*Crítica escrita por mí para el semanario CCS en el 2008,cuando se anunció en falso el estreno de la película. Ahora llega con retraso en el 2010 pero igual la celebramos.
El Impero de David Lynch ataca de nuevo, desde el lado más oscuro de la fuerza, junto con su galería bizarra de fenómenos paranormales, a la vanguardia de la galaxia independiente y paralela a la constelación de la banalidad.En efecto, “Inland of Empire” rebasa la frontera no sólo de la meca sino del empequeñecido inframundo del arte y ensayo, para descubrir territorios y dimensiones desconocidas por la pantalla underground.
Bienvenida sea,entonces,su última obra maestra del experimentalismo radical. Posiblemente, el mejor estreno del 2008, una de las grandes de la década y para rematar, la brújula audiovisual del futuro por venir en el campo de la producción alternativa.A continuación,desvelaremos sus coordenadas conceptuales.
Norte
Desde sus orígenes, la carrera del realizador describe una curva ascendente,de proyectos fundacionales como “Cabeza Borradora” a títulos consagratorios como “Terciopelo Azul” y “Corazón Salvaje”.
Incluso, pequeños traspiés en su currículum, por la senda de “Duna”, reconfirman y demuestran la valiosa autonomía alcanzada por el visionario creador de la serie “Twin Peaks”,capaz de trascender los picos gemelos hasta de la programación de la señal abierta en los años ochenta.
A partir de ahí, el autor decide abandonar por completo la literalidad de los contenidos, al desarrollar una progresiva seguidilla de rarezas imprescindibles, por el estilo de “Carretera Perdida” y “Mullholland Drive”, apenas interrumpida por el necesario descanso de “Straight Story”. Finalmente, llega el momento de replantear su trayectoria y darle un vuelco de 180 grados. Es así como surge “Inland Empire”, el rejuvenecimiento formal del director.
Sur
Buscarle alguna explicación al argumento de “Inland Empire” carece de sentido. En pocas palabras, es otro descenso a los infiernos de la psique contemporánea, encarnada por una mujer en aprietos dentro de la fábrica de sueños.
Como en una salón de espejos de carácter buñuelesco, la protagonista vivirá y sufrirá una cadena de pesadillas concéntricas, llamadas a ilustrar la caída y el extravío del star system en el siglo XXI.
De hecho, el personaje incorporado por la también enorme Laura Dern, vomita sangre sobre el paseo de las estrellas de Hollywood, en una recreación del malestar de Lynch hacia el devenir de su contexto. Aquí el metamensaje es obvio: “Inland Empire” es un retrato de la perdición y la decadencia de los estudios. Pero además, es un loable intento por sobrepasar sus límites estéticos.
Este-Oste
Las diferencias se hacen obvias. Mientras la cartelera se llena de mediocridad previsible, Lynch asume el compromiso de tomar riesgos,al ofrecer un exigente ejercicio de deconstrucción posmoderna, a camino entre la fusión multimedia y la relectura del formato del video.
En las antípodas del documentalismo fashion,“Inland Empire” evidencia la potencialidad de la técnica H.D. para escapar del régimen del realismo, con la idea de reivindicar y redefinir el reino de la fantasía ante la emergencia de los lenguajes en boga.Por tanto, atrévase a conocer el cine del mañana, libre y dislocado como un sesión de bucles anárquicos de youtube, de la mano de un auténtico adelantado a su época.