecuación simple y reduccionista.
Por tanto, apoyamos a «FANtasmo» con o sin fecha técnica. Nos da perfectamente lo mismo.Aparte es una de las condiciones y características propias de la subjetividad difusa de la posmodernidad. Incluso, constituye uno de los propios subtextos del cortometraje.
En paralelo, lo celebramos por su valentía y por su consistencia expresiva alrededor de un solo punto, de una sola interrogante a la manera de «Chronique d’un été»: ¿usted conoce al Presidente?
A partir de allí, del detonante de la pregunta, comienzan a sucederse las respuestas disímiles y a desarrollarse el debate en la arena de la polarización actual, en función de un discurso descentrado y arborescente,donde el montaje intelectual permite compaginar las voces discordantes, a la luz de sus contradicciones, disonancias y filiaciones.
El gran acierto democrático de la pieza consiste en abrir la discusión, al margen de parcialidades partidistas,poses acomodaticias, filtraciones propagandísticas y locuciones engoladas de especialistas en la materia.
Los personajes del video son mujeres y hombres auténticos de la urbe, dispuestos a brindar testimonio con humildad y honestidad.El director no los sataniza a priori, menos lo glorifica, sino busca comprenderlos y ponerlos en contexto.
Algunos hacen afirmaciones memorables para la historia, como el último. Otros lucen confundidos,apáticos, alienados y distantes al estilo esquizofrénico de los figurantes de «Basta», el mítico trabajo de no ficción de Don Ugo Ulive, referente para «FANtasmo».
En el mismo sentido, percibimos ecos nacionales e internacionales de exponentes del género como Marziano Tinoco, Lilian Blazer, Carlos Rebolledo, Edmundo Aray, Pino Solanas y Dziga Vertov, aunque según un enfoque contemporáneo, no exento del humor negro de los subterráneos del inframundo audiovisual, de las vanguardias y las retaguardias por youtube.
A su vez, la banda sonora y la música alimentan a la puesta en escena y le aporta diferentes planos de lectura.
La cámara también se muestra solvente, apta, profesional y a la altura del compromiso. Narra y describe la historia con el recurso del encuadre a mano alzada. Sabe sugerir ideas menos explícitas, adquiere tintes experimentales y nos respeta como espectadores conscientes al proporcionarnos un puñado de imágenes para la reflexión compleja y la honda introspección.
Aquí varias constantes definen su propuesta estética: el close up, el barrido, la panorámica y el fuera de foco. El uso del gran angular o del lente de ojo de pez deja al desnudo la incomunicación y la falta de conexión entre la arenga del monarca absoluto y la vida de la gente común.
Los televisores y las radios navegan por encima de las aguas tormentosas de la realidad, como pequeños barcos perdidos y abandonados a su mala suerte,al borde del naufragio en el mar de la felicidad.
Por su parte, las texturas difusas expresan, con intensidad y belleza plástica, la tesis de fondo: Hugo Rafael Chávez Frías es un fantasma, un espectro telegénico y distópico, un monstruo de mil cabezas,un «Big Brother» opaco y mutante,sacado de una pesadilla postapocalíptica de George Orwell.
De ahí las relaciones con «Los Presagios de Moctezuma» de Gaspirini y Monsiváis, «Yo Presidente» de Mariano Cohn y Gastón Duprat, «Electofrenia» de Julio Neri y «Human Remains» de Jay Rosenblatt(sobre la banalidad del mal de los dictadores del siglo XX).
Para rematar, «FANtasmo» ofrece resistencia al culto a la personalidad en boga, al revelar los síntomas criollos del enfermizo fanatismo por la efigie del Teniente Coronel. Una herencia de la eterna devoción por Bolívar y demás héroes del panteón vernáculo.
En resumen, 30 minutos de pura cabilla, candela y cine contestario.
Si son pesimistas del destino de la industria local, si se hartaron de los largometrajes edulcorados de nuestro jardín de infancia, si quieren aproximarse a la corriente independiente del país, pues los invito a disfrutar de «FANtasmo» para subirles el ánimo por el mañana y por la redención de la generación de relevo.
Yo no tengo dudas.En las Universidades públicas y privadas, emerge la única y principal cantera de talentos emergentes en Caracas. Ni hablar de la inabarcable fuente de genialidad sumergida y contenida en los barrios. Rescatarlas y reivindicarlas como se lo merecen, será una de nuestras tareas y misiones a futuro.
Bienvenidos al aguante.
Good Bye Lenin.
PD: el paquete gráfico y la sección de créditos dignifican al conjunto.El diseño me gustó.