Ayer domingo, Mario Vargas Llosa volvió a publicar un artículo frívolo y pueril sobre el terrorismo,donde reafirmó el carácter superficial y maniqueo de su ideología, bendecida ahora por la academia sueca del premio Nóbel. Lástima por quienes todavía depositan su confianza en la prosa del escritor peruano,quien maneja una visión de mundo como de alumno de la secundaria y ni siquiera.
Según su punto de vista reduccionista, el terrorismo vino a sustituir al comunismo como problema y amenaza del tercer mundo,después de la caída del muro de Berlín y el fracaso del modelo de Francis Fukuyama del fin de la historia.
A partir de entonces,asegura el insufrible autor, los estados comenzaron a perder soberanía y dimensión humana, para defenderse de los malucos y de los villanos de la partida. Por tanto, al parecer del embustero compulsivo, así se justifica la impronta de Abu Grahib,del Gran Hermano y de la instauración global de un gobierno policial, bajo el amparo y la excusa de protegernos de los nuevos comanches.
Hay mucho de película de vaqueros en el análisis del personaje en cuestión. Por ende, queda reconfirmada su óptica neocolonial, reaccionaria,conservadora y etnocéntrica de los problemas internacionales.
Otra vez se pone del lado de los poderosos y busca la manera de justificarlos, en un esfuerzo patético y siniestro por lavarle el rostro a los responsables de la erosión de nuestras libertades democráticas,desde el once de septiembre en adelante. A su lado, hasta Michael Moore es un tipo lúcido y acucioso.
Para Mario Vargas Llosa, el terrorismo nace por generación espontánea y además es de reciente data. No tiene razón de origen, ni explicación y apenas se puede conectar con el precedente histórico de los pilotos kamikazes de la armada japonesa.
En el esquema del sacrosanto “señor de las letras”, no existe el terrorismo de la bomba atómica, el terrorismo del Tea Party, el terrorismo de las ligas de la decencia, el terrorismo del Ku Kux Klan, el terrorismo de la resistencia francesa ante Hitler, el terrorismo del anarquismo italiano y alemán de posguerra, el terrorismo del IRA, el terrorismo de ETA, el terrorismo de Sendero Luminoso, el terrorismo de Carlos,Pompeyo y Teodoro. No señor.El terrorismo lo inventó Osama Bin Laden y explica por sí mismo la devastación de un país como Irak.
Olvídate entonces de Wikileaks. Los videos filtrados de las operaciones encubiertas y las ejecuciones sumariales del glorioso ejercito americano en medio oriente, son mentira. Máximo responden como error y defecto a las presiones ejercidas por el terrorismo.
En realidad, cada vez me siento más alejado y decepcionado de un escritor como Mario Vargas Llosa. Por eso, no pienso gastarme un centavo en comprarme su última novela.Sería el colmo de la contradicción,una hipocresía.No me interesa financiar y apoyar la cruzada moral de semejante caballero oscuro.