11 especies definen el imaginario geopolítico del cine tras el once de septiembre. A continuación nos abocaremos a su descripción, sin mayores rodeos.Hoy se cumplen nueve años de aquel fatídico evento.Por ello, intentamos encontrarle un sentido audiovisual desde aquí.Bienvenidos al vuelo rasante sobre la memoria pasada y presente,bajo la sombra de las dos torres.
11)Árabes.
Figura difusa,condenada y estereotipada donde las halla.Cuando no lo reducen a la condición de una caricatura de locución ininteligible, lo convierten en chivo expiatorio de los argumentos o en una justificación moral de la xenofobia occidental. Luego del colapso del WTC, también se derrumbó la capacidad del mundo ilustrado de entender y comprender a su otredad. Entonces,la alteridad fue castigada y sentenciada a muerte para compensar la búsqueda de justicia del pueblo martirizado y aterrorizado. Al final, el árabe y el musulmán resucitaron el modelo colonial del viejo indio perseguido, asediado y pulverizado por el racismo del género westen. Por las acciones de Bin Laden(reales o no), terminaron pagando todos sus compatriotas,dentro y fuera de la sala oscura. A diez años, el personaje islámico todavía aspira a una redención humanista por parte de la industria. Por acá, la aguardaremos con paciencia.
10)Mujeres.
Susan Faludi lo denunció en «La Pesadilla Terrorista» y en su anterior libro: el poder aprovechó la cortina de humo del once de septiembre para declararle la guerra al movimiento feminista en Estados Unidos. Verbigracia, comenzó una segunda cacería de brujas contra ellas,a partir del suceso,cuando las demonizaron y las volvieron a estigmatizar con la letra escarlata por oponerse a la política exterior de Bush,sustentada en el ojo por ojo.
Por ende, Hollywood cumplió con el trabajo de encasillarlas en cuatro formatos inamovibles y maniqueos:dos negativos y dos positivos para el cine de la seguridad nacional.A raíz de ello, las mujeres comprometidas y progresistas eran burladas y mal tratadas por la meca. Su papel, de ahora en adelante, consistiría en servir mesas,ocuparse de los quehaceres del hogar, cuidar muchachos y velar por el buen desenvolvimiento del sueño americano. El sexo ocasional se les prohibía de plano y casi se les imponía llevar una burka de belleza,para ocultar su puro deseo de amar. Para el sistema, las niñas cuando más jóvenes,tontas e inofensivas,pues mejores para el control de la ideología y la dominación másculina de la taquilla. El resultado puede leerse entre líneas en «Crepúsculo». Por el contrario, «Agente Salt» encarnaría el ideal marcial y militarista, de defensa soberana, enarbolado por el Pentágono. Sea como sea,se les instrumentalizó y cosificó en aras de promover su domesticación.
9)Héroes.
Los hubo y los hay en abundancia.Con o sin licra,con o sin máscara,con o sin escudero fiel.Fornidos,rozagantes,buenmozos,veinteañeros,treintones cuarentones.
Reaccionarios,comunistas,guerrilleros,luchadores,izquierdistas,utopistas,hedonistas,tiránicos y demócratas.En todos los casos,algo los unió:el sentimiento de independencia y de emancipación épica.»300″ les marcó la agenda y los glorificó en sus posiciones más fundamentalistas,agresivas,violentas y retrogradas.»Leones y Corderos» les recordó sus antecedentes en el cine del «new deal».De nuevo, «Mister Smith» viajaba hasta Washignton para enfrentar a los villanos de la burocracia oficial y demostrarles el valor del hombre común y silvestre. Pero la realidad era muy distinta. Nadie en Washignton tenía tiempo ya de escuchar a nadie. Ni siquiera al héroe de la clase media: Michael Moore,ignorado por diputados y legisladores en las cercanías de la Asamblea Nacional.En resumen, el héroe constituyó para el período una vulgar excusa, una simple coartada demagógica de la propaganda pura y dura. El populismo mediático subió los pulgares y cobró las regalías en el box office.
Los bomberos no se pisan la manguera.El fuego los reconcilia con las masas.
8)Milicos.
