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El rol de la izquierda en Venezuela ¿hay realmente izquierda en el país?

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En  meses pasados publiqué un artículo en el que esbocé a grandes trazos el desempeño de la llamada izquierda en nuestro país.  En ese momento, no faltó quien ante el evidente panorama polarizador me tildara de anarquista por “no fijar posición”.  Hoy, me gustaría aclarar esto:  No colindar con la derecha venezolana, agrupada en la MUD; ni con el proyecto militarista-stalinista caribeño del PSUV, no significa No tener una posición. Ser anarquista no significa “No tener posición”.  Al contrario, la es y muy radical aunque no pertenezco a ella.

De modo que aquellos que tengan un campo perceptivo tan estrecho que les impide ver más allá de estas dos opciones, les recomiendo de antemano, ahorrarse la lectura de este artículo.  No les interesa leerlo ni a mí tampoco sus comentarios.  No pretendo convencer a nadie, ni quiero que me traten de convencer.

El propósito de estas líneas, más allá de descubrir el horroroso camino de los adecos, PJ, Corinas Machados, Opusdeístas y etc (realmente esa gente No me interesa)  es la develar los vicios que han venido surgiendo en el chavismo desde el mismo momento en que su líder misógino se erigió como único y eterno.  ¿No fue esto lo que hizo la cuarta república? ¿no fue la falta de relevos el propósito de CAP y Caldera que desembocaron en el liderazgo resentido de Chávez?   Ojo, resentimiento que compartí en su momento y por el cual, repruebo la gestión actual.

Pero al grano, pues aunque el debate da para discutir muchas aristas, hoy sólo me dedicaré a una:  La diputadura ganada por Roger Cedeño Lara, asesino de la masacre de Cantaura (1982) en el circuito 2 de Guárico, que fue avalada por el PCV y ahora por las no menos contundentes declaraciones de Elías Jaua a Sebastiana Barráez.

El Sr. Cedeño participó de manera directa en la masacre ocurrida el 4 de octubre de 1982 en Cantaura, Anzoátegui.  En ese momento, decenas de efectivos militares atentaron contra la vida de decenas de ciudadanos pertenecientes al partido Bandera Roja, que se hallaban reunidos en discusión de si asumían o no la bancada civil.    José Vicente Rangel, quien ahora hace mutis mutandi, declaró en el entonces una gran verdad:  “El hecho fue un acto de barbarie, absolutamente condenable”.

El procedimiento (muy semejante a las tácticas de Uribe) está debidamente documentado, así como la participación del piloto Cedeño Lara que apoyaron escupiendo parriba, la gente del Partido Comunista de Venezuela.  

Pero lo grave no es sólo que Roger Cedeño Lara sea apoyado por un sector que se erige de “izquierda” en Venezuela.  Lo más grave son las declaraciones que recientemente da el Vicepresidente de la República Bolivariana, un chico tirapiedras de la Universidad Central con gran historial de ascenso social: el Sr. Elías Jaua a la periodista Sebastiana Bárraez. 

Cito aquí preguntas y respuestas:

-¿Entonces, cómo es qué un gobierno identificado con el respeto a la vida y calidad humana, postula como diputado por Guárico a un oficial que participó en la masacre de Cantaura, como el general Cordero Lara?

-Bueno, yo he escuchado eso de que él participó. No estamos en situación de comprobar que él actuó en la masacre. A un piloto lo mandan a un objetivo determinado. Los responsables de ordenar la masacre, están precisamente del lado de la mesa de la ultraderecha; no creo que ese sea un parámetro de comparación. La MUD sí tiene un candidato en el Zulia, el comisario Mazuco, violador sistemático de derechos humanos.

-El caso de Mazuco es casi el mismo de Cordero Lara. No me digas que quien cumple órdenes está exento de responsabilidad.

-No conozco exactamente el caso de la actuación del Gral. Cordero Lara en Cantaura. Ahora un piloto de aviación no necesariamente conoce el objetivo que tiene que bombardear. En todo caso el Gral. Cordero Lara fue electo por las bases del PSUV y contra él no pesa ningún juicio.”

Esta declaración apunta a un precepto de impunidad harto argumentado por las derechas más cruentas de América latina: el de “la obediencia debida”.  Si el Sr. Cordero no es culpable por acatar órdenes de matar y sí quiénes lo mandaron a cometer el crimen, ¿quiere decir que los milicos que mataron a cientos de personas en El Caracazo son inocentes?

¿Será bajo este argumento que hasta la fecha no hay ningún preso por tan cruenta masacre?  ¿Será que el gobierno bolivariano va a seguir metiéndonos gato por liebre al tener entre sus altos funcionarios a los asesinos de un suceso que los llevó al poder?  Insólito.  Es pagar y darse el vuelto mientras los ilusos juran que estamos haciendo la Revolución de Octubre.

¿De verdad, ante la nueva ley de alistamiento militar, vamos a seguir en el juego ciego de una seudo izquierda retrógrada (que por cierto, bastante daño le hizo a la izquierda) en detrimento de nuestro sueño de inclusión y equidad?  ¿Qué democracia, entendiéndola como equidad, puede existir con milicias armadas, con funcionarios del sueldo de Tibisay Lucena y las miserias de nuestros trabajadores? ¿Será posible que avalemos que a nuestra gente se les caiga la casa en un aguacero y pierdan todo mientras Chávez les ofrece un crédito de línea blanca? 

La arremetida contra la clase obrera sigue y no para.

De verdad, señores, los resultados de estas elecciones lejos de alegrar sólo avizoran un profundo barranco.  Si antes pensaba que el propósito gubernamental era sólo ranchificarnos, ahora veo el panorama como el de Carapita:  Con casas de bloque arrasadas por un aguacero que nos lleva a la damnificación.  Y todo avalado por quienes ayer decían luchar contra esto.

Sencillamente, lamentable nuestro nivel de ignorancia y lo que a los trabajadores, espera.

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