Tener la vida, el aguante,
contigo en el costado débil del pecho
en donde las palabras se hacen reales
y floreces como espíritu del desierto.
Cuántas veces podemos morir en el imperio
algún día esto se acabará,
seremos nosotros mismos
y las señales dirán
que siempre fue un sólo camino,
una gran tormenta en el corazón
de lo que veíamos esconderse a lo lejos.
Es que ahora me falta algo,
poder reconocer a este tipo del espejo,
la paz de mis amigos…
Cuánto más debemos viajar
para saber lo que las viejas palabras quisieron y no pudieron decir,
para poder ver la luz de las cosas rotas
esta vez llenar nuestras manos.