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HatillArte 2010:Otro Deja Vu Por el Medio de la Calle


Advertencia, el siguiente artículo no será del gusto de los organizadores, curadores y alienados consumidores de la iniciativa. Si usted quiere un derecho a replica, publíquelo directamente en el foro de comentarios o en mi muro de Facebook,pero por favor absténgase de escribirme correos pavosos y larguísimos para pedirme rectificaciones en mi opinión porque yo no soy un periódico o un canal de televisión.

Simplemente escribo columnas para la red social con el ánimo de despertar la discusión y el diálogo. También olvídense de mandarme anónimos y cartas de amenaza porque tampoco las respondo y menos tengo tiempo para leerlas. Como Luis Yslas, yo no creo en guapos de teclado incapaces de firmar sus sentencias lapidarias con su nombre y apellido.

Ahora bien, si les interesa descubrir el lado oscuro del corazón del fenómeno, sin miedos y prejuicios, pues pueden pasar con toda confianza. Duelale a quien le duela, aquí voy.

Posiblemente,lo mejor del evento urbano de la noche de ayer sea la ocasión de reencontrarse con viejos conocidos y de hacer nuevas amistades, más allá de los límites de la internet, donde abunda la hipocresía y la falsedad. Sólo por vernos cara a cara, tomarnos una birra en la acera, vacilar con los panas ocasionales y disfrutar de la creatividad espontánea de la gente al aire libre, debemos celebrar el montaje y la puesta en escena del suceso. Caracas lo necesita con urgencia para salir del círculo vicioso de la intolerancia, la inseguridad y la violencia. Refugiados en la comodidad del hogar, no vamos a solucionar absolutamente nada. Por ende, el hecho de estimularnos a romper con nuestro conformismo sedentario, justifica la impronta del acontecimiento cultural. Así, crecemos como sociedad, fortificamos los lazos comunitarios y emprendemos la aventura del descubrimiento de la otredad en plena vía pública.

Por desgracia, las fuentes de acceso al lugar de recreación son complicadas y difíciles. Llegar en Metro es imposible,el Taxi no es una opción por lo caro y los autobuses escasean,por decir lo mínimo,aunque para mí brillaron por su ausencia. De tal manera, cubrir la ruta es una tarea cuesta arriba para una persona pobre o carente de recursos económicos. En consecuencia, el arribo al sitio se puede convertir en una carrera de obstáculos para propios y extraños. Primera condición y restricción:es indispensable subir con vehículo automotor de cuatro o dos ruedas. De lo contrario, comienzan los problemas(la logística para estacionar el carro es un desastre. Hay embudos y tráfico absurdo para entrar y abandonar el barco).

En tal sentido, dejamos por fuera a cientos de cientos y lejos de acortar distancias,profundizamos en la brecha del sectarismo de clases,al punto de abrir fracturas y zanjas en la ciudad,poco perceptibles para los invitados de honor,pero evidentes para los miembros de la periferia,para los marginados de costumbre.

El reto para la próxima es buscar la manera de incluirlos a ellos. Si cabemos todos, ganamos todos. De persistir la separación y la división, se consolidará el imaginario del apartheid,de la fiesta semiprivada y de la verbena cool, cuya entrada se reserva el derecho a la admisión para chicos pijos y niñas lindas de la clase media o alta. Concepto boliburgués de romería adeca,cero positivo. Ya basta de erigir fronteras en nombre de la redención a través de la ilusión estética. Es el inconveniente de la FIA y de la mayoría de las ferias de hoy en día, a ambos lados del espectro.
En efecto, HatillArte es una confirmación palpable de la regla, a pesar de sus muy buenas intenciones. No en balde, parece reinar y recibir aliciente una actitud pasiva y de contemplación acrítica de compra y venta en Centro Comercial, de cara a los performances y a las piezas en exhibición. El público deambula un tanto desorientado por un circuito consagrado,casi en su totalidad, a la proyección de propuestas ingenuas, descafeinadas, políticamente correctas y hasta brutalmente kistch, bajo la conducción de una serie de coleccionistas con criterios desfasados y complacientes,salvo por algunas excepciones a destacar. Por ejemplo, reivindicamos lo visto en «Galeria 39» por fungir de antítesis y resistencia a la hegemonía del lugar común, el cliché decorativo y la formulita anodina, auspiciada por el entorno.

En la acera, Gaudi Esté elevó el nivel de la competencia y de la muestra con la intervención de uno de sus Caballos mutantes al borde la plaza central. De igual modo, distinguimos el acabado gótico y espectral de un alucinante muñeco de cuerdas en una esquina, a la usanza de un fantasmagórico espantapájaros extraído de una viñeta de Tim Burton, a la escala de «Nine».Lamentablemente, fueron aciertos esporádicos, pequeños oasis en medio de un desierto de nimiedades y cursilerías de antología.Incluso, patrocinadas por la impertinente e invasiva firma comercial de materiales de construcción Dimeca.

Yo entiendo el tema de la crisis y la depresión. Comprendo la urgencia de arrastrar anunciantes.Sin embargo, su figuración publicitaria no debe opacar el desempeño y el trabajo de los expositores convocados. De ahí acabamos por legitimar practicas cuestionables como el conflicto de interés,la propaganda y la autocensura.Verbigracia, la apartada y escondida contribución de un grupo de graffiteros conformistas y reaccionarios, a la retaguardia del gremio dentro y fuera de Venezuela. Extrañamos a Ergo,a Flix y a la santa lucha de Hase. Idéntica sensación al colocarnos delante de esculturas de Lobby de Hotel(si acaso) y de videos de nulo alcance. Si me lo preguntan, a «HatillArte» le faltó garra y osadía. A su lado, «Por el Medio de la Calle» es un happening iconoclasta,provocador y desafiante.
Por supuesto, la prensa mainstream,con vínculos en el ramo, aplaudirá a rabiar desde la inconsistencia y la solidaridad automática. Allí no hay espacio para la deconstrucción seria.

En resumen, fuimos con expectativas y regresamos decepcionados al constatar la reiteración de ideas trilladas y anacrónicas, funcionales y adecuadas para darle tráfico a un Mall de capa caída. No para transformar un área turística de la capital en un parque temático de emociones efímeras, en beneficio exclusivo del bolsillo agujereado y diezmado de un puñado de galeristas equivocados.

Ojalá los artistas dignos y de verdad, tomen nota y cartas en el asunto.Esperemos cambios sustanciales para la edición del 2011. Será la única forma de borrar el trago amargo de la cita del 2010,abocada a la glorificación de cuanta ridiculez existe en el mercado. Léase cuadritos impresionistas para colgar en la oficina, estatuas de pésimos imitadores de Cornelis Zitman, copias a diestra y siniestra del catálogo demode de nuestro realismo mágico y una generosa oferta de cachivaches de diseño new age con la respectiva sobredosis de colores chillones. Ni hablar de la participación de anfitrionas,payasitos y musiquillos trasnochados de la década de los ochenta y más atrás.Las guindas de una torta con sabor y olor a pasado, a patinata de navidad,a feria del Ateneo en diciembre, a FITVEN chavista, a libro de texto, a cartelera escolar, a ritual de solemnidad demagógica, a deja vu.Escapismo y evasión al por mayor.

Raspadísimo en la boleta.

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