Hollywood le declara la guerra a Facebook. Ya antes lo había hecho con los afroamericanos, los apaches, las mujeres y los jóvenes.Tradicional fobia a la diferencia,a los mutantes y a los supuestos bárbaros(terroristas)al ataque.Luego los terminará por cooptar,contratar y deglutir.
Ahora el enemigo número uno es la red social, el nuevo mal encarnado sobre la tierra. Después irán por Julian Assange en la película de espionaje, “Wikileaks The Movie”, la historia personal del ascenso y la caída del último pirata informático de la red, bajo la inspiración de los clásicos arquetipos de la maldad para la meca, según el manual de la mitología postjungiana de Jospeh Campbell, versión Aaron Sorkin inspirado el libro «The Accidental Billionaires», donde el morbo y el oportunismo editorial definen la agenda de la biografía sensacionalista al uso.
Así, Mark Zuckerberg es el candidato perfecto para convertir en el chivo expiatorio de la semana, a través de una película tan maniquea como moralista, cuya virtud es contar en la dirección con la figura de David Fincher, suerte de alumno aventajado de la generación “consparanoica” de los setenta, desde la perspectiva posmoderna de un revisionista de los géneros canónicos.
Hasta el momento, rinde sus mejores frutos en el seno de la tragedia griega neonoir, al estilo videoclipero y contestatario de “Seven” y “Club de la Pelea”, porque de resto despierta sospechas en el melodrama épico y el film académico.
Aunque poco a poco, su visión apocalíptica tiende a ser integrada e instrumentalizada por los estudios, para calar en el mercado de la resistencia, la desconfianza y el descontento. No en balde, él es un caso emblemático de la contracultura como negocio y la rebeldía en venta.
De hecho, “The Social Network” es su película más contenida y la menos arriesgada en lo formal, salvo por algunos destellos de locura con la fotografía y el montaje, ubicados en segmentos estratégicos del metraje.
Lo demás es plano, rutinario y predecible como la estética de un comedia teenager en fraternidad(censurada).
Incluso, hay mayor vuelo creativo en el empaque de la también conservadora, “500 Days of Summer”. Ni hablar de las comparaciones con el Van Sant de “Elephant”, “Last Days”,”Paranoid Park” y “Gerry”, cintas modélicas y vanguardistas en la representación de la soledad, el hastío y el vacío existencial de la adolescencia americana.
Por ello, el perfil del protagonista de “The Social Network”,me resulta unidimensional, binario y esquemático. Es un resumen de los complejos del manual de Freud para Dummies de la industria: sufre por abandono edípico, por rechazo del ser amado, por exclusión de su entorno, por carecer de afecto, por envidia, por sentirse como una cucaracha en baile de gallina, por tener problemas para ligar, por despecho,por combinar delirios megalómanos con síntomas de patología narcisista.
En consecuencia, busca compensación por su sentimiento de inferioridad congénita y la encontrará al descubrir la clave del invento del siglo XXI, Facebook. Allí descubrirá la formula del éxito y la llave para entrar al selecto grupo de los ricos y famosos, al costo de perder a sus verdaderas amistades.Fin del cuento, de la fábula, de la ficción.
¿Cuál es el escándalo, cuál es la diferencia, cuál es la revelación? Todavía no lo entiendo.
En cualquier caso, por tratarse de un pieza del autor de “The Game”, la película se presta al juego de la libre interpretación.
Por un lado, la apreciamos como una metáfora de la deshumanización colectiva, producto de la emergencia de las plataformas mediáticas en boga, capaces de alentar la fiebre por la comunicación global,al precio de desconectarnos y aislarnos del entorno inmediato.
Tesis vieja, por cierto, y perteneciente a la caduca visión del tópico por parte de la escuela de Frankfurt.El maestro Adorno celebraría el guión de pie.Ergo, seguimos creyendo en la amenaza del poder alienante de la caverna de Platón.
Ahí se cae el tono edificante de Fincher,pues peca de aleccionador, pacato, puritano, reduccionista, simplificador y reaccionario. Umberto Eco no le daría la menor importancia a su mensaje pesimista,alarmista y satanizador, tipo el asesino de “Zodiac” conoce y controla a la net. ¿Se entiende el arcaísmo,el anacronismo?
Por el otro, consideramos oportuno el aporte de analizar los alcances y las limitaciones de la educación superior, en la era de esplendor del capitalismo de crisis y el darwinismo de sálvense quien pueda. Aquí la lectura del realizador oscila entre lo ambiguo y lo redundante, al concentrar y sublimar su crítica en un personaje de la superestructura.
Con todo, la denuncia acaba por salpicar al estado, a la burocracia estudiantil, a la élite de los bobos en el paraíso, a la realidad del surgimiento de los pioneros empresariales del tercer milenio, a quienes se desnuda y se exhibe en paños menores, al margen de concesiones.
Los contemplamos en su miseria,en su hundimiento, en su falta de escrúpulos, en su misantropía, en su machismo, en su hipocresía,en su sexismo, en su misoginia, en su manera de cosificar al semejante al extremo de robarle su identidad.En suma, un brutal espejo de nosotros mismos,de nuestro autismo virtual.
Por desgracia, la película le sirve a Hollywood para lavarse la cara,desviar la atención y demonizar a la competencia, robándole su audiencia cautiva.
De tal manera, “The Social Network” constituye un acto de piratería,de venganza y de pillaje intelectual.
El mensaje entre líneas es obvio: cuídate Mark Zuckerberg, no te metas con nosotros. Te tenemos vigilado,conocemos tu vida y de paso la hacemos pública en una película, como tu haces con cada uno de tus millones de clientes.
Mientras tanto,el expendiente negro de los señores de las sombras, permanece oculto en los archivos, tras robar,plagiar y usufructuar derechos ajenos de propiedad,durante décadas.
Los dueños de las majors son intocables. David Fincher lo comprende y lo asume con resignación. Por eso firma con su puño y letra, “The Social Network”.
¿Se lo imaginan haciendo lo propio con los jerarcas de Sony,Viacom,Time-Warner y Disney? Negativo el procedimiento. Guste o no, le corresponde ser un títere de una operación corporativa y lucrativa de un trabajo de “Inception” comercial.
Una transfusión de sangre para un monopolio en terapia intensiva, en vías de decadencia.
La recompensa del Oscar viene pronto.
¿Es la Ciudadano Kane del 2010?Olvídenlo.Figura por detrás de una cola de títulos.
Por decir lo básico,la “Network” de Sidney Lumet le proporciona una soberana paliza.