Yo sabía que la gente vería lo que quiere ver, lo que necesita creer para reafirmar sus distorsiones de la realidad. Sin embargo, míremos bien la situación.
1. La «crisis ecuatoriana» se desata porque la Asamblea Nacional aprueba la eliminación de incentivos a los policías.
2. Es un grupo de policías rebeldes los que se amontinan e intentan alcanzar al jefe de estado legítimo. Que sea amigo de Chávez o no, que reciba petrodólares venezolanos es absolutamente irrelevante; venezolanos de ambos bandos, dejen el protagonismo egocéntrico que este es un asunto interno relacionado con policías y gobierno; ni Venezuela, por un lado, o «el imperio» por el otro participan de este culebrón tercermundista.
Más aún, ¿no sigue este fenómeno la misma estructura del caracazo? (guardando las distancias y, por supuesto, las proporciones).
1. Carlos Andrés Pérez aprueba un paquete de medidas impopulares.
2. Un grupo que se alza dando rienda suelta a esa pulsión autodestructiva que arrasa en la medida en la que pretende «resolver» el problema.
¿Ya ven el cuadro? Lo que pasa en Ecuador no es ningún 12 de Abril, alucinados de yerbamala. Se parece más bien al Caracazo, en versión famélica. Correa, y al menos así lo justifica él, implementa las medidas para sanear el cuerpo policial y reestructurarlo, hasta donde dice, dentro del marco de la legalidad y el reforzamiento de las instituciones existentes. Igual que Carlos Andrés Pérez, tratando de eliminar la inmoralidad de una gasolina más barata que el agua. Obvio que hay otras consecuencias, como las hay en la decisión de Correa, pero eso no quita que, en lo esencial, sean lo mismo: acabar el paternalismo de estado.
Con todo esto, es claro que al Chávez ecuatoriano hay que buscarlo no en el gobierno, sino tras bastidores. Correa lo sabe y por eso, creo yo, su célebre ‘no habrá perdón ni olvido‘. Su deber ahora es mantener la constitucionalidad y el hilo democrático, no sea que en unos años un cabeza de bota se crea la reencarnación de la Pachamana y ofrezca una solución fantasiosa y ridícula que haga que lo sigan las masas.
Los venezolanos no hicimos lo mismo en su momento. Por perdonar y olvidar estamos en medio de este entuerto.