Ayer asistimos a un par de exposiciones colectivas.Una en la Galería La Cuadra(Not Made in China), la otra en Los Galpones de Periférico Caracas(Didácticas).
Entre ambas pudimos descubrir varias afinidades y constantes,a pesar de sus notables diferencias de montaje y aunque la primera es de menor escala frente a la segunda.
Sin embargo, las dos comparten autores,firmas,sellos conceptuales y marcas de identidad.
Así, los nombres de Meyer Vaisman,José Antonio Hernández Diez, Luis Molina Pantin y Alfredo Ramírez, repercutían de espacio en espacio, de muestra en muestra, como un hilo conductor invisible,sintomático de los tiempos. Además de ellos, cada quien exhibía piezas de notable calidad, impecables desde su acabado estético hasta su diseño conceptual.Muchas de las obras expuestas, por no decir todas, ya forman parten de nuestro patrimonio histórico contemporáneo, relegado por la cultura oficial.
En tal sentido, cobra fuerza y significado el hecho de realzarlas y volverlas a sacar del archivo en sendas retrospectivas colectivas,donde el trabajo de la curaduría luce también acertado en la manera de orientar al público a través de la organización del contexto,del caos sistemático.
De la Cuadra a Periférico, percibimos la necesidad de reivindicar las colecciones abiertas en paralelo ante la desidia,la indiferencia y la exclusión de la red de museos nacionales,cuyos archivos caducos todavía siguen a la espera de actualizarse, de ponerse al corriente de las vanguardias y las retaguardias posmodernas.
En consecuencia, nos deleitamos al reencontrarnos con las clásicas investigaciones de Daniel Medina, de José Gabriel Fernández, de Alexander Apóstol, de Luis Salazar, de Mauricio Lupini, de Ángela Bonadies,de Mariana Bunimov y de Juan José Olavarria, sólo por nombrar a un grupo.
Del lado de Periférico, se busca una aproximación didáctica del pasado y el presente de la estética criolla, al aprovechar la figura de Claudio Perna como eje, como bisagra del ayer y del ahora. En La Cuadra, el interés radica en congregar a nuestros “cuarto bates” para estudiar su vigencia en el 2010.
Al finalizar el recorrido, surgieron en nosotros pensamientos encontrados, al ser testigos de una película repetida o reciclada por medios distintos.
La principal crítica reside y nace al momento de descubrir el aire de deja vu.La mayoría de las piezas nos remiten a exposiciones individuales y colectivas de temporadas precedentes.
Juntas o por separado, nos hemos cansado de verlas y de admirarlas. Insistimos, no tenemos nada en contra de ellas. Pero a golpe de rebobinarlas continuamente, le vamos perdiendo el gusto original y se nos convierten en fotos fijas. El efecto no es el mismo por más empeños en distribuirlas y recuperarlas de forma diferente.
Por consiguiente, saltan de inmediato las preguntas incómodas: ¿hay avance real o retroceso?¿Predomina el estancamiento o se despliega la evolución?¿Encontramos la esperanza de futuro o la pesadilla del punto muerto?¿Salimos del círculo vicioso? ¿Se incluyen a las generaciones de relevo?¿Vislumbramos conformismo o inconformismo? ¿Es un arte de resistencia al poder, de reafirmación del mercado o de respeto reverencial en inaguraciones tipo chic?¿Traspasa las fronteras de su entorno social?
Aguardamos por sus respuestas en el foro de comentarios.
