Crónicas Criollas del Festival de San Sebastián:Segundo Capítulo

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Después del primer día, el Festival comienza a coger cuerpo y carácter en una edición estimable,de momento, entre óperas primas de lujo,un par de autores consagrados,dos obras maestras del terror pop y una generación emergente de mujeres para la historia,donde destacan Sophie Heldman y Elena Trapé( de ambas hablamos en nuestra nueva entrega de críticas virtuales).

En general, los malos del augurios de la jornada inaugural se disiparon,gracias al advenimiento de las buenas noticias para el séptimo arte, de la mano de los mejores exponentes y cultores del oficio,invitados a formar parte de la selección oficial. Nos referimos al caso del realizador de «I Saw The Devil» y del director de «Buried», así como del genio detrás del brillante documental sobre el modisto Yves Saint Laurent, cuyo argumento deconstruye el mundo del fashion y del arte contemporáneo, bajo la perspectiva de los herederos de su legado. Especuladores de oficio al servicio del mercado de las subastas.

Varias son las tendencias definidas por la competencia: la hiperviolencia(con ecos sociales, políticos y existenciales), la muerte, la represión, los conflictos de paternidad,los caminos de la no ficción(apolítica y transpolítica), la memoria revisitada, el feminismo y la lucha por la indedependencia personal. Parte de ello se huele en «Colours in The Dark» y «Blog», sendos filmes concebidos con inteligencia y sutileza.

De cerca, tuvimos la opotunidad de ver a Raya Martin, Pablo Trapero y al resto de los miembros del jurado. Derrochan simpatía y humildad, aunque su juventud hace sospechar por la consistencia de sus decisiones como gremio a corto plazo. Ojalá prive la razón entre ellos, y no la concesión con el régimen de las mayorías silenciosas.

A grosso modo, El Festival proyecta una imagen demoledora y pesismista de la época actual, caracterizada por el sentimiento colectivo de vacío, la necesidad de romper moldes y la búsqueda de redención ante el descalabro de las utopías.La tristeza y la melancolía bañan a la pantalla con sus luces y sombras, de sangre, sudor y lágrimas. Por fortunda, siempre queda espacio para la felicidad legítima y modesta. Las niñas asisten a su ritual iniciático en un barco de quinceañeras y los viejos salen de copas a divertirse y bailar en un deselance alemán, romántico y desgarrador.

Lo peor, sin duda, son nuestros antipáticos colegas convertidos en zombies y en caricaturas de sí mismos. No intercambian palabra,andan todo el día amargados con la vida y les cuesta salir de su zona de confort, de su concha(y no precisamente de oro). De broma aplauden,tampoco abuchean y si acaso, sólo les interesa cubrir la última nota o rueda de prensa, para irse a descargar con el teclado y a dormir. Ahoran andan a la greña detrás de Julia Roberts, como moscas alrededor de los desperdicios tóxicos de Hollywood. Y encima, el Festival los estimula y los aupa al concederle a ella un premio honorífico.Pero en fin.Ya se lo pueden imaginar.

Para rematar, se nos derrumbó el mito de Carlos Heredero. El hombre es un pesado, como la mayoría de su especie, y le pagan para defender bodrios infumables como «El Gran Vásquez», a costa del menor asomo de experimentación.Es el perfecro torquemada e inquisidor del gusto de las corporaciones y de las distribuidores de churros.Entierra lo distinto, lo diferente, mientras glorifica la mediocridad y el lugar común de Santiago Segura. En suma, es peligrosamente conservador y reaccionario desde sus páginas y columnas. Es una pérdida lamentable, porque escribe de maravilla.

En respuesta, nosotros celebramos la diversidad y la apertura para con nuestros horizontes latinos. San Sebastián sigue siendo la gran puerta de Europa para la industria de América Latina. Desgraciadamente, Venezuela brilla por su ausencia.

Sea como sea, vinimos para constatar un fracaso y un declive anunciado. Sin embargo, hemos contemplado una pequeña resurrección con aires de esperanza. Arribamos con prejuicios de toda índole. Regresaremos con la constatación de la persistencia y la resistencia del Festival, a pesar de los embates de la crisis.

Mañana,si dios quiere, continuaremos.

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