La cursilería de los modernillos se nos impone como una dictadura de lo cool,bien arrogante, prepotente y elitesca,llena complejos y contradicciones.
Por un lado, son supuestamente alternativos. Por el otro, son condescendientes con ellos y entre ellos mismos.
Todos en Caracas, quieren ser artistas, escritores, poetas, cineastas,diyeis,musiquitos,actores, intelectuales y notables. Pero no hacen nada original, pecan de aburridos, carecen de consistencia y coquetean con posiciones conservadoras, de un fascismo fashion.
No se retan, no se ponen en duda y les encanta reunirse en grupitos de «jóvenes emprendedores». Pila de esnobistas.
Allá los veo tomándose unas cervezas en Los Chinos, con sus supuestos amigos de mentira, quienes se creen tipos y tipas importantes. Préstenles atención por un minuto. Distingan la naturaleza de sus clanes, observen la estructura de sus rídiculos engambres( de chupa medias). Descubran la monotonía, la hipocresía y el total oportunismo de su encuentro. Pendientes de sus conversaciones forzadas sobre literatura,cine,periodismo y afines.
En realidad, los mueve el interés, su única prioridad. Por eso, discriminan a la gente, viven aislados del resto y comparten un estilo de vida sectario, donde los diferentes y refractarios son excluidos.
Tremenda doble moral. Por encima, aseguran abogar por la diversidad, la tolerancia, el respeto y la resistencia. Por debajo, mantienen un estricto código de conducta y comportamiento, inviolable e irrefutable.
La distinción retroprogresista los convoca y los une.
Si eres pobre y no te leíste lo último de fulanito de tal, te miran feo y vas para afuera. Si te expresas con dificultad y dices groserías, eres mal visto y también tienes tus días contados.
Sin embargo, en el fondo, son una cuerda de dientes rotos, de falsos profetas en su tierra, de autores «chorongas» enfermos de solemnidad. Yo no me los calo por un minuto.
Para andar cargando con niñitos intensos y enrollados, ya tengo suficiente conmigo mismo.
Una vez me invitaron a una de sus charadas nocturas, y como me puse a discutirles cada una de sus «geniales teorías», pues me pusieron cero uno y más nunca me llamaron. Menos mal.
Con mis sobrinos de nueve de años y mis panas de la calle, me divierto el triple. Jugamos futbolito, hablamos boberías,vemos películas malas por montón, escuchamos heavy metal y no nos juzgamos por soltar alguna tontería fuera de tono. Así deberían ser la mayoría de los encuentros sociales. Lastimosamente, en Caracas es imposible. El asunto es complejo. A las pruebas me remito.
En lo personal, yo no encajo en ningún sitio. Los intensos del Maní es Así, la plaza de los Museos y la izquierda revolucionaria, no me pueden ver ni en pintura. Hasta me reviran y me consideran un «sifrinito» confundido del Municipio Chacao.
En las fiestecitas de la ciudad de lo glam, tampoco soy bienvenido, porque no me gusta el vino y tomo cerveza(de tercio). Si les pido una, me arrugan la cara. La presión por entrar ahí es increíble, inverosímil.
Muchos sacrifican su quincena para pagar cuentas semanales en locales de moda, y soñar con un ascenso en la escala de ricos y famosos. Por desgracia,les tengo noticias:ustedes aspiran a una utopía mediocre, tramposa y estéril.
La verdadera clase dominante no es de ir a «Lola», «BarraBar»,»Suka»,»Atlantic», «360», «El Teatro» o a la terraza del «Hotel Pestana», a pasar calor, matarse a gritos por un trago y pagar 50 mil bolívares por una copa.
Los groseramente nuevos ricos gozan de sus privilegios mal habidos de boliburgueses en privado, durante los fines de semana(de jueves a domingo). Los obscenamente codiciosos en Caracas, no trabajan los viernes y llegan tarde los lunes a calentar el asiento.