Los uniformados salieron ganando del conflicto y del choque de naciones. Luego del fiasco de Vietnam, se les recuperó con pasión, orgullo y solemnidad, para calmar a la tropa. En algunas excepciones, lo satirizaron como en el clásico de la teoría conspirativa,»Telefóno Rojo», donde sepultaron a sus ancestros. Sin embargo, la máquina posmoderna no podía darse semejante lujo, y por ende, lo restablecieron y lo reconstruyeron de punta en blanco. En «Avatar», la pelea suponía un encuentro new age entre un sargento fascista y otro de buen corazón,hermanado con su ambiente. Por allí también iban los tiros de «The Men Who Stare at Goats»,aunque con menos seriedad. Por eso, los mejores marines los depararon las obras maestras del género bélico en el siglo XXI:» Jarhead» y «The Hurt Locker».Ambos serían la minoría de la resistencia nihilista y escéptica ante la hegemonía de la fantasía neonazi de los halcones,para quienes no existe derecho al disenso o al pataleo, so pena de quedar excluido y degradado. Por tanto, Hollywood acabó por acatar la orden emanada por Donald Rumsfeld. Cero Abu Grahib en las pantallas.Pura publicidad de Rambos,Terminators y Cyborgs en plan de John Wayne.Es la ley del Oeste.
7)Esquizofrénicos.
Como en la época expresionista, el once de septiembre nos legó una curiosa e infinita galería de monstruos,cuyas estampas bizarras fungieron de válvula de escape para aliviar y hacer catarsis con el miedo reprimido por el fantasma del terrorismo. Al respecto, producimos y dirigimos un documental de una hora para la serie «Estado Crítico». La conclusión fue unánime: Hollywood creó al monstruo para sublimar en él toda la carga de odio y resentimiento acumulados hasta el momento. Por corrección política y por censura, se le adoptó por igual. Total, al aniquilarlo, ningún país podía sentirse ofendido y aludido. En consecuencia,para nosotros,el único monstruo capaz de doblegar el esquema, fue «Cloverfield»,porque no sólo sobrevivió, sino además sintetizó la incapacidad del estado para conjurar al espectro del terrorismo. En el mismo sentido, la relevancia semiótica del asesino de «Zodiac» se pierde de vista al lado de la superficialidad de sus hermanos de sangre como «Jigsaw»,»Freddy»,»Jason» y «Cara de Cuero», meros títeres para pescar en el río revuelto del pánico y de la histeria general.Esquizofrenia colectiva obligada a morderse la cola.
6)Marcianos al Ataque.
En la guerra fría causaron sensación,porque canalizaban los instintos de destrucción hacia los rusos. En el cine del once de septiembre, retornaron por sus fueros perdidos para consolidar la tesis y la teoría del nuevo siglo americano, perfilado según el tratado de Samuel Huntington,»El Choque de las Civilizaciones».Al calor de su ecuación binaria se cocinaron churros a diestra y siniestra, a cual peor. Incluso, Spielberg cedió a la tentación al rodar su elemental versión patriarcal de «La Guerra de los Mundos», con un Tom Cruise decidido a ganarse el respeto de su hijo a costa de sacrificarse y poner el pecho ante los invasores del tercer tipo. Sin duda, las contradicciones con el Spielberg de «ET» y compañía, saltaban a la vista de todos. El rey midas andaba desnudo como su corte de «Band of Brothers», empeñados en resucitar la imagen de un país dispuesto a embarcarse por buenas causas y cruzadas de aliento internacional, como la segunda guerra mundial(dejando a la masacre de Hiroshima fuera de campo,por supuesto). De ahí la impronta del próximo arquetipo de la hipocresía. Mientras tanto, el desastre de la campaña de Irak continuaba su camino victorioso hacia Guantánamo.
5)El Pacifista y su mea culpa(antibélico y ecológico).
Clint Eastwood se arrepintió tarde de su pasado de pistolero de gatillo alegre. Hollywood y el mundo perdonaron su expiación en «Unforgiven». Después de ella, sólo faltaba el premio Nóbel para consagrarlo en el panteón de los venerables del Olimpo de las estrellas.Desde entonces, será un intocable del cine, de la industria, a pesar de manipularla a su antojo. Y así vino su díptico de «Cartas de Iwo Jima» y «Banderas de Nuestros Padres», sendos alegatos a favor de la paz en tiempos de guerra, al estilo de la «Verdad Incómoda» y «La Última Hora» de Leonardo Di Caprio, desmentidos, por cierto, por «La Gran Estafa del Calentamiento Global». No obstante, la academia prefería honrar la mentira por encima de la verdad. Así pues, se ignoraron los documentales sobre los efectos de la guerra y se premiaron los trabajos de reivindicación de la fauna y de la flora.El presidente dormía tranquilo. La doble moral ocultaba los crímenes de guerra con cantos a la preservación y a la conservación. Irónicamente, los impuestos recaudados bajo la excusa de «La Verdad Incómoda» sirvieron para pagar las deudas de la intervención en Bagdad. Sólo unos cuantos descubrieron la jugada.Pero ya era demasiado tarde.
Continuará..