Paseas por la ciudad y notas el deterioro. Vas con susto debido a la inseguridad. Tu vida ha cambiado mucho desde que Chávez llegó al poder. No es que lo notes de un solo tiro, pues ha sido más de una década de cambio lento, lentísimo; eso sí, gradual y progresivo. Además, es mejor engañarse un poco y pensar que la cosa no se pondrá peor. Ésta es una de las tantas estrategias de supervivencia de las que echas mano (Aunque sería bueno que mires hacia atrás; sí, siempre se puede estar peor).
Sólo cuando comparas cosas concretas entre este momento y, digamos, el año 2000 es que de verdad tomas conciencia de la transformación. Ha sido abismal; el dólar, el precio de la comida, la calidad de tus vacaciones (y de la comida). Sí la comida, la que antes era más fácil de tener; por precio, cantidad, variedad. Si tan sólo eso tan básico que es la alimentación se conservara (junto a la vida, por supuesto). De seguro podrías aguantar mucho más. Tu echas pa’lante y tienes mucho entrenamiento en modificar tu estilo de vida a las circunstancias adversas que Venezuela te ha ofrecido desde aquel fatídico viernes negro. Viste como los apartamentos de llenaron de rejas, como las calles estrenaron garitas, como desististe de salir después de ciertas horas y, si lo hacías, como aprendiste que de noche no se respetan las señales de transito (“es por tu seguridad, dale pa’ llegar pronto a la pajarera”). Desde hace un tiempo también miras a los lados antes de entrar al estacionamiento, sobretodo si es de noche. De día, en la medida de lo posible, llevas los vidrios cerrados, especialmente durante las colas infernales en la autopista.
A veces no puedes engañarte. Por supuesto que ha habido alguna que otra cosa buena en esta “revolución” pero, en general, el balance es malo, malísimo. Aunque deba decirse pésimo, y puedes que lo sepas, es mejor decir malísimo, malisisisísimo. Ya casi no hay palabras para describir el horror que sientes; el vacío en el estómago, la ansiedad que te acompaña como un fantasma que susurra “esto no está bien”, “ten cuidado”, entre otros mensajes angustiantes. El más duro de todos “¿por qué no te vas?”.
Todos los venezolanos que conoces tienen un plan B. Todos en mayor o menor medida lo cultivan. Al menos alguna pregunta le habrán hecho a alguno de los muchos amigos que se fueron. “¿Mira chico, cómo fue que hiciste?”, “bueno, tú sabes, la vaina está dura y estoy explorando opciones”. Puede que hasta conozcas a algunos profesionales en eso de irse; han ido a cuanta charla ofrecen los abogados – Canadá, Australia –; han buscado ancestros europeos a ver si les sale el codiciado pasaporte de “la Unión”; han ido a las embajadas a ver si hay reválidas para su profesión, becas, ¡algo! Muchos médicos ya convalidaron el título en España. Para ellos es tan fácil irse para allá. Tú sabes, la necesidad de profesionales de la salud. Pero no se van, no quieren ejercer como médicos generales, porque en Venezuela les reconocen la especialidad. Admítelo, vives el peor de los mundos, ese limbo entre irte a probar suerte o asumir el caos que te circunda.
Y es que es duro. Los venezolanos no estamos acostumbrados a esto. ¿Por qué nos tenemos que ir? Un millón de personas pueden darte sus razones. Ese es el número de ciudadanos de la diáspora venezolana causada el socialismo del siglo XXI. Usualmente son privilegiados, en términos de estudios y capital cultural. La mayoría, a pesar del trabajo que se pasa, no vuelve a Venezuela. Salieron de la pesadilla y lo agradecen, día a día.
Debe decirse que lo más doloroso, sin embargo, es esa culpa de haber dejado la propia tierra, a la familia y, por supuesto, a los amigos. Eso y la respuesta ambivalente de los que se quedaron, mezcla de orgullo y envidia. “Me alegro por ti, ¡traidor!”. Algo así saldría si se atrevieran a poner en palabras las emociones implicadas en este asunto. Hay que entender esta reacción, los humanos somos así, complejos.