Agarran sus yates, sus avionetas y emprenden la retirada por el Caribe. Beben champaña a dólar CADIVI, fuman Habanos Cohiba, consumen cocaína y marihuana(a escondidas), alquilan prostitutas, hacen intercambios de parejas para romper con la rutina, organizan parrilladas en las arenas de la playas exóticas a la seis de la tarde, y gustan alardear de sus pequeños éxitos personales. A veces comparten sus locuras por Facebook para brindar testimonio de la celebración. Por lo general, el BlackBerry les anula el cerebro y les impide reflexionar más allá de su bandeja de mensajes de Twitter.
Paradójicamente, hay lugares para conseguirlos a todos, juntos y revueltos, a diestra y siniestra. ¿Adivinan en dónde? Pues sí, en bautizos de libros, conciertos de Dudamel, proyecciones, foros, ferias,aniversarios de periódicos,entregas de premios y mercaditos de diseño.
Acomplejados de nacimiento, creen conseguir en la cultura una forma de redención, de limpieza de la sangre,de elevación del espíritu, de mejoramiento de la raza, de prestigio, de ennoblecimiento y de reconocimiento.
Ven en la cultura no un referente de estudio o de mero placer sino un medio ideal para alcanzar sus fines oscurantistas.Los cogollos culturales en Caracas, son famosos, numerosos e idénticos. Si conoces a uno por dentro, comprendes al resto.
Los de hay de chamos estirados, bohemios, amargados, neuróticos y pavosos, al extremo del horror.
Por ejemplo, una niña se empata con un viejo verde de Las Letras, nada más para figurar y exhibirse a costa de él, en un relación de dependencia y esclavismo. Ella le proporciona sexo de gratis, él le permite codearse con su círculo vicioso. A la larga, ella se hace más famosa que él, lo bota y se queda con un viejo verde más importante del grupo. Este es el arquetipo de la mujer vampiro, de la mujer fatal en nuestro país.
Una vez conocí a una de su especie. Tenía apenas 25 añitos y estaba clara para donde iba. No me prestaba la menor atención, porque yo era de su edad, y a la cara me revelaba sus planes: salir con puros viejos y viejas de la cultura nacional, para hacer contactos, tirárselos y subir de rango. Hoy radica en Europa y es la esposa de un magnate del «coleccionismo» de arte. Ella es la curadora de sus exposiciones y subastas.
También las hay mayores dispuestas a cocinar en la olla a niñitos emergentes y talentosos, para comprometerlos, llevarlos al altar y robarles el alma. Es el aura de las personalidades mediáticas de nuestra farándula cultural.
Semejante pornografía sentimental es equivalente a la de un grupo de simpáticos muchachitos, quienes agarran a un pobre anciano medianamente famoso, para irse a la playa con él, tomarse fotos y subirlas a internet, por puro deseo de vender su imagen, a costa de la sangre y de la carne del señor menesteroso(ni de broma lo alojarían en su casa o soportarían un mes viviendo con él) .
Otro caso recurrente y patético es el de los colectivos de entendidos en la materia, vestidos de punta en blanco y primeros chicharrones en asistir a cuanto evento se realiza en Caracas.
Saludan de lejitos, desfilan como fantasmas, se presentan para ser adulados y sólo conversan con los dueños del negocio, con los chivos, con los organizadores de la movida. Ahí definen agendas, consensos, líneas editoriales, lanzamientos de revistas, publicaciones, asignaciones de columnas, pronunciamientos, candidaturas y contenidos de comunicados de prensa, en apoyo a tal o a cual mafia local y leal.
Como nuestra Gomorra cultural es bestial, salvaje,peligrosa y vengativa, preferimos dejarlo hasta aquí. Ustedes saben quienes son, dónde residen y a qué se dedican.
Por eso, me siento cómodo cuando me encuentro con gente verdaderamente auténtica, desprendida y humilde, por aquí y aculla. No abundan pero existen. Te los recomiendo como amigos.
Consejo de pana: no pierdas tu tiempo con ninguno de los mencionados anteriormente. Te pueden causar dolores de cabeza, ta van a herir y a corto plazo, te van a traicionar.
Última ironía del cuento. Mientras profileran modernillos, artistas, culturosos y gafapastas, los índices de miseria crecen de manera incontenible y espeluznante.Entonces el apartheid,el clasismo y la brecha cultural no son chiste. Piénsatelo.Pregúntate si eres parte del problema o de la solución.