Sólo aquellos con un sentido político altamente desarrollado podrían tener moral para criticar el nivel de expresión de los chavistas. Es decir, sólo alguien que reconoce que la política en democracia es:
- una arena marcada por el desencuentro
- por la oferta de diversas propuestas
- por la seducción como arma para diseminar un modelo de sociedad que,
- al ser compartido por muchos, se impone en las urnas,
podría, en definitiva, cuestionar a conjunto de personas que:
- idealizan a un caudillo como un dirigente absoluto y definitivo
- pretendiendo que la sociedad es un todo homogéneo
- y aniquilando toda expresión de diversidad.
Paradojas de la vida, estoy casi seguro que una persona con un alto desarrollo político analizaría antes las razones para este fervor religioso y medieval de la masa, intentando comprender cómo llegarle a este grupo engañado y confuso que, erróneamente, se siente en el derecho de imponer a la fuerza cómo debe vivirse la existencia.
Al final, este Dalai Lama de la política:
- idearía una propuesta más atractiva, reconociendo la realidad compleja del país
- buscaría lo que une, antes que lo que divide
- y distribuiría la posibilidad de hacer y de poder/hacer.
En resumen, sería mucho más atractivo que Chávez, nuestro peor-es-nada. Lástima que la oposición no pueda reconocer nada de esto. Tan corta de mente como el chavismo, piensa que denunciando, quejándose y haciendo pataletas – en vez de hacer propuestas concretas – va a conseguir algún logro político. Sólo miremos las grandes hazañas de los opositores venezolanos:
- Un paro petrolero que abrió la puerta al quiebre del mercado privado (solo como anécdota, a muchos como a mí nos hicieron firmar “donaciones voluntarias” del salario para financiar los dos meses de falta de producción, producción que no hace mella en un país que vive, únicamente, del petróleo).
- Infinitas marchas que siempre fueron catárticas, es decir, meras válvulas de escape que nunca, pero nunca, pasaron de mostrar la inconformidad a proponer un modelo alternativo para competir con el credo refrito de Hugo Chávez.
- Las famosas guarimbas. Esas quemas de cauchos que solo llenaron de humo las casas de aquellos que manifestaban, en las zonas bien de Caracas. Esas manifestaciones son el epítome de la voluntad suicida de los adversarios del socialismo del siglo XXI.
¿Y por qué esta descarga aquí y ahora? Muy sencillo. Primero, en menos de un mes son las elecciones parlamentarias. Segundo y más importante, acaba de morir Franklin Brito. Todos conocemos la historia, al menos en su versión pública. Le expropiaron las tierras y lo único que encontró como arma, después de todo, fue su cuerpo. Se puso en huelga de hambre hasta que hoy, finalmente, sucumbió a los efectos de la inanición.
Ya en el tuiter circula un mensaje que a la oposición le parece llena de activismo político, una fantasía con nombre propio –política 2.0. Todos abren de nuevo el capítulo de la quejadera y las maldiciones al gobierno y, en especial, a Hugo Chávez.
Franklin Brito lo dijo: «Mi muerte demostrará que Chávez es un asesino y un corrupto»…favor RT
Personalmente creo que, mas allá de las buenas intenciones que buscan transmitirse con este lamento, lo cierto es que la oposición debería respirar profundo y sentir pena ajena. Franklin Brito es la metáfora perfecta de los adversarios del gobierno venezolano; ambos tienen en común el ser la denuncia que grita hasta consumirse, y sin lograr efecto, de paso.
De hecho, la oposición se puso en huelga de hambre cuando, con el cuento de la falta de transparencia, se retiró masivamente de aquellas elecciones parlamentarias. El resultado, ya todos lo padecimos, fue que la Asamblea quedó en manos de los chavistas, dándole más poder a nuestro mayor alucinado y acabando, de plano, con cualquier idea de separación de poderes públicos.
Ahora queda menos de un mes, y la oferta no pasa del odio a Chávez. Este 26 sabremos si la oposición aguanta o, como Brito, se consume en la pataleta. Venezuela, país de ciegos, sordos y, además, suicidas.