Es duro, pero es hora de que veas lo más terrible de todo. Mira a tu alrededor. Este drama en el que vives ocurre principalmente en la capital, especialmente en las “urbanizaciones bien”. No es un cuento generalizado. Ocurre sólo en tu círculo. El 80 % del país vive de otro modo. Lo que pasa es que no conoces Venezuela, no conoces a los venezolanos más allá de tu mundo, al que tomas por el universo.
Esa gran mayoría la pasa mal, claro que sí. También son víctimas del hampa y la violencia. Es más, a ellos los matan más que a los tuyos. Pero eso ha sido «desde siempre». Además, no han perdido tantos privilegios como tú. Reconócelo, para los más desposeídos – algo así como el 50 % del país–, tu drama es su comedia. Chávez es ese emperador que ha convertido a Venezuela no en un circo, como dicen algunos, sino en el coliseo donde las masas asisten a entretenerse, a ver sangre. Todo gracias al petróleo y la capitalización del resentimiento.
La cosa es que, a estas alturas del “proceso”, sólo hace falta prender el televisor en cualquier canal nacional para tener acceso al show. Desde los ranchos podemos deleitarnos con esos pocos que alguna vez tuvieron algo. Te vemos gritar, marchar, denunciar, revolcarte. Vemos las peleas de tus líderes por esas batallas llamadas «candidato opositor», «mesa de la unidad», nuevos partidos… ¡Chávez es la crema, camarada!
Respira profundo. Claro que da rabia. Venezuela como un coliseo, el emperador atizando a los gladiadores (“estás bota’o” al son del silbato y las lacrimógenas en los campos petroleros, “exprópiese”, cadivi, control de divisas, intervención a las casas de cambio, entre otras estrategias) y tú en el centro de la arena, con los tuyos, gritando a las gradas «¡Chávez eres un payaso, un dictador, un maldito!»
Puede que tengas razón, pero recuerda, el espectáculo eres tú.
¡Bravo! No tiene un ápice de desperdicio.
Este par de párrafos son dignos de leerlos y releerlos unas cuantas veces:
«…Es duro, pero es hora de que veas lo más terrible de todo. Mira a tu alrededor. Este drama en el que vives ocurre principalmente en la capital, especialmente en las “urbanizaciones bien”. No es un cuento generalizado. Ocurre sólo en tu círculo. El 80 % del país vive de otro modo. Lo que pasa es que no conoces Venezuela, no conoces a los venezolanos más allá de tu mundo, al que tomas por el universo.
Esa gran mayoría la pasa mal, claro que sí. También son víctimas del hampa y la violencia. Es más, a ellos los matan más que a los tuyos. Pero eso ha sido “desde siempre”. Además, no han perdido tantos privilegios como tú. Reconócelo, para los más desposeídos – algo así como el 50 % del país–, tu drama es su comedia…».
Tremendo artículo, Chaman.
Excelente artículo. Estamos metidos en una película serie B y de las baratas, además.
Coñoooo excelenteeeee sobre todo como cierras el texto!! aquí lqa arrechera que da es ver que los GNB los usan pa mover un contenedor frente a la fiscalía y no peinar los barrios en busca de delincuentes (y digo en busca no por menospreciar a la mayoría humilde sino que allí es donde se enconchan)
Maldito chavez provoca escribirlo en todas las paredes de Caracas….
Un oasis encontrar este tipo de refexiones acerca de Venezuela pana!… Guao!, lo que sería si pudieramos reconocernos, respetarnos y convivír sin prejuzgarnos tanto!
Cuando lo terminé de leer me quedé un largo rato en silencio, como en reflexión, con los ojos medio aguados. Un rato largo.
«Comentar» un artículo así es frívolo. No hay nada que añadir. Solo se puede saborear – tragar amargo. Quizás, cuando uno se repone del coñazo, pueda admirar la habilidad con la que está escrito. Pero eso será después…
Je je. Casi me dan ganas de llorar a mi también. Casi me dan ganas de escribir en todas las paredes de Caracas. Casi me dan ganas de votarme a mi mismo, como demasiado irrelevante. Casi te prendo una vela, Chaman.
Besos y amapuches. Van bien, muchachos, van bien.
Excelente, Chamàn. Lo màs paradojico es que te escribo este comentario desde una PC que no tiene teclado en espagnol…
Algo similar habiamos comentado en «La generacion estafada».
Por ahora no tengo estomago para escribir un comentario, solo te felicito por el gran trabajo que hiciste en este texto, se reconoce.
Peace
Gracias a todos por los comentarios. No se qué más decir, yo también estoy un poco asombrado del texto que resultó.
Yo recuerdo un texto parecido aca http://lacomunidad.elpais.com/sex/2008/2/8/lamentos-clase-media-o-como-autocomplacencia-sostiene-la
Este era una critica mordaz al autismo de la clase media venezolana, muy bueno.
Tu texto parece que va de la misma idea. Y yo coincido con tu analisis de que efectivamente la base del Chavismo en estos momentos es el resentimiento puro y duro(1) y que la clave del poco crecimiento de la alternativa al gobierno es el problema del autismo clase media de sus lideres y base de apoyo.
Nota:
1. Si en 1998 el aluvion de votos al golpista militar fue impulsado por la protesta al sistema establecido, y los de las elecciones posteriores por la esperanza mesianica en el Caudillo, hoy en 2010 la base es el resentimiento y la venganza clasista y ya.
Chamán, desde acá, una ovación de pie para tu artículo. Simplemente la realidad del país, y la explicación del voto duro de Chávez. Pura envidia, odio y resentimiento.
Manu, gracias por comentar. ¿Citaste el artículo de Antropología C(l)ínica Urbana sabiendo que yo lo escribí? Con ese blog fue que me estrené, pero lo abandoné porque todo me salía demasiado amargo. Es curioso pero, ahora que releo el post, veo que son las mismas ideas (casi hasta los mismos datos usados). Afortunadamente percibo un giro en «mi lugar de enunciación» o posición subjetiva. Gracias por traerlo a colación.
Harold, mil gracias. Por cierto, muy bueno tu blog.
Chaman, se ve que puedes ver el ring desde varios ángulos. Admirable. Si estas en la arena aun, esa doble visión es un prodigio. Ya que incorporar el punto de vista chavista, igualmente valido, es algo de lo que carecen la mayoría de los opinadores de oficio.
Nawebona’
acabo de recibir tu post en un correo que me enviaron….no sabia si dejar o no un comentario….conozco tanta gente de clase media que se quejan y se quejan pero sus vidas no han cambiado, ni sus vacaciones!! sus hijos siguen estando en los mejores colegios,no trabajan para ni por el gobierno y me pregunto, …entonces de qué se quejan tanto?…me atrevo a decir que la misma clase media está dividida entre esos que se quejan y no les falta NADA, y lo que nos sentimos identificados con lo escrito.
Y lo peor es encontrarse gente que aun piensa que el peor de los problemas es Chávez, cuando éste no es más que una consecuencia.
La cruda realidad del Venezolano. Sin más comentarios que hacer.. Al terminar de leer, si cierras los ojos no te queda más que llorar por el dolor que te produce el estado al cual «hemos» llevado a este País tan Maravilloso.
¿y qué pasará cuando se acabe el espectáculo?
Cuando se acabe el espectaculo…
Justo antes, PDVSA arrojara perdidas y el BsF. se desplomara.
Entonces, el espectaculo seran los espectadores actuales. Los resentidos y no tanto. Los espectadores seran el actual espectaculo, quienes lo veran desde otros paises.
Sera un espectaculo mejor que el Caracazo de 1989 y del 27 de Noviembre de 1992, en una escala uno o dos ordenes de magnitud mayor. Probable que tenga de invitados especiales a ACNUR, el Programa de Alimentacion Mundial y los Cascos Azules. Habra montones de extras para matar, tambien…
El espectáculo no se acabará jamás, solo cambiaran los actores.
Shaman…no hay palabras, mas que un articulo es retrato a trazos finos de nuestra mísera tragedia.
El horror nos acompaña, la muerte está sobre mis hombros,respirandome a la cara su aliento podrido. A mi ni lagrimas me quedan, solo muecas, estupor y espanto.