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Hacia el McCarthismo del siglo XXI

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«El término «macarthismo» ha sido empleado como sinónimo de «caza de brujas», para referirse, en general, a cualquier actividad gubernamental dirigida a suprimir puntos de vista políticos o sociales no favorables, a menudo limitando o suspendiendo derechos civiles alegando la necesidad de mantener la seguridad nacional».
(http://es.wikipedia.org/wiki/Joseph_McCarthy)

«Un gobierno de oposición sería vender el país, eso no lo va a aceptar la FAN [Fuerzas Armadas Nacionales]» (General Rangel Silva).
El Senador McCarthy estaba convencido de luchar por «los verdaderos valores» norteamericanos y por evitar la «invasión roja» que inflitraba a los Estados Unidos con comunistas.
El General Rangel Silva está convencido de luchar por «los verdaderos valores del pueblo» venezolano y subraya que las Fuerzas Armadas no tolerarán «que se venda al país» (al Imperialismo, por supuesto. No a China).
En dicho caso, creo que deberíamos reescribir esto:
Articulo 328: La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo con esta Constitución y con la ley. En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna. Sus pilares fundamentales son la disciplina, la obediencia y la subordinación».

Y esto:
«Artículo 330: Los o las integrantes de la Fuerza Armada Nacional en situación de actividad tienen derecho al sufragio de conformidad con la ley, sin que les esté permitido optar a cargo de elección popular, ni participar en actos de propaganda, militancia o proselitismo político».
Para incluir el comité de militares sabios (valga el oximorón) quienes evaluarán, una vez realizadas las elecciones por el CNE, si el candidato o candidata, miembro o miembra, del próximo o próxima ejecutivo o ejecutiva, responde a los «verdaderos intereses del pueblo» o «va a vender al país (a alguien malo)». Saben, porque ¿quién más capacitado para hacer análisis politológicos y de relaciones internacionales que un uniformado?

McCarthy, en su «cruzada anti-comunista» (que sólo existía en su cabeza) terminó lanzando al exilio (entre otros), a Charlie Chaplin. La respuesta de Chaplin la encuentran en la película «Un rey en Nueva York», específicamente en el monólogo que su hijo hace sobre la libertad.

En el caso venezolano, ¿se puede interpretar la declaración de Rangel Silva como otra cosa que una advertencia de golpe de Estado? Me cuesta creer que cuando los militares «no toleran» algo, lo manifiestan sacando tierrita y haciendo pucheros en una esquina.

Me parece entonces fabuloso que McCarthy-Silva nos proteja de nosotros mismos y del engaño de la propaganda Imperialista, igual que el Senador norteamericano protegió a los gringos de películas como Tiempos modernos. Es gratificante saber que, si más del 50% de los electores venezolanos se dejan timar por «la ultra derecha» (whatever that means), nuestro McCarthy-Silva nos salvará antes de que nos demos cuenta (se lo agradeceremos más tarde).

Es más, General Silva (y sé que lo estás pensando, pillín), ¿por qué no perseguir a los vendepatria in embryo, es decir, antes de que tengan la posibilidad de pasar a la acción? ¿No sería esto más sano –y democrático-, que estar esperando a que engañen al pueblo y luego tener que dar un golpe de Estado para rectificar el rumbo nacional?

Alguien tiene que dar este importante (e imprescindible paso). Es por ello que me propongo yo mismo como Presidente de la comisión de actividades anti-nacionales. Por supuesto que haremos juicios abiertos –respetamos los derechos de todos, ¿eh?-, y daremos la oportunidad a los hijosdeputa infiltrados de defenderse. Las reuniones podrían llevarse a cabo en la Asamblea Nacional, frente a las cámaras (para que todo el pueblo vea cómo lo defendemos), y así podríamos citar a los traidores para preguntarles:
-Señor Lorenzo Mendoza, ¿es usted o ha sido en algún momento, un vendepatria? ¿Por qué habla inglés, no le gusta el español? ¿Cuántos CDs de tambores venezolanos tiene en su casa? ¿Ha probado alguna arepa que vaya más allá de la de jamón y queso (orejas de cochino, por ejemplo)?

De la decisión del comité saldrá la sentencia al exilio (no somos bárbaros como para fusilar gente, somos una democracia, qué pasa), a menos que el implicado firme un papel negando toda colaboración antinacional y atentado a los valores patrios. El implicado deberá luego bailar el tamunangue mientras viste un traje de burriquita, atrapar un cochino engrasado, citar de memoria alguna copla llanera (NO de Simón Díaz, el traidor ése) y preparar una totuma frente a la comisión.

Sólo así haremos avanzar la democracia en Venezuela y sacaremos a los traidores vendepatria.

Hasta la victoria, siempre.

